CRÍTICA: 'CHAIKA'

Los restos del imperio

Una imagen de 'Chaika'.

El cine español tiene a veces estos caprichos del destino: en apenas siete días se estrenan dos producciones nacionales de bajo presupuesto, preparadas durante cuatro años con infinita valentía y extraordinaria labor de producción, filmadas en antiguos territorios de la extinta URSS, y con sendos cosmonautas soviéticos como punto de partida de sus historias. Y, sin embargo, qué distintas son en tono, maneras y objetivos El cosmonauta y Chaika, segundo largo de Miguel Ángel Jiménez, rodado en Georgia y Kazajistán, y centrado en una prostituta kazaja que busca su lugar en el mu...

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El cine español tiene a veces estos caprichos del destino: en apenas siete días se estrenan dos producciones nacionales de bajo presupuesto, preparadas durante cuatro años con infinita valentía y extraordinaria labor de producción, filmadas en antiguos territorios de la extinta URSS, y con sendos cosmonautas soviéticos como punto de partida de sus historias. Y, sin embargo, qué distintas son en tono, maneras y objetivos El cosmonauta y Chaika, segundo largo de Miguel Ángel Jiménez, rodado en Georgia y Kazajistán, y centrado en una prostituta kazaja que busca su lugar en el mundo mientras los ideales comunistas alrededor de la mujer (al menos, los teóricos) se han transformado en un charco de degradación y machismo.

“Somos la linde del mundo, su llanura y su final. Somos su vertedero”, viene a decir la voz en off de la película en un par de ocasiones. Menudos lugares: barcos desvencijados con tornillos a punto de estallar; una aislada cabaña en la estepa, colindante con el territorio donde suelen caer los restos de satélites y cohetes lanzados al espacio. Chaika, que toma su nombre del apodo de la primera cosmonauta soviética, Valentina Tereshkova, y que sirve a Jiménez para establecer el imposible paralelismo entre dos mujeres antagónicas en dos tiempos radicalmente opuestos, es un trabajo febril y, para bien y para mal, festivalero. Árida como su ambientación, y de compleja estructura en la que sólo al final se adivinan sus dos tiempos (y no, como parecía, sus dos tramas), la película es potente, difícil e imperfecta, pues la graduación de su ritmo a veces parece deliberadamente ardua. Aunque, eso sí, es una obra que se huele, y esa es una gran virtud, a pesar de que su olor, a vodka y desgracia, a semen y degeneración, a sudor y ruina, a nieve embarrada y desesperación, no sea el más agradable de la tierra.

CHAIKA

Dirección: Miguel Ángel Jiménez. Intérpretes: Salome Demuria, Giorgi Gabunia, Aytuar Issayev, Andro Sarishvili, Maka Shalikashbili. Género: drama. España, 2012. Duración: 100 minutos.

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