La violencia en Haití suma un millón de desplazados: “Es una crisis que no podemos ignorar”
Más del 53% de los refugiados internos son niños. Organizaciones advierten de que las condiciones en los campamentos son peores que tras el terremoto de 2010
En teatros abandonados y colegios convertidos en refugios improvisados, miles de haitianos buscaron un lugar donde pasar la noche tras huir de la violencia. Michel Durand, que hasta que el caos de su país se cruzó en su camino, trabajaba como albañil, cuenta que lleva semanas durmiendo en el piso de un aula junto a su esposa y sus tres hijos. “Lo que tenemos ahora es un techo sobre nuestras cabezas, pero no sabemos qué comeremos mañana”, relata. Historias como la suya se repiten en numerosos rincones de la capital haitiana.
En Puerto Príncipe, un grupo de familias desplazadas ocupa un antiguo teatro que había sido cerrado hace años. Los asientos se han convertido en camas y las cortinas sirven de separadores entre las familias. “La privacidad es un lujo que ya no tenemos”, explica Lucienne Toussaint, una madre soltera de 38 años, quien llegó con sus dos hijas tras escapar de los enfrentamientos en su barrio.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha confirmado que más de un millón de personas han sido desplazadas debido a la violencia en Haití. Estos movimientos internos aumentaron un 48% en un mes, según un informe reciente. Los haitianos enfrentan condiciones cada vez más precarias y muchos de ellos se han visto obligados a abandonar sus hogares en más de una ocasión.
Jean-Michel Augustin, quien ahora duerme en un colegio en Arcahaie, lamenta la pérdida de su casa y su comunidad. “Lo más difícil es explicarles a mis hijos por qué no podemos volver. Todo lo que conocían quedó atrás”, dice. La situación es similar para muchas familias que buscan refugio temporal en espacios que no están equipados para alojar a tantas personas.
La OIM ha identificado las causas principales del desplazamiento interno en Haití. La violencia armada incrementó durante el último trimestre de 2024. En muchas zonas del país, las pandillas han tomado el control de barrios enteros. Esto ha generado inseguridad generalizada y temor entre los residentes.
Adeline Charles, de 47 años, una comerciante en Arcahaie, relata cómo su negocio fue saqueado antes de que ella huyera. “No tenía otra opción que dejar mi hogar para proteger a mis hijos”, cuenta. El colapso de los servicios públicos, como la salud y la educación, también contribuyó al desplazamiento.
El número de haitianos desplazados se triplicó en un año, pasando de 315.000 en diciembre de 2023 a más de un millón en 2024, según la OIM. En la región de Artibonite, en las zonas rurales periféricas de Puerto Príncipe, los desplazamientos se triplicaron en 2024, alcanzando a más de 84.000 personas.
La falta de respuesta inmediata de las autoridades ha exacerbado la situación. En algunas áreas, las fuerzas de seguridad no pueden contener los actos de violencia, y los habitantes buscan refugio en lugares considerados más seguros, aunque con recursos limitados.
Malas condiciones en los campamentos
El informe de la OIM destacó el crecimiento de los campamentos de desplazados internos. En diciembre de 2024, se registraron 142 en el país. La mayoría, en la región metropolitana de Puerto Príncipe y con condiciones que no garantizan el acceso a servicios esenciales.
En los campamentos, las familias viven en refugios improvisados, hechos de lonas plásticas y madera, con pisos de tierra que se inundan fácilmente durante las lluvias. La falta de agua potable ha obligado a muchos a buscar fuentes contaminadas, lo que el riesgo de enfermedades. Además, los niños han dejado de asistir a la escuela, explica Pierre Antoine, un profesor desplazado de 35 años. “Intentamos enseñar en espacios abiertos, pero no es suficiente”, afirma.
Los campamentos actuales presentan condiciones mucho peores que las que había tras el terremoto de 2010. La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos en Haití (RNDDH) ha reportado violencia, violaciones y peleas frecuentes en estos lugares. “Los espacios para bañarse casi no existen y su disposición presenta un peligro para las mujeres y niñas”, destaca la organización.
Las condiciones sanitarias también representan un riesgo significativo. Las letrinas improvisadas se desbordan y los desechos se acumulan cerca de las viviendas temporales, atrayendo insectos y roedores. Las enfermedades como el cólera y la diarrea se propagan entre los desplazados. Los grupos de ayuda enfrentan dificultades para proporcionar asistencia rápida debido a los bloqueos de carreteras y la inseguridad.
Impacto en mujeres y niños
El desplazamiento interno afecta principalmente a mujeres y niños. Las primeras representan el 55% del total de desplazados, mientras que los menores de edad conforman el 53%. Muchas mujeres asumen el rol de proveedoras en estas condiciones adversas.
Jacqueline Louis, una madre desplazada de 40 años, cuenta que, en el campamento, tiene que buscar agua todos los días y hacer fila por horas para recibir alimentos. La falta de seguridad en los campamentos también genera preocupación, especialmente para las mujeres.
Para los niños, lo más duro son las interrupciones en su educación y el trauma. Algunos también se ven expuestos a trabajos forzados o reclutamiento por parte de las pandillas. “Los niños llevan la mayor carga del desplazamiento, representando más de la mitad de la población desplazada”, señala Amy Pope, directora de la OIM.
Las familias reciben un apoyo insuficiente. Según testimonios, el dinero ofrecido para reubicarse, 50.000 gourdas haitianas (380 dólares), no es suficiente para garantizar un techo. La comunidad internacional cree que es necesaria mayor asistencia.
Este problema refleja la necesidad de soluciones sostenibles que incluyan seguridad, acceso a servicios esenciales y apoyo a los más vulnerables. Como enfatizó Jean-Joseph Pierre, un trabajador humanitario de 50 años, “lo que enfrentan estas familias es una crisis humanitaria que no se puede ignorar”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.