La ingeniosa técnica de ‘Moctezuma’ y su banda de orcas para cazar tiburones ballena en México
Un nuevo estudio detalla cómo una manada de cetáceos logra realizar ataques coordinados contra el pez más grande de todos los mares, en el golfo de California
Moctezuma, el último emperador azteca, antes de la invasión española, es el nombre elegido por unos investigadores para bautizar a una orca macho que protagoniza sofisticadas cacerías de una manada de orcas contra tiburones ballena en el golfo de California (México). “Mide mínimo nueve metros y estimamos que tiene alrededor de 50 años porque ya había sido fotoidentificado en 1988 en la isla Ángel de la Guarda. Está saludable y fuerte”, cuenta Erick Higuera, biólogo marino que se ha especializado en observar y fotografiar la vida marina durante casi 30 años. Cuando Moctezuma caza, avanza sigiloso por el mar. Le gusta atacar la zona pélvica de sus presas para aprovechar el hígado, que es lo suficientemente grande como para proporcionar una comida íntegra para todos los miembros del clan.
Higuera es coautor de un nuevo estudio, que se publica este viernes en la revista Frontiers in Marine Science y retrata con minuciosidad el comportamiento de caza de la banda de orcas de Moctezuma contra el pez más grande del mar. Los científicos, liderados por Francesca Pancaldi, investigadora del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas de La Paz (en el estado mexicano de la Baja California Sur), recopilaron imágenes captadas entre 2018 y 2024 al sur del golfo, gracias a material cedido por turistas y pescadores de la zona, cuya desértica área terrestre contrasta con la biodiversidad que existe bajo el agua: casi 40 tipos de cetáceos y 100 especies de tiburones que se desplazan entre manglares, arrecifes rocosos y montes submarinos. “Ya se habían reportado estos ataques en varias áreas del Pacífico mexicano. Digamos que esta es la primera vez que se describe con detalle”, aclara Pancaldi.
Cada orca tiene características únicas, como la huella digital en los seres humanos. Las orcas de esta manada fueron identificadas mediante el análisis de fotografías de sus aletas dorsales, de la silla de montar —el patrón de la mancha blanca que se ubica en la espalda— o del parche ocular, que varía entre cada espécimen, además de aspectos distintivos como cicatrices y heridas. De los cuatro eventos de caza registrados, los científicos se percataron de que Moctezuma participó en todos. “Me di cuenta de que eran los mismos individuos todo el tiempo, había una estrategia y un objetivo dirigido”, cuenta Higuera.
En la cacería, todos los miembros de la manada, liderados por una matriarca, participan golpeando a la presa hasta voltearla boca abajo. Según explica Pancaldi, los tiburones ballena tienen dientes pequeños y son relativamente lentos. La única manera que tienen estos animales de defenderse es golpear la cola de sus atacantes y bucear, ya que pueden alcanzar los 2.000 metros de profundidad; por este motivo, las orcas intentan mantenerlos en la superficie.
Jessica Rodríguez, responsable de educación y comunicación de la agencia de avistamiento de ballenas Davey’s Locker (en Newport Beach, EE UU), indica que en general las orcas cazan en conjunto como los lobos en tierra, coordinando tácticas específicas. “Si estás observando orcas en México, que se alimentan de mamíferos como ballenas, delfines y leones marinos, van a tener diferentes estrategias de alimentación. La hembra más vieja transmite este conocimiento generacional”, sostiene Rodríguez, que no fue parte del nuevo estudio.
Lo mismo opina Ricardo Aguilar, director de investigación en Europa de la oenegé Oceana, quien explica que casi todos los grupos de orcas son diferentes y tienen procesos de aprendizaje que son bastante rápidos. “Esto hace que todo el grupo termine aprendiendo ese nuevo comportamiento y lo integre”, sostiene el experto, que no participó en la investigación que acaba de publicarse. Los delfines oceánicos, el grupo de mamíferos marinos al que pertenecen las orcas, tienen uno de los cerebros más grandes en relación con el tamaño del cuerpo, lo que les permite desarrollar habilidades extraordinarias. Son animales sociables y poseen buena memoria, factores que posiblemente garantizan el éxito de la captura de las presas en “el acuario del mundo”, como definió el oceanógrafo Jacques Cousteau a la extensión del océano Pacífico que ocupa el golfo de California.
A pesar de que este golfo es uno de los hábitats más diversos del planeta, los animales marinos son vulnerables porque están expuestos a colisiones con embarcaciones, un problema que ha aumentado por el tráfico marítimo de alta velocidad. Las embarcaciones, cuenta Francesca Pancaldi, a veces van “muy rápido” en ciertas zonas.
Bautizar a las orcas fue una estrategia que idearon los investigadores para generar empatía de la comunidad, los pescadores e incluso los turistas. “A la gente le gustaron los nombres aztecas y la colaboración ha sido muy exitosa”, asegura Erick Higuera. Fabiola Guerrero de la Rosa, bióloga marina de la Universidad de Baja California Sur, señala que mientras más información obtenga la gente, más cuidadosa será. “No es el único lugar al que le han puesto nombre a las orcas. En la Columbia Británica (Canadá) se sabe vida y obra de cada de una de ellas, desde la madre hasta la abuela. Darles nombres ayuda a identificarlos y a darles una historia detrás”, plantea.
Existe otra orca macho, con “varias batallas” reflejadas en su piel, al que los científicos nombraron Cuitláhuac, como el hermano de Moctezuma y penúltimo huey tlatoani (gran orador o gobernante, en idioma Náhuatl) de la dinastía azteca. “Luego de tanto tiempo de verlos en el mar, el ojo se acostumbra. Es como cuando un ave visita el patio de tu casa constantemente, te familiarizas”, reflexiona Higuera.