España recupera cerebros ‘fugados’ con el regreso de un centenar de investigadores becados

Un programa de ayudas permite la llegada de profesionales que marcharon a estudiar y trabajar en el extranjero

Los científicos beneficiados, de izquierda a derecha, Pablo A. Cano, Ana Requena, Aranzazu Sierra y Aurora M. Ricart, fotografiados en el Museo de la Ciencia CosmoCaixa en Barcelona.Massimiliano Minocri

Los motivos que llevan a los científicos españoles a hacer las maletas son variados. La precaria oferta laboral, la escasa inversión en el sector o la baja competitividad de los salarios son algunos de ellos, pero todos tienen en común la búsqueda de mejores oportunidades. Desde el estallido de ...

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Los motivos que llevan a los científicos españoles a hacer las maletas son variados. La precaria oferta laboral, la escasa inversión en el sector o la baja competitividad de los salarios son algunos de ellos, pero todos tienen en común la búsqueda de mejores oportunidades. Desde el estallido de la Gran Recesión en 2008, la pérdida de talento joven ha seguido una tendencia preocupante. La Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (Raicex) estima que hay unos 40.000 investigadores trabajando fuera. Para un profesional cualificado, irse de España es fácil. Lo difícil, con frecuencia, es volver, por la falta de proyectos públicos o privados que promuevan su retorno. Algunos, como Pablo Cano, físico teórico de 32 años, son la excepción. Tras un periplo de cuatro años en Bélgica, ha logrado regresar a su país natal gracias a una de las 105 becas que la Fundación La Caixa ha concedido recientemente a investigadores para que continúen sus proyectos en entidades españolas y portuguesas.

Recuperar el talento investigador nacional es importante para la ciencia, pero no siempre es fácil. Los científicos seleccionados se reunieron el martes pasado en el Museo de Ciencia CosmoCaixa de Barcelona en la ceremonia de entrega de las becas. El perfil de los beneficiarios es diverso, con 49 españoles y 56 extranjeros de hasta 21 nacionalidades; pero sus reivindicaciones son similares: coinciden en que es esencial retener y atraer a los investigadores con más financiación y una menor carga burocrática. Aunque la falta de oportunidades es el denominador más común, hay algunos que se marchan en busca de prestigio y de retos académicos. Aseguran que la movilidad ofrece un intercambio fundamental para el avance de la ciencia y que está muy bien valorada para el futuro desarrollo personal y profesional.

Cerca de 2,8 millones de españoles viven fuera de España, de acuerdo con la última actualización del INE en enero de 2023, que apunta a Argentina y Francia como los destinos favoritos. Pero para los científicos los países más atractivos son Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Suecia, Países Bajos, Bélgica y Dinamarca. ¿Por qué? En estos lugares los sueldos pueden llegar a triplicar o incluso cuadruplicar los españoles. El salario de un investigador postdoctoral en Bélgica, por ejemplo, supera los 92.000 anuales, mientras que en España apenas alcanza los 30.000.

El proyecto de la Fundación para retener y retornar al talento se materializa a través de 65 becas del programa de doctorado INPhINIT y 40 del posdoctorado Junior Leader. Ambos han sido cofinanciados por la Comisión Europea a través de las Acciones Marie Skłodowska-Curie. Con un presupuesto de cerca de 21 millones de euros, se busca impulsar la investigación en la región ibérica.

Las becas se han distribuido entre más de 60 centros de investigación y universidades de España y Portugal, cubriendo una amplia gama de disciplinas. Aunque la mayoría de las becas han sido destinadas a españoles, también ha beneficiado a 56 investigadores foráneos. Italia, con 16 becados, lidera esta lista, seguida de Portugal, con nueve, Alemania, con seis, y Estados Unidos, que aporta cuatro profesionales. La física teórica y las matemáticas encabezan la lista con nueve becarios cada una, seguidas de las ciencias medioambientales, la ciencia y tecnología de los materiales, y la ingeniería y tecnología biomédicas, cada una con siete becados.

Cuatro de los investigadores beneficiados comparten con EL PAÍS los motivos que los empujaron a irse, su experiencia en el extranjero, los aspectos que echan en falta en el sector científico español y aquello que los ha animado a volver.

Aurora M. Ricart, ecóloga marina: “A nivel académico estamos a la par con los científicos de fuera”

Ricart centra su investigación en ayudar a mitigar los efectos del cambio climático. Es ecóloga marina y estudia el cambio global de los ecosistemas costeros y cómo pueden convertirse en refugios. Para ello trabaja con especies base de macrófitos marinos como praderas marinas y lechos de macroalgas. Procedente de Valencia, la investigadora de 37 años ha regresado después de una estancia de cinco años en California. Vuelve a España con la beca de la Caixa para continuar su investigación en un posdoctorado del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona.

Aurora M. Ricart, ecóloga marina que ha vuelto a España para realizar un posdoctorado en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona.Massimiliano Minocri

En su estancia en San Francisco se dio cuenta de dos diferencias considerables entre ambos países: burocracia y financiación. El papeleo era mucho más ágil en su país de acogida, mientras que en España ha representado un doble esfuerzo: “La burocracia es tiempo efectivo que se podría utilizar en la investigación”. Aunque reconoce que la financiación estadounidense en ciencia es notable, hace hincapié en que el talento español es equiparable al extranjero. “A nivel académico estamos a la par con los científicos de fuera”, asegura. Con una mayor inversión, calcula, se puede disminuir los trámites engorrosos y mejorar el sistema académico.

Aranzazu Sierra, ingeniera de materiales: “Esta beca es mi oportunidad de seguir haciendo ciencia en España”

En la especialidad de Aranzazu Sierra convergen la física, la química, la geología y la historia. A la investigadora, nacida en Oviedo hace 36 años, le emociona pensar en todo lo que protege a los grandes monumentos históricos. Por ello se ha dedicado en ingeniería de conservación, enfocada en la protección de la antigua y moderna construcción de materiales. Su trabajo la ha llevado a muchos sitios, México, Hungría y Alemania entre ellos, pero ahora podrá continuar su investigación desde su país natal. “Esta beca es mi oportunidad de seguir haciendo ciencia en España”, explica Sierra, que realizará un posdoctorado en Ingeniería y Tecnología de la construcción en el Centro de Investigación Cooperativa en Nanociencias del País Vasco.

Aranzazu Sierra Fernández, obtiene una beca para cursar un postdoctorado en Ingeniería y Tecnología del Centro de Investigación Cooperativa en Nanociencias del País Vasco. Massimiliano Minocri

Para Sierra contar con financiación “es un sueño”. Explica que salir del país ha sido algo positivo, pues en el sector el intercambio académico le “abre más puertas” a los investigadores. Pero siempre quiso volver. “Las raíces son las raíces”, afirma. Desde su experiencia en distintos sitios, tiene claro que en España hace falta inversión a largo plazo para retener al talento, aunque destaca otra necesidad: “Hay que inspirar a las mentes más jóvenes” y agrega “son más creativos, más inquietos y es el mejor momento para transmitirles que la ciencia puede aportar mucho a la sociedad”.

Pablo A. Cano Molina-Niñirola, físico teórico: “En España no hay tantas oportunidades de hacer posdoctorado”

“Nuestro entendimiento de la gravedad es la teoría de la relatividad de Einstein y aunque es muy elegante y exitosa, tiene problemas teóricos”. Así explica Cano, el más joven de los cuatro investigadores con 32 años, su trabajo como físico teórico. Investiga las modificaciones que puede haber en las teorías de Einstein y los efectos que tiene, por ejemplo, en los agujeros negros. En su campo, explica, es muy habitual hacer doctorados en otros países, pues es necesario hacer colaboraciones y una forma de ganar experiencia internacional: “Para alcanzar la excelencia hay que ir al extranjero”. Esa es la principal razón por la que decidió migrar a Bélgica durante cuatro años, aunque también reconoce que, de haberse quedado en España, “no hay tantas oportunidades de hacer posdoctorado”.

Pablo Cano Molina, físico teórico Pablo A. Cano Molina-Niñirola que obtiene una beca para cursar un posdoctorado en el Instituto de Ciencias del Cosmos en Barcelona. Massimiliano Minocri

Originario de Murcia, obtiene una beca en Física teórica en el Instituto de Ciencias del Cosmos de Barcelona. Le emociona volver a España y asegura que la beca le permite tener independencia. Pudo notar durante su estancia fuera que una de las diferencias más destacables con España es que las universidades “colaboran más entre sí”.

Ana Requena, investigadora médica: “Para retener el talento hay que ofrecer estabilidad”

Ana Requena Méndez, investigadora de 45 años proveniente de Granada, centra su trabajo en personas migrantes. Y ella también ha tenido que migrar. Hace cinco años, junto a su esposo y tres hijos, se mudó a Suecia. Como madre de familia e investigadora, valora que la conciliación familiar es mejor en su país de acogida, pero siempre tuvo la intención de volver, aunque reconoce que “es mucho más difícil establecerse en España”. Durante su tiempo fuera, notó entre los españoles emigrados que algunos se han acoplado a sus nuevos países, pero es complicado para aquellos que quieren regresar: “Si queremos retener el talento en España, hay que ofrecer estabilidad”.

Ana Requena Méndez, vuelve a España para liderar un grupo de investigación en el Instituto de Salud Global de Barcelona sobre la salud de las personas migrantes. Massimiliano Minocri

La investigación de Requena está enfocada en generar evidencia sobre cómo evaluar las necesidades de salud de los migrantes. Colabora como consultora para la Comisión Europea, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades y la Organización Internacional para las Migraciones. Ahora que ha obtenido la beca de la Caixa, liderará un grupo de investigación en el Instituto de Salud Global de Barcelona.

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