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Un accidente doméstico obliga a Lula a participar en la cumbre de los BRICS desde la distancia

El presidente de Brasil anula por recomendación médica el viaje a Rusia tras sufrir un golpe en la cabeza que requirió cinco puntos

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El presidente Lula, el pasado día 6 al recibir en Brasilia a los primeros compatriotas evacuados de Líbano tras la invasión israelí.Carla Carniel (REUTERS)
Naiara Galarraga Gortázar

El presidente brasileño, Luiz Inació Lula da Silva, de 78 años, estaba haciendo la maleta para emprender un largo viaje a Rusia para participar en la cumbre de los BRICS cuando, el sábado por la noche, sufrió un accidente domestico, una caída en la que se golpeó la parte trasera de la cabeza. Le pusieron cinco puntos y, tras someterse a diversas pruebas en un hospital de Brasilia, los médicos le recomendaron anular el viaje —17 horas de vuelo—, así que Lula participará por vídeoconferencia en el cónclave con sus pares Vladímir Putin (Rusia), Narendra Modi (India), Xi Jinping (China) y Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), que se encontrarán del martes al jueves en la ciudad rusa de Kazán.

El médico personal del presidente Lula, Roberto Kalil, explicó la situación a O Globo: “Tuvo fue una contusión en la región occipital, en la parte trasera de la cabeza, fue un traumatismo fuerte, lo que derivó en lo que llamamos una contusión cerebral, un puntito mínimo de hematoma. Es poco probable que ese hematoma evolucione”.

Lula estaba en su residencia oficial, el Palacio de la Alvorada, en el cuarto de baño, cuando se sentó en un banco, perdió el equilibrio y se cayó. Se dio un fuerte golpe en la nuca y se le abrió una brecha. Inmediatamente fue trasladado a un hospital donde la herida fue suturada y le hicieron varias pruebas. Los profesionales que le atienden consideran que el mandatario puede seguir con su agenda de trabajo, pero en Brasilia. En los próximos días, el presidente de Brasil se someterá a nuevas pruebas para ver cómo evoluciona la lesión.

El año pasado, se sometió a una operación en la que le fue colocada una prótesis de cadera, y, en 2023, le extirparon un nódulo en la garganta. Este lunes ha tuiteado una foto en la que se le ve junto a un ministro y un asesor en su residencia.

En ausencia del presidente, el ministro de Exteriores, Mauro Vieira, liderará la delegación brasileña en este foro nacido como una alianza de países en desarrollo para impulsar la cooperación fuera del eje occidental y construir un sistema internacional multipolar.

Los BRICS son, en este momento, el principal instrumento multilateral de la política exterior brasileña, que en los últimos meses centra sus esfuerzos en los preparativos de la cumbre del G-20 que celebrará en Río de Janeiro en noviembre. Por ahora, Xi ha confirmado su presencia y Putin ha anunciado que no acudirá, lo que le quita en problema a Lula dado que es ruso es buscado por la justicia internacional.

Putin es el anfitrión de esta reunión de los BRICS que se celebra cuando la invasión rusa en Ucrania está en su tercer año y pesa sobre él una orden de detención emitida por el Tribunal Penal Internacional. Sus socios, sobre todo China, han sido cruciales para que el impacto de las sanciones occidentales en la economía rusa haya sido menor al previsto por sus promotores.

Será también el primer encuentro de jefes de Estado desde que los cinco miembros del club (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) admitieron varios nuevos socios en agosto de 2023. Por tanto, al quinteto se unirán en esta ocasión los representantes de Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Arabia Saudí todavía sopesa si aceptar la invitación mientras Argentina, con Javier Milei como presidente, declinó el convite. En cualquier caso, con las incorporaciones, que suponen un triunfo para China frente a las reticencias de India y Brasil, las democracias, que eran mayoría, pasan a ser minoría en los BRICS.

En el seno del heterogéneo club conviven dos almas, una conciliadora, que quiere estar a buenas con tirios y troyanos; y otra antioccidental. El analista brasileño Oliver Stuenkel apunta en un artículo en la publicación Americas Quarterly a ese contexto para argumentar que, para Brasil, los beneficios de pertenecer a los BRICS se han reducido mientras aumentan los riesgos. “Es muy poco probable que Brasil y la India (y, en menor medida, Sudáfrica), que buscan construir una estrategia de equidistancia entre los principales centros de poder y no desean reducir sus vínculos con Occidente, puedan evitar por completo la narrativa fuertemente antioccidental de esta cumbre de los BRICS”, escribe.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).
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