John Jairo Perdomo o el teatro como herramienta de transformación social

“No somos nosotros, somos los otros para poder ser nosotros”. Con esta frase, John Jairo Perdomo (Cali, 57 años) define el significado de trabajar con empatía por la comunidad. Actor, director, saltimbanqui, cirquero y gestor cultural, graduado en Arte Dramático de la Universidad del Valle, fundó hace 20 años Casa Naranja, la única sala teatral en el oriente de Cali, un populoso sector en el que habitan casi un millón de personas –la tercera parte de la población de la ciudad–.

En Casa Naranja les dictan, cada año, clases gratuitas de circo, comparsa, música, teatro, zancos y danza a 106 niños y jóvenes: “El objetivo es sensibilizar, democratizar el arte y la cultura, y mostrar que hay posibilidades. Buscamos romper los paradigmas que dicen que no podemos solo por venir de un sector difícil. Fui un niño que nació en Siloé (en las laderas occidentales de la ciudad) y lo más cercano que estuve a algo artístico era ver pasar las comparsas de diablitos que salen en diciembre”.

En el Distrito de Aguablanca, formado en su mayoría por familias que llegaron desplazadas del Pacífico a finales de los 70 y comienzos de los 80, las necesidades convierten a los muchachos en presa fácil de grupos al margen de la ley, pandillas, embarazos a temprana edad y deserción escolar.

Casa Naranja, en el barrio Poblado I, ofrece cada fin de semana espectáculos que desarrollan Perdomo, sus artistas, sus alumnos y grupos itinerantes invitados. Un huevo, media libra de arroz u otro alimento es el pago de los espectadores por la entrada. Con el fruto de ese trueque, arman mercados que distribuyen entre las familias más necesitadas.

Perdomo habla orgulloso de pupilos a los que, por medio del arte, se les ha abierto un destino diferente al que supuestamente tenían marcado: Álex Meneses trabaja en un circo en España; John Edward Camacho vive en giras entre Dubai y México; Robinson Cifuentes está en una agrupación en China; Íngrid Tatiana Celis es profesora y viajará pronto a enseñar a Europa. Otros, precisa, han continuado su formación con Circo Herencia, el grupo que hace parte del cabaret Delirio, de Cali. “Tenemos abogados, arquitectos, tecnólogos y panaderos que, aunque no se volvieron artistas, el arte les mostró un mundo distinto y les dio confianza”, dice.

Cada 7 de agosto, para celebrar la fundación de Casa Naranja, realizan el Desfile de la Luz, que se ha convertido en el Carnaval del Oriente. La reciente versión reunió a 900 artistas que, en comparsas, recorrieron las calles del sector. La celebración comienza a las 6 de la tarde, con la proclamación del rey o reina del Carnaval de Cali Viejo (desfile tradicional que se hace cada 28 de diciembre durante la Feria de Cali), el reconocimiento a una mujer ilustre que trabaja por la comunidad y a otra que se destaca por su labor en la defensa y promoción del arte y la cultura.

“Lo más bonito es ver que la gente se apropia de la fiesta –cuenta el artista y gestor–, no hay inseguridad durante el desfile, no hay barreras ni fronteras invisibles, las familias sacan sus sillas, se meten a las comparsas, tiran globos o elevan pancartas”. Perdomo trabaja, además, de la mano de las organizaciones comunitarias y las familias, pues sabe que la transformación debe incluirlos a todos.

De su mamá, Lucía Restrepo, quien lo crio vendiendo frutas, aprendió generosidad y confianza. Ella le permitió hipotecar tres veces la casa familiar con tal de convertir en realidad el propósito de construir la sala y escuela.

Para financiarse, Casa Naranja concursa por becas gubernamentales y participa en programas institucionales y campañas para diversas organizaciones, como Propacífico, que reúne a los empresarios del departamento. Es parte de la Corporación Carnaval Cali Viaje, que salvaguarda la tradición, y Perdomo ha sido director artístico de la Feria de Cali.

Actualmente, está programando una gira con el más reciente espectáculo, Silencio en el alba, que ya se vio en Bogotá y fue dirigido por Heider Alexander Rubio, que también se formó en Casa Naranja. Está diseñando proyectos para adultos mayores y migrantes, y crearon el Museo Itinerante del Cali Viejo: “Vamos a los colegios del oriente con figuras gigantes de Cristo Rey, el Gato de Tejada, Piper Pimienta, Juan Pachanga, Jovita y el Loco Guerra, y les contamos a los muchachos esas historias de ciudad, que generan identidad, pertenencia y orgullo”.

El naranja en el nombre y la pintura de la fachada no responden a un capricho, sino al concepto fundador: “Siempre quisimos que la casa se sintiera como un hogar, un punto de cultura viva comunitaria. Acuñamos el naranja por la vitamina C, de confianza, carnaval, cariño, Cristo, cultura, comunidad, convivencia, comunión, celebración de la vida, por la vida y con mucho corazón”.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.