Luis Fernando Vélez, pionero del café del siglo XXI

Hace 30 años empezó su lucha por abrirle camino a los cafés especiales. Hoy es líder de una importante marca, exporta a 10 países, es referente de la industria y ya sacó el primer campeón mundial de barismo para Colombia

Luis Fernando Vélez
Luis Fernando VélezAMOR PERFECTO
J.B.
Bogotá -

Luis Fernando Vélez, tozudo por naturaleza, es un convencido de que Colombia tiene todas las ventajas para exportar café tostado en origen y ofrecer el de mayor calidad del mundo. Lo ha dicho desde los 90, cuando estaba prohibido comprar, tostar y comercializar granos de alta calidad cultivados en el país para consumo interno y él mismo desafió la ley mostrándole a la Federación Nacional de Cafeteros, con su empresa como referencia, que era necesario cambiarla.

“Cuando entré al mundo del café, pensé que Colombia tenía que empezar a exportar café en origen con valor agregado y no dejar que los otros países lo hicieran. ¿Quién ha visto un contenedor de uvas enviado desde Francia para hacer champaña en Nueva York? En Colombia dejamos que eso pasara”, asegura Vélez, bogotano de 66 años.

Lo dice con la seguridad de quien, tras muchos años, aprendió, viajó y conoció todo tipo de cafés y logró por primera vez para Colombia un campeón mundial de barismo.

Hoy, es el líder de una de las marcas más fuertes del mercado, Amor Perfecto, que exporta a cerca de 10 países que incluyen a Corea, Alemania, Estados Unidos y Francia, ha penetrado el mercado colombiano llegando incluso a cafés de barrio y que espera al final del año cerrar con ventas alrededor de los 24.000 millones de pesos [alrededor de 6 millones de dóalres].

Cuenta, además, con unos 80 empleados directos dedicados al proceso de tueste y al manejo de las tiendas que tiene en Bogotá, en lugares como Chapinero Alto y al pie del Museo del Oro. En las redes sociales de la marca se documenta cómo en El Cairo hay una tienda que exhibe con orgullo el logo de la marca: una taza de café vista desde arriba con un corazón en el centro.

Quizá lo mejor de haber conocido este mundo, a juicio de Vélez, es el barismo (la habilidad de preparar, servir y conocer los tipos de café), un oficio que vio como revelación y oportunidad para los jóvenes colombianos. Si dominan el idioma del país de destino y saben de café, dice, los baristas tienen la ventaja de encontrar empleo con facilidad, como está ocurriendo en España. Hoy, Vélez es uno de los principales formadores de talentos del país con su Academia de Café.

Y otra vez la tozudez: el empresario y maestro busca apoyo de agencias internacionales para desplegar un programa que le permita enviar a trabajar a miles de jóvenes colombianos expertos en café y baristas profesionales a los numerosos lugares del mundo donde se sirve y se aprecia el café, desde La Closerie des Lilas, en París, hasta el Kitamu Coffee, de Tanzania.

Luis Fernando Vélez nunca para de hacer cuentas y parece embarcarse en cometidos impracticables. Se ilusiona y calcula que si cada una de las 540.000 familias cafeteras del país tiene dos hijos, y estos se involucran en la cadena de producción y continúan conectados con su origen y su tierra, es muy probable que regresen a la tierra de sus padres para cultivar un café de mejor calidad.

Su lucha ahora, después de haber consolidado Amor Perfecto, es que los colombianos se conecten con el esfuerzo del caficultor y la destreza del barista. “Esta colaboración contribuirá a consolidar la posición del café colombiano como el tostado más destacado del mundo”, asegura.

Con su misión muy clara desde el comienzo, el alma y nervio de Amor Perfecto le ha mostrado al país la otra cara posible del café: Colombia conocía cómo producirlo, pero ahora también sabe tostarlo y prepararlo mejor que nadie.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundación Corona.

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