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Opinión
Tribuna
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Efectos de la desinformación en Florida

A medida que se acercan las elecciones, el presidente Trump difunde ‘fake news’ sobre el voto por correo, Black Lives Matter y Joe Biden

El presidente Donald Trump, en una imagen de 2016.
El presidente Donald Trump, en una imagen de 2016.PETER FOLEY (EFE)

En los últimos días, la guerra política dio otro giro en Florida, donde Joe Biden y Donald Trump compiten por el voto latino. Surgieron informes de que el periódico El Nuevo Herald, con sede en Miami, había incluido un boletín con mensajes racistas y antisemitas durante meses, y que los presentadores de Radio Mambí habían hecho varios comentarios acusando a la Oficina Postal de los Estados Unidos de apoyar a Joe Biden y de decirles a sus oyentes que no confiaran en el sistema electoral estadounidense. Esta es la punta del témpano. La desinformación está en auge y los críticos temen que vuelva a afectar la forma en que los votantes participan en las elecciones de este año.

Las campañas de desinformación existen desde hace años, sobre todo en 2016, cuando la interferencia rusa contribuyó a la derrota de Hillary Clinton. Desde entonces, el número actores domésticos que se aprovechan del anonimato y la relativa facilidad para difundir falsedades, tanto en línea como fuera de ella, ha aumentado exponencialmente. Y les ha sido más fácil difundir desinformación sobre Joe Biden, el Movimiento Black Lives Matter o la covid-19 en grupos cerrados en Facebook, WhatsApp y, a menudo, en los medios de comunicación en español donde sus comentarios pasan desapercibidos. No ayuda que la persona con el púlpito más grande también esté ayudando a difundir la desinformación. A medida que se acercan las elecciones presidenciales, el presidente Trump difunde desinformación sobre la votación por correo, Black Lives Matter y Joe Biden.

Los temas dirigidos a los votantes latinos no son muy diferentes de las teorías de la conspiración que vemos en los principales medios de comunicación. Sin embargo, estos esfuerzos pueden tener un mayor impacto en los votantes que son susceptibles a la desinformación.

Tomemos por ejemplo a Florida, donde las elecciones siempre se reducen a los márgenes: en las elecciones de 2018 para gobernador y Senado, cada escaño se decidió por menos de medio punto porcentual. Los republicanos y sus aliados son conscientes de lo ajustadas que son las encuestas este año en Florida, donde Biden tiene 48% de intención de voto frente al 45% de Trump. Saben que su desafío no es tanto aumentar el número de seguidores latinos, sino sembrar dudas entre los votantes que puedan estar inclinándose por Biden y de esta manera deprimir su voto.

La desinformación en el estado “del sol”, por lo tanto, se centra en el socialismo que está destinado a animar a los cubanos; a mensajes destinados a crear tensiones raciales entre judíos, negros y latinos; a teorías de conspiración perturbadoras que no vale la pena repetir. El problema es que estas ideas aparentemente marginales se abren camino en fuentes de información creíbles y respetadas—como El Nuevo o Radio Mambí.

El resultado es un electorado aún más polarizado, crecientes tensiones y esfuerzos para deshumanizar al otro. Hace solo unas semanas, los presentadores de Mambí, Lourdes d’Kendall y Nelson Rubio, dejaron que una radioescucha dijera al aire que si Biden gana, la gente debería armarse hasta los dientes porque Black Lives Matter viene a por ellos.

Este tipo de desinformación no son solo pequeñas exageraciones, sino mensajes peligrosos que buscan deshumanizar y crear tensiones entre comunidades que ya luchan por soportar el malestar social, racial y político que ha empañado 2020. Todo en nombre de desacreditar al demócrata Joe Biden.

El lado positivo puede ser que estos últimos ejemplos ayudan a crear conciencia sobre el papel que cada uno de nosotros tiene en la lucha contra la desinformación: que en casi todas las situaciones la mejor respuesta es no amplificarla, incluso si se trata de desacreditarla. La excepción es la desinformación que busca generar violencia, en cuyo caso es importante denunciarla.

Sin embargo, el mensaje más importante puede ser que en un momento de aislamiento combinado y frente a la elección más importante de nuestras vidas, es primordial comunicarnos entre nosotros mismos; buscar un terreno común; escuchar atentamente, y, con un poco de suerte, abrir la puerta para poder compartir información más precisa. Y de esta manera ayudar a crear una narrativa de unidad y esperanza. Por el bien de nuestras comunidades y nuestra democracia.

Vanessa Cárdenas es estratega demócrata y presidente de CárdenasStrategies.

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