Un grupo de científicos alerta contra el “exceso de confianza” en la captura del CO₂ para revertir el calentamiento
30 expertos advierten de los daños irreversibles de rebasar los 1,5 grados de aumento de la temperatura aunque luego se vuelva a bajar de esa barrera
Un grupo de 30 científicos ha publicado este miércoles un artículo en la revista Nature en el que se advierte de los riesgos de rebasar el límite de calentamiento de los 1,5 grados Celsius aunque luego se logre volver a bajar de esa barrera. Alertan también del “exceso de confianza” en las técnicas de captura del dióxido de carbono de la atmósfera para lograr ese objetivo. Y apuntan a que, aunque se lograra bajar de los 1,5 grados tras una superación puntual, eso tendría impactos irreversibles en el planeta (como el incremento del nivel del mar) y daños socioeconómicos sobre todo en las poblaciones con menos recursos que tampoco se podrían revertir.
1,5 grados es una de las cifras mágicas cuando se habla de políticas contra el cambio climático y acuerdos internacionales. Hace referencia al objetivo más optimista que se estableció cuando se firmó en 2015 el Acuerdo de París. Ese pacto tiene como meta más ambiciosa lograr que el conjunto de los países del mundo reduzcan de tal forma sus emisiones de gases de efecto invernadero que a finales de este siglo el aumento de la temperatura del planeta se quede por debajo de los 1,5 grados Celsius tomando como referencia los niveles preindustriales. En estos momentos el calentamiento está ya en alrededor de 1,2 grados, y los recortes de emisiones llevados a cabo y los previstos por los gobiernos llevarían a sobrepasar claramente la barrera de los 1,5, que es el límite consensuado por los científicos como el más seguro para el planeta y la humanidad.
Ante ese escenario de superación, el IPCC —el panel internacional de expertos que periódicamente analizan toda la literatura científica para sentar las bases sobre el cambio climático bajo el paraguas de la ONU— planteaba en su último informe como alternativa más optimista que se produzca una superación puntual y luego conseguir volver a los 1,5 grados o menos.
Para ello la captura del dióxido de carbono (CO₂), el principal de los gases de efecto invernadero, es una pieza central, ya sea ampliando la superficie forestal o con tecnologías que permitan atrapar de la atmosfera esas emisiones para luego almacenarlas. Pero, según los autores de esta investigación, en esos escenarios de rebasamiento del límite solo de forma puntual gracias a la captura del carbono existe un “exceso de confianza” porque hay dudas sobre si realmente se pueden llevar a cabo “de manera sostenible las grandes cantidades de eliminación de CO₂” que se necesitarían, según Carl-Friedrich Schleussner, el científico que ha coordinado esta investigación. “Revertir el calentamiento requiere la eliminación activa de dióxido de carbono de la atmósfera”, insiste. Y en el estudio publicado en Nature se identifican al menos cinco casos en los que se peca de exceso de confianza. Por ejemplo, hay dudas sobre si las soluciones tecnológicas están realmente disponibles, también “incertidumbres y exceso de confianza” sobre la capacidad de almacenamiento geológico del carbono extraído de la atmósfera y sobre el potencial de las áreas forestales para atrapar y retener el CO₂, porque ya hay estudios que apuntan a que el cambio climático también está afectando esta capacidad de los sistemas naturales para ello.
Ante este panorama, el estudio concluye que “solo a través de reducciones ambiciosas de emisiones en el corto plazo podemos reducir de manera más efectiva el riesgo del cambio climático”, sostiene Joeri Rogelj, otro de los autores del artículo y miembro del Instituto Grantham del Imperial College de Londres. Es decir, lo que se debe hacer es evitar expulsar el dióxido de carbono (lo que implica reducir al máximo el uso de los combustibles fósiles) para tener que recurrir lo mínimo posible luego a la extracción de este gas de la atmosfera una vez emitido.
Pero el estudio no solo pone en el punto de mira ese “exceso de confianza” en la captura del CO₂, también incide en los impactos irreversibles que la superación temporal de la barrera de los 1,5 grados provocaría. “Incluso si se vuelven a bajar las temperaturas, el mundo resultante no será el mismo que si no se hubiera excedido ese límite”, resumen los autores.
Uno de los ejemplos claros es la subida del nivel del mar, explica Schleussner: “debido a la naturaleza acumulativa del aumento del nivel del mar en respuesta a la temperatura, cualquier rebasamiento dejará un legado que será irreversible”. Porque ese incremento procede del deshielo de unas gigantescas masas que se formaron durante periodos mucho más fríos. Los autores también analizan la irreversibilidad de “la pérdida de permafrost y turberas”, que a su vez generan una emisiones de dióxido de carbono y metano que contribuyen más a incrementar el calentamiento.
“En conclusión, el conocimiento científico bien establecido muestra que los riesgos a los que se expone el mundo durante un rebasamiento son mucho mayores de lo que se reconoce”, afirma Rogelj. Por ello, son necesarios nuevos compromisos de recortes de las emisiones de los países. Este estudio llega a un mes del inicio de la cumbre del clima de la ONU, que este año se celebra en Bakú, la capital de Azerbaiyán. Rogelj aboga por que la “urgencia” por actuar se materialice en las decisiones y los textos que salgan de esa cita. Por ejemplo, que se vuelva a reforzar el llamamiento a dejar atrás los combustibles fósiles, como ocurrió el pasado año en Dubái. La cumbre de este año debe allanar el camino para que en 2025 todos los países presenten nuevos planes de recorte que acerquen al mundo al objetivo de los 1,5 grados.
Captura sostenible del dióxido de carbono
Pese a que los autores resaltan ese exceso de confianza en la captura del dióxido de carbono, no rechazan que finalmente se deba usar para determinados casos en los que es realmente complicado evitar las emisiones. De hecho, admiten que “se necesita una capacidad de eliminación de carbono”, pero “ambientalmente sostenible”.
Rogelj pone como ejemplo la reforestación como solución de almacenaje natural del CO₂ (ya que la vegetación atrapa el carbono). “Estamos empezando a utilizar la tierra exclusivamente para la gestión del carbono, y esto puede entrar en conflicto con otras funciones importantes de los suelos, ya sea sobre la biodiversidad, la producción de alimentos...”. Por lo tanto, los autores recalcan que la captura y almacenaje del dióxido de carbono a gran escala deberá tener en cuenta los impactos colaterales que genere para ser sostenible.