Los confinamientos por la covid-19 redujeron la criminalidad en un 37%
Los robos y los hurtos disminuyeron casi en un 50% cada uno, mientras que los homicidios decrecieron un 14%, según un estudio realizado en 27 ciudades
El confinamiento por la covid-19 detuvo la vida en seco. Y algo muy parecido hizo con la criminalidad. Según un estudio publicado hoy en la revista Nature Human Behaviour, los delitos se redujeron un 37% de media con respecto a años anteriores. La investigación se centra en seis tipos de infracciones (asaltos, robos, robos en viviendas y domicilios, hurtos, robo de vehículos y homicidios) cometidos en 27 ciudades de 23 países con diferentes niveles de restricciones. Así, los investigadores han tenido...
El confinamiento por la covid-19 detuvo la vida en seco. Y algo muy parecido hizo con la criminalidad. Según un estudio publicado hoy en la revista Nature Human Behaviour, los delitos se redujeron un 37% de media con respecto a años anteriores. La investigación se centra en seis tipos de infracciones (asaltos, robos, robos en viviendas y domicilios, hurtos, robo de vehículos y homicidios) cometidos en 27 ciudades de 23 países con diferentes niveles de restricciones. Así, los investigadores han tenido en cuenta la situación de ciudades como Estocolmo o Malmö (ambas en Suecia), donde las autoridades se limitaban a recomendar a su población que evitase los espacios públicos, y otras ciudades como Lima (Perú), donde solo se permitía realizar las actividades más esenciales y había multas importantes en caso de saltarse las restricciones
Los resultados generales sugieren que las limitaciones a la circulación de las personas reducen mucho todos los tipos de crímenes, a excepción de los homicidios. En el caso de Barcelona, única ciudad española que ha participado en el estudio, los Mossos d’Esquadra pasaron de registrar 385 hurtos de media al día a solo 38.
En general, los delitos que más se redujeron fueron los hurtos (un 47% menos) y los robos (46%). El robo de vehículos cayó un 37% y los asaltos un 35%. Los robos en viviendas, por su parte, descendieron un 28%. Los investigadores achacan estas cifras a las pocas opciones de las que disponían los criminales por la falta de movilidad. Como explica el estudio, “las oportunidades de cometer un delito contra la propiedad, como los robos y los hurtos, dependen del flujo de gente hacia las zonas comerciales o nodos de transporte que concentran un gran número de objetivos y una gran cantidad de entradas y salidas para los asaltantes”. Como resultado de este descenso de viajes (en España la movilidad hacia el puesto de trabajo cayó un 64%), “menos casas quedaron sin supervisión y los asaltos a domicilios se hicieron más complicados, mientras que los locales comerciales, menos vigilados, se convirtieron en un objetivo más fácil”, recoge el documento.
Durante el confinamiento, los Mossos d’Esquadra pasaron de registrar 385 robos de media al día en Barcelona a solo 38
Los crímenes sobre los que el confinamiento tuvo menos incidencia fueron los homicidios, que se redujeron únicamente en un 14%. Según explican los investigadores, en muchas sociedades los homicidios se producen en el ámbito doméstico, algo que no se ve afectado por las limitaciones de movilidad de la pandemia. Más bien al contrario, ya que en estos casos víctimas y acosadores estaban obligados a vivir bajo el mismo techo continuamente. Pese a ello, en España, 2020 fue el año con menor número de mujeres asesinadas por violencia machista desde que se tienen registros, aunque las llamadas al 016 aumentaron un 18% durante el estado de alarma. Los autores del estudio también citan como motivo de este menor descenso que la actividad de bandas organizadas y de tráfico de drogas se mantuvo relativamente estable. Incluso en la etapa más dura del confinamiento, la Policía realizó varias incautaciones importantes de estupefacientes.
Para Noemí Pereda, profesora de Victimología en la Universidad de Barcelona y una de las coautoras del estudio, el informe es clave para determinar cómo han afectado las medidas de contención de la covid-19 al comportamiento humano. “Analizar lo ocurrido durante la pandemia, más allá de los aspectos médicos, es muy relevante, dado que no ha habido un interés real en conocer los efectos en la conducta humana del virus y de las medidas tomadas para combatirlo. Se trata de una crisis social, no solo de una crisis de salud, y es muy importante estudiar los efectos en la sociedad de este contexto de experimento natural que la covid-19 nos ha dejado”, cuenta.
“Analizar lo ocurrido durante la pandemia, más allá de los aspectos médicos, es muy relevante, dado que no ha habido un interés real en conocer los efectos en la conducta humana del virus y de las medidas tomadas para combatirlo”
Este campo de estudio sí que había sido analizado por otros trabajos científicos, aunque centrados únicamente en EE UU. Según la propia investigadora, el punto fuerte del nuevo informe es que “es único por sus características y por las comparativas que pueden realizarse en función de las distintas medidas restrictivas impuestas”. Los autores tuvieron en cuenta factores como la legalidad de cada país a la hora de clasificar los delitos o la temperatura de cada zona, ya que hay estudios que relacionan las altas temperaturas con un aumento de la criminalidad. Lo que sí comparten todas las ciudades que han participado es que tienen un experto criminólogo dispuesto a colaborar y una serie de datos fiables y completos recabados por las fuerzas de seguridad.
Amy Nivette, autora principal del estudio, considera que el estudio tiene un gran potencial: “Podemos aprender mucho con un análisis minucioso de los datos y a prevenir los crímenes en los espacios públicos”. Aun así, la investigadora de la Universidad de Utrecht advierte sobre las lagunas del informe: “Hay indicadores de que en muchos países se ha incrementado la violencia doméstica y los delitos informáticos. Los datos que hemos utilizado no cubren estos problemas”.
Pereda también pone el foco en la violencia sufrida por los menores de edad, un problema difícil de cuantificar, ya que las denuncias son muy escasas. “Aquellos que podían detectar situaciones de violencia (maestros, médicos, vecinos, ... ) no pudieron hacerlo y no se facilitó ningún medio a los niños y niñas para poder alertar de que se encontraban en situación de riesgo”, dice. En Europa, los niños españoles sufrieron uno de los confinamientos más restrictivos del continente. “El Gobierno debería hacer un análisis crítico de su completo abandono de los niños y niñas españoles durante la pandemia, para no repetir errores en posibles situaciones futuras”, advierte la profesora.
FE DE ERRORES: En una primera versión del artículo se decía que Noemí Pereda es profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, pero ejerce su cargo en la Universidad de Barcelona.
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