Las siete mentiras del catedrático que se cita a sí mismo miles de veces
Juan Manuel Corchado ha logrado ser el único candidato a rector de la Universidad de Salamanca pese a falsificar su currículum hasta parecer una eminencia mundial
Solo una persona ha presentado su candidatura a rector de una de las instituciones académicas más antiguas del mundo, la Universidad de Salamanca. Es el catedrático Juan Manuel Corchado, especializado en inteligencia artificial y ciberseguridad. EL PAÍS publicó el 15 de marzo que este profesor se ha dedicado durante años a hinchar con trampas su currículum, publicando ex...
Solo una persona ha presentado su candidatura a rector de una de las instituciones académicas más antiguas del mundo, la Universidad de Salamanca. Es el catedrático Juan Manuel Corchado, especializado en inteligencia artificial y ciberseguridad. EL PAÍS publicó el 15 de marzo que este profesor se ha dedicado durante años a hinchar con trampas su currículum, publicando extraños documentos, como un seudoestudio sobre la covid con cuatro párrafos insustanciales y un centenar de citas a sí mismo. El catedrático, nacido hace 52 años en Salamanca, negó que fuera un fraude y prosiguió su carrera hacia el puesto que un día ocupó el filósofo Miguel de Unamuno. El 7 de mayo, 33.000 universitarios están convocados a votar con un único candidato. Si no hay sorpresas, el aspirante asumirá el mando de la universidad, con casi 290 millones de euros de presupuesto anual.
Corchado contó siete mentiras en su respuesta a la información de este periódico, publicada en su web el mismo 15 de marzo con el título Defender la verdad. El catedrático aseguró que los documentos con miles de citas a sí mismo eran simplemente “ejercicios de clase colgados en una web de la universidad”. Esa es la primera mentira. La realidad es que Corchado hacía la misma trampa en sus ponencias en congresos. En un resumen de dos páginas de una conferencia en Chennai (India), se citó a sí mismo 200 veces. El profesor sabía que el motor de búsqueda de Google Académico registraba esos documentos y los tenía en cuenta para elaborar sus indicadores, por eso el salmantino parece uno de los expertos en inteligencia artificial con mayor impacto en el mundo, sin serlo. Corchado ha ignorado las nuevas solicitudes de información de este periódico.
El catedrático sostiene que eliminó los documentos con autocitas cuando se dio cuenta de que inflaban su currículum, pero esa es la segunda mentira. El borrado masivo comenzó en marzo, justo cuando este periódico empezó a preguntar en su entorno. Tenía 45.000 citas, más que las eminencias de Estados Unidos. Y no eran ejercicios de clase publicados en internet por error. En otra charla superficial para la Universidad de Tecnología de Malasia, Corchado añadió más de 150 autocitas y otras 136 menciones a trabajos publicados en la revista que edita él mismo: Advances in Distributed Computing and Artificial Intelligence Journal (ADCAIJ). Así multiplicaba artificialmente su impacto y el de su revista.
Hay multitud de ejemplos como estos. Corchado y sus ayudantes han dado instrucciones durante años a trabajadores de su grupo de investigación —llamado BISITE— para que incluyan en sus estudios una lista precocinada de referencias a artículos del catedrático o de ADCAIJ, según correos electrónicos internos a los que ha tenido acceso este periódico. Las más de 150 autocitas de la charla de Malasia son las mismas que copia y pega en otras presentaciones con diferente título en conferencias en España y en Portugal.
El médico Jordi Camí, referente en ética científica en España, es contundente: “Esperamos un comportamiento ejemplar y una honestidad contrastable en las personas que aspiran a ocupar un cargo de responsabilidad. A la vista de los datos apabullantes sobre las prácticas del futuro rector, es una muy mala noticia para la Universidad de Salamanca”, opina Camí, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. “Estas maneras de funcionar son posibles porque hay impunidad”, lamenta.
El 18 de marzo, tres días después de que EL PAÍS detallase sus trampas, el aspirante a rector compareció como si nada junto al alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, y al consejero de Economía de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo (ambos del Partido Popular), para presentar el Polo Internacional de Innovación de Videojuegos y Animación, un proyecto dotado con 2,5 millones de euros públicos para el AIR Institute, una entidad privada creada por Corchado.
José María Díaz Mínguez, catedrático de Genética de la Universidad de Salamanca, hace un llamamiento a votar en blanco en señal de protesta. “Es un caso flagrante de fraude académico: recurrir a las autocitas, a la publicación masiva como una churrería, a las revistas que uno promueve para publicar ahí a los amigos y que los amigos te publiquen a ti... Todo esto es una inflación de resultados por un afán desmedido de intentar hacer ver a la gente que uno es muy buen científico, pero no por la calidad de sus descubrimientos, sino por cifras que se manipulan. Este señor consigue una cantidad de dinero enorme sin necesidad de demostrar nada”, advierte. El Ayuntamiento de Salamanca cedió hace un año un edificio de 700.000 euros al AIR Institute de Corchado, para que lidere un proyecto de 3,5 millones de euros para fomentar la digitalización de empresas de la región.
El físico Javier Mateos, catedrático de Electrónica en la Universidad de Salamanca, ha criticado públicamente los “chanchullos” y las “trampas” de Corchado. “Sin esos trucos no estaría entre los más citados y no le llamarían los árabes”, ha afirmado en sus redes sociales. Corchado cuenta en su web que viaja habitualmente a Emiratos Árabes Unidos y a Catar. En Abu Dabi presentó en noviembre un proyecto de dos millones de euros relacionado con las monedas digitales. En Catar, ha anunciado un proyecto de casi un millón de euros para gestionar el consumo energético de edificios.
Este periódico envió a Corchado el 23 de abril su ponencia con 200 autocitas en Chennai y la de 150 autocitas en Malasia, solicitándole una entrevista en dos ocasiones para conocer su versión sobre esta y otras prácticas. El catedrático leyó los mensajes en su WhatsApp, pero no contestó. Corchado defendió en su web el 15 de marzo que sufre un ataque con “intencionalidad política” para evitar que sea rector. Esa es la tercera mentira. La realidad es que la organización estadounidense Retraction Watch, especializada en fraudes científicos, ya reveló las prácticas del profesor en marzo de 2022, pero Corchado mantuvo su conducta. El periodista científico Dalmeet Singh Chawla, desde Londres, mostró que el catedrático salmantino copiaba y pegaba la misma ristra de autocitas en diferentes conferencias, aunque tratasen de temas distintos.
En su artículo Defender la verdad, Corchado asegura que el reportero de Retraction Watch no se identificó como periodista en su momento y por eso él no respondió a sus preguntas. Es la cuarta mentira. El informador cuenta la realidad. El 10 de febrero de 2022, le envió un primer mensaje a Corchado, presentándose así: “Me llamo Dalmeet Singh Chawla y soy un periodista científico de Reino Unido. Estoy escribiendo un artículo para Retraction Watch sobre tu perfil en Google Académico, porque varios de tus documentos tienen bastantes autocitas a tus propios trabajos”. El reportero también le preguntó por un misterioso Arturo Pérez Pulido, un supuesto científico que citaba miles de veces a Corchado en trabajos insustanciales publicados en el repositorio ResearchGate, otra de las fuentes habituales de Google Académico.
El catedrático sostiene que no prestó atención al mensaje. “Quienes trabajan conmigo saben que recibo habitualmente multitud de emails”, afirma. Es la quinta mentira. Ante el silencio del profesor español, Chawla insistió el 15 de febrero de 2022. Corchado sí respondió entonces que contestaría sus preguntas lo antes posible, pero aseguró que se acababa de romper un brazo. El periodista le envió recordatorios el 21 y el 23 de marzo de aquel año, pero el salmantino no volvió a dar señales de vida.
Corchado reconoce que había multitud de perfiles falsos de científicos en ResearchGate dedicados a citar compulsivamente sus trabajos, pero asegura que no los creó él, sino un antiguo colega que quería “hacer daño”. Este diario comprobó la existencia de al menos tres investigadores aparentemente inventados —Juan Rodríguez, A. Pérez y Marcus Ress—, cuyos perfiles desaparecieron el 13 de marzo, el mismo día que Corchado tenía concertada una entrevista telefónica con EL PAÍS. El catedrático afirmó que él y sus colaboradores usaron sus conocimientos en ciberseguridad para borrar esos perfiles falsos, ya que, según su relato, no tenían las claves porque no eran obra suya.
Un portavoz del repositorio científico ofrece otra versión: “No tenemos ningún indicio de que alguien haya hackeado ResearchGate. Para eliminar una cuenta, el titular tiene que iniciar sesión y borrarla él mismo”. Esa sería la sexta mentira. Todavía quedan perfiles sospechosos de presuntos investigadores que solo citan a Corchado. Una supuesta Denika Rout, de la Universidad de Delhi (India), publicó en 2005 cinco conferencias con títulos diferentes, pero con el mismo contenido y el mismo medio centenar de citas al salmantino en cada una de ellas. Hay párrafos exactos que se repiten en una ponencia firmada con el nombre Denika Rout, en otra del tal Arturo Pérez Pulido y en un capítulo de un libro del propio Corchado.
Este periódico ha hablado con más de 40 personas para elaborar esta información, tanto de la Universidad de Salamanca como de otras instituciones. Muchos entrevistados subrayan las maniobras de Corchado para coger las riendas de su universidad cuanto antes. El anterior rector, Ricardo Rivero, debería haber ocupado el cargo hasta finales de 2025, pero dimitió por sorpresa el 7 de marzo alegando “motivos personales”. Lo sorprendente es que Corchado ya estaba haciendo campaña antes, pese a que teóricamente faltaban casi dos años para las elecciones. El 27 de febrero, el decano de la Facultad de Economía, Jesús Galende, había convocado a sus profesores a una reunión en la que Corchado les explicaría “su futura candidatura a rector”, según escribió en un mensaje de correo electrónico al que ha tenido acceso este periódico.
Susana Pérez Santos, catedrática de Física Aplicada, fue la única que amagó con competir contra Corchado, pero renunció el 19 de marzo tras pedir sin éxito que las elecciones no se convocasen de manera urgente. En una carta a miembros del claustro universitario, denunció la “opacidad” y la aparente “planificación preestablecida” de la dimisión repentina del anterior rector. El politólogo Francisco Sánchez, director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, también muestra su estupor. “Me parece irresponsable la renuncia del rector Ricardo Rivero, porque ha provocado un adelanto electoral imprevisto que solo favorece a un candidato que ya estaba haciendo campaña. Estamos en una crisis institucional que genera sospechas y dudas sobre los auténticos motivos de todo este proceso”, proclama.
El único aspirante a rector posee incluso “un medio digital independiente”, World Diarium, y una plataforma de vídeo con criptomoneda propia, Noixion.tv, en los que se hace publicidad a sí mismo. Corchado insiste en que no necesita hacer trampas en Google Académico, porque su nivel también es muy alto en otras bases de datos más selectivas, como Scopus. Es la séptima mentira. La realidad es que sus listas precocinadas de autocitas le han aupado artificialmente en todas partes, aunque en las últimas semanas ha borrado los trabajos más escandalosos. El catedrático también ha recurrido a otros atajos, como ser editor de 31 números especiales de revistas de MDPI, la editorial del químico chino Shu-Kun Lin, criticada por publicar más fácilmente estudios insustanciales a cambio de una tasa de unos 2.600 euros por trabajo.
El comportamiento de MDPI es anormal. El 85% de sus cientos de miles de estudios se publica en los llamados números especiales, gestionados por editores invitados, que se convierten prácticamente en agentes comerciales de la revista, a cambio de poder publicar uno o varios artículos gratis. En un número especial de la revista Sensors de MDPI, editado junto a un profesor de la Universidad Rey Abdulaziz (Arabia Saudí), Corchado publica cinco estudios firmados por él mismo, sumando además 20 autocitas. En las universidades españolas se habla con sorna de los “catedráticos MDPI”, en referencia a los profesores que trepan rápidamente gracias a un currículum dopado con estas artimañas.
Incrementar las autocitas irrelevantes es una práctica muy poco éticaCarles Sierra, presidente de la Asociación Europea de Inteligencia Artificial
En 2019, la editorial Elsevier retiró un estudio de Corchado y tres colaboradores por plagiar un trabajo de fin de máster. El catedrático también ha sido editor asociado de la controvertida revista de inteligencia artificial IJIMAI, dirigida por el ingeniero informático Rubén González Crespo, vicerrector de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Corchado coincidió en el puesto con el indio Gunasekaran Manogaran, acusado de montar una megafábrica de estudios científicos fraudulentos. Una persona que trabajó con González Crespo muestra pruebas de que el vicerrector organizó un entramado con otros profesores de la UNIR para hinchar las citas a la revista IJIMAI. Cuando revisaban estudios para otras publicaciones, sugerían a los autores que añadieran referencias a la de la UNIR. Tanto la revista de Corchado como la de González Crespo han ascendido en los rankings con este tipo de trucos burdos. Y tanto el uno como el otro han entrado en la lista de científicos más citados del mundo elaborada por la Universidad de Stanford.
El hoy aspirante a rector y su grupo organizan cada año la conferencia internacional PAAMS, con seis congresos simultáneos y un precio de hasta 585 euros por asistente. Es, además de un negocio, una manera fácil de engordar el currículum, como subraya Felipe Meneguzzi, catedrático de Computación en la Universidad de Aberdeen (Escocia). “La conferencia PAAMS es conocida por ser un poco depredadora: aceptan artículos de cualquier persona que tenga pulso”, señala.
Meneguzzi es consejero de la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial (AAAI), una de las organizaciones internacionales más respetadas, con sede en Washington. “Corchado no es una excepción y está claro que esto no solo sucede en la inteligencia artificial. Supongo que en este campo es más fácil de camuflar, porque hay tanto revuelo y tanta gente publicando trabajos sin apenas valor añadido que muchos investigadores pueden alcanzar perfiles que serían asombrosos en otras áreas. Lo que es realmente inusual es que esto se pueda hacer para ascender en la jerarquía de una prestigiosa universidad europea”, recalca.
El informático Carles Sierra dirige el reputado Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial, en la localidad barcelonesa de Cerdanyola del Vallès, y preside la Asociación Europea de Inteligencia Artificial. Prefiere no comentar el caso concreto de Corchado, pero lanza una advertencia general: “Incrementar las autocitas irrelevantes es una práctica muy poco ética”. Precisamente la presidenta del comité de ética de la Universidad de Salamanca, Bertha Gutiérrez, acompaña a Corchado como su futurible vicerrectora de Estudios de Grado y Calidad. El eslogan de la candidatura es “La Universidad que quieres: Ilusiónate”. El rector eterno de la institución salmantina, Miguel de Unamuno, dejó otro lema para la historia: “Vencer no es convencer”.
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