Despega con éxito ‘Euclid’, el telescopio espacial europeo que abrirá una ventana al universo oscuro
El lanzamiento desde Cabo Cañaveral (EE UU), con un cohete de SpaceX, inicia una misión para estudiar los grandes enigmas del universo desde un punto a un millón y medio de kilómetros de la Tierra
Euclid, el nuevo telescopio de la Agencia Espacial Europea (ESA), ya vuela hacia su destino en el espacio, desde el que nos ayudará a entender la expansión del universo. Comienza así la etapa crucial de un proyecto que ha estado preparándose durante 10 años y que cuenta con una inversión de más de 1.400 millones de euros. Su lanzamiento, a cargo de la empresa estadounidense SpaceX, ha tenido lugar esta tarde, siguiendo el horario previsto, a las 17.12 (hora peninsular) desde Cabo Cañaveral (Florida, EE UU).
Lejos queda la Guayana Francesa, desde donde en un principio iba a lanzar...
Euclid, el nuevo telescopio de la Agencia Espacial Europea (ESA), ya vuela hacia su destino en el espacio, desde el que nos ayudará a entender la expansión del universo. Comienza así la etapa crucial de un proyecto que ha estado preparándose durante 10 años y que cuenta con una inversión de más de 1.400 millones de euros. Su lanzamiento, a cargo de la empresa estadounidense SpaceX, ha tenido lugar esta tarde, siguiendo el horario previsto, a las 17.12 (hora peninsular) desde Cabo Cañaveral (Florida, EE UU).
Lejos queda la Guayana Francesa, desde donde en un principio iba a lanzarse la misión usando cohetes rusos, allá cuando la ESA y su homóloga rusa trabajaban al unísono. Cuando estalló la guerra en Ucrania, Rusia retiró a su personal del territorio de ultramar, y la ESA contrató los servicios de SpaceX. Y la empresa del multimillonario Elon Musk ha usado un cohete Falcon 9 para enviar las más de dos toneladas de Euclid a una órbita espacial en torno al llamado segundo punto de Lagrange, a un millón y medio de kilómetros de la Tierra. El viaje, que durará un mes, dará paso a la fase operativa, que se prolongará seis años.
Euclid será vital para desentrañar uno de los enigmas más importantes de la astrofísica moderna: la influencia del universo oscuro en la materia que conocemos. Esta última, de la que estamos hechos todos los seres vivos, así como la Tierra, el Sol y el resto de los planetas y estrellas, constituye tan solo un 5% del universo. El 95% restante es el llamado universo oscuro, compuesto de materia oscura (25%) y energía oscura (70%). Aunque es invisible, de ahí su nombre, es importante estudiar este universo porque afecta a aquello que sí podemos ver. La materia oscura hace que la materia que hay a su alrededor se junte, y la energía oscura hace que la materia del universo se separe cada vez más rápido. Es decir, la materia oscura actúa como una suerte de pegamento cósmico, y la energía oscura, como su disolvente.
El antagonismo entre estas dos fuerzas opuestas ha perfilado la historia del universo desde sus orígenes. Inicialmente, prevaleció la influencia de la materia oscura y, por ello, la materia visible se agrupó en formaciones que aún perduran, como los cúmulos de galaxias. Pero ahora es la energía oscura la que predomina, y esos mismos cúmulos se alejan unos de otros de forma acelerada. Euclid intentará aclarar este rompecabezas: ¿cómo se desarrolló esta pugna entre la materia oscura y la energía oscura, y cómo ha afectado a la expansión del universo a lo largo de los últimos 10.000 millones de años?
Euclid debe su nombre al matemático griego Euclides de Alejandría, que vivió hacia el año 300 antes de Cristo y está considerado el padre de la geometría. Como la densidad de la materia y de la energía están relacionadas con la geometría del universo, el telescopio espacial que investigará la materia y la energía oscuras fue bautizado en su honor.
El telescopio cartografiará un tercio del cielo para crear el mapa más extenso del universo que se haya hecho nunca, que incluirá la posición y forma de un gran número de galaxias, algunas de ellas muy lejanas. Euclid cuenta con dos instrumentos de alta tecnología: uno para luz infrarroja (que se usará para determinar a qué distancia está cada galaxia) y otro para luz visible (que permitirá saber su posición y forma). La misión supone una proeza técnica, como explica Guillermo Buenadicha, coordinador de operaciones científicas de la ESA: “Para poder determinar la forma de las galaxias con la precisión requerida, Euclid tendrá que enfocar al mismo punto en el espacio durante largos periodos (más de 700 segundos) con una precisión exquisita, de menos de 25 milisegundos de arco. Sería el equivalente a que una persona mantuviese un láser apuntado a una moneda de dos euros, situada a 100 kilómetros de distancia, mientras flota en una piscina. Para ello, se usa un sistema de guiado en el que ha colaborado activamente la industria española”.
Los instrumentos de Euclid, al observar desde el espacio, generarán imágenes con una nitidez muy superior a la de las conseguidas con telescopios terrestres, que se ven enturbiadas por la atmósfera. Presenta ventajas fundamentales incluso si se compara con otros telescopios espaciales: cubrirá un área mucho más amplia (aunque con menos detalle) que el James Webb, uno de los telescopios más precisos de la última década. Estas características hacen que, además de para su misión principal, sea idóneo para observar asteroides aún desconocidos. Bruno Altieri, científico de la ESA y encargado del archivo de Euclid, opina que la repercusión del proyecto será decisiva: “Con estos datos sobre miles de millones de galaxias, se espera que Euclid revolucione muchos campos de la astronomía”.
La participación española
La envergadura de esta misión ha hecho que hayan participado más de 300 instituciones de 21 países distintos, además de 80 empresas (nueve de ellas, españolas), un capital humano que asciende a 3.500 personas. Destacan la participación del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC, en Barcelona, y la del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC, por sus siglas en inglés), sede de la ESA en Villanueva de la Cañada, Madrid. Concretamente, el papel de ESAC es crucial, pues no solo ha dirigido el planteamiento científico de la misión, sino que también distribuirá todos los datos que esta recopile. “Euclid va a generar petabytes de datos que se almacenarán meticulosamente en los archivos científicos de ESAC para ponerlos a disposición de toda la comunidad científica”, señala Altieri.
Con el lanzamiento del nuevo telescopio espacial europeo, la humanidad se acerca a realidades que hasta ahora solo ha rozado a tientas. Aunque sean invisibles, la materia oscura y la energía oscura componen la mayor parte de todo lo que nos rodea, y debemos arrojar luz sobre ellas si queremos entender el universo en el que vivimos. Euclid da un paso en esta dirección y, por el camino, nos recuerda la inmensidad de lo que aún nos queda por descubrir.
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