La educación para el Desarrollo Sostenible, una urgencia para hoy
Las juventudes cada vez más elevan su voz exigiendo cambios urgentes y decisivos, y pidiendo a los líderes mundiales que asuman sus responsabilidades y rindan cuenta de las medidas que están tomando al respecto
EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.
Durante los últimos años, los países de América Latina y el Caribe han sufrido cada vez con mayor frecuencia los embates del cambio climático: olas de calor y frío extremos; incendios forestales incontenibles; avance de las líneas de costa en los pequeños estados insulares del Caribe; o sequías e inundaciones con graves consecuencias para las poblaciones locales. De acuerdo al último reporte del Panel intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), la evidencia apunta a que el origen de estos cambios es indiscutiblemente antropogénico, es decir, originado por la acción directa de la humanidad y por sus decisiones que se siguen tomando hasta el día de hoy. La desconexión de quienes están tomando las decisiones no solo está afectando el clima de nuestro planeta, sino también aumentando y creando nuevas brechas que hacen cada vez más difícil alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible acordados en la Agenda 2030.
La educación puede y debe prepararnos mejor para enfrentarnos a estos desafíos. La Educación para el Desarrollo Sostenible o EDS es un marco orientador para que los marcos educativos desde sus políticas, acciones y enfoques contribuyan a la agenda 2030 preparando a las nuevas generaciones para enfrentar y encontrar soluciones a los retos que aquejan al mundo en materia de sostenibilidad. La EDS debe ser un gran compromiso que convoque los esfuerzos de los gobiernos y de toda la sociedad para transformar la relación entre las personas y su medio ambiente y transitar hacia modelos de vida más sustentables.
Avanzar en este camino exige hacer los cambios necesarios para que la educación desarrolle en los estudiantes las competencias, conocimientos y valores necesarios para poder enfrentar, mitigar y transformar las situaciones que ponen en riesgo nuestro mundo, de modo que esta y las próximas generaciones puedan desarrollar sus proyectos de vida en armonía con el planeta, sentando las bases para sociedades más inclusivas, justas y democráticas.
Dentro de los grandes desafíos que enfrenta el mundo, resalta el potencial de la educación para la respuesta al cambio climático, que fue reconocido en la Conferencia de París sobre el cambio climático (COP-21) en 2015. Cuando los delegados de 195 países redactaron el Acuerdo de París, el artículo 12, relativo a la educación, fue el primero en ser aprobado. En las siguientes COP se reiteró la importancia de la EDS para la consecución de las diversas agendas mundiales, entendiendo que el desarrollo sostenible promueve un cambio profundo de mentalidades y comportamientos que van mucho más allá de la educación ambiental.
Abordar el tema de sostenibilidad es cosa de sobrevivencia. Así lo señalan las conclusiones de la Reunión Regional para América y el Caribe de la Red de Educación para el Desarrollo Sostenible, llevado a cabo entre el 29 y 31 de agosto por OREALC/UNESCO Santiago, que reunió a representantes de más de 20 países de la región, sociedad civil y juventudes para compartir e intercambiar experiencias y lecciones aprendidas para avanzar con paso firme hacia la transformación de los sistemas educativos.
De seguir las tendencias actuales, las juventudes de hoy y las generaciones siguientes heredarán un mundo en el que la vida sea cada vez menos posible. Es su presente y su futuro lo que está en juego. En respuesta, son las juventudes las que cada vez más elevan su voz exigiendo cambios urgentes y decisivos, y pidiendo a los líderes mundiales que asuman sus responsabilidades y rindan cuenta de las medidas que están tomando al respecto. Este cambio es y debe ser responsabilidad de todos nosotros. El momento de actuar es hoy, pues mañana puede ser demasiado tarde.