El volcán de La Palma tiene un índice de explosividad 2: esto es lo que significa
La escala para clasificar las erupciones mide la intensidad y la magnitud y oscila entre 0 y 8
El volcán de Cumbre Vieja ha sido clasificado por el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias como de categoría 2, de acuerdo con la escala que mide el índice de explosividad volcánica (VEI son sus siglas en inglés). Este marcador, según explica Joan Marti, director de Geociencias Barcelona del CSIC se corresponde con una ...
El volcán de Cumbre Vieja ha sido clasificado por el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias como de categoría 2, de acuerdo con la escala que mide el índice de explosividad volcánica (VEI son sus siglas en inglés). Este marcador, según explica Joan Marti, director de Geociencias Barcelona del CSIC se corresponde con una escala logarítmica que oscila entre 0, erupciones no explosivas, y 8, el máximo atribuido a las erupciones más grandes identificadas en el registro geológico. Esta escala permite comparar las erupciones y prever su recurrencia: conforme se sube en el marcador, las erupciones tienen cada vez menos frecuencia. A partir de 5, la periodicidad supera el centenar de años. Para calcular el VEI es necesario, según explica Marti, medir dos parámetros: la intensidad y la magnitud. La intensidad es “la cantidad de magma que se expulsa por unidad de tiempo y se mide en la altura de la columna eruptiva”. La magnitud, en cambio, contabiliza el total de material expulsado y se expresa en kilómetros cúbicos.
La erupción de La Palma se ha clasificado de tipo 2 porque presenta un comportamiento explosivo con columnas de material que pueden alcanzar los cinco kilómetros de altura y arroja unos 100.000 metros cúbicos de lava entre una y seis horas. Si pasara a categoría tres significaría que las columnas se elevan por encima de los cinco kilómetros (hasta los 15 kilómetros) y se superaría el millón de metros cúbicos de magma expulsado en el periodo de tiempo mencionado.
Algunos expertos consideran poco exacta esta escala y creen necesaria la revisión del parámetro de la magnitud. Mientras que la intensidad sí que permite medir en valor real, en la magnitud los resultados no son tan precisos: “La cuestión del volumen total arrojado no sirve para aquellos volcanes pequeños que arrojan mucho magma, pero pocos gases, por ejemplo”. Una representación de esto serían las explosiones hawaianas, que se encuentran en el índice de explosividad volcánica menor. Estas son erupciones muy grandes en cuanto al volumen del material arrojado, pero se les atribuye una explosividad muy baja. “Ahí, el parámetro que realmente tenemos en cuenta es el de la altura de la columna. Entre 0 y 2 esa correspondencia de volumen no es tan exacta”, concreta Marti. Sin embargo, esto no ocurre con los volcanes clasificados entre las categorías 3 y 8, donde sí se registra una relación directa entre la cantidad de material expulsado y la explosividad.
El investigador comenta algunos ejemplos de volcanes de distinta explosividad volcánica:
VEI 0: Volcán Kilauea en 1975
VEI 1: Volcán Masaya en 2008
VEI 2: Volcán Cumbre Vieja en 2021
VEI 3: Volcán Nevado del Ruiz en 1985
VEI 4: Volcán Eyjafjallajökull en 2010
VEI 5: Monte Santa Helena en 1980
VEI 6: Volcán Pinatuvo en 1991
VEI 7: Volcán Tambora en 1815
VEI 8: Volcán Toba hace 74.000 años
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