El ruidoso ocaso del Ministerio de la Igualdad en manos de Juan Carlos Florián
A la cartera, una promesa de campaña del Gobierno de Gustavo Petro con fecha de caducidad en 2026, la rodean controversias de todo tipo


Juan Carlos Florián comenzó la semana como cabeza del Ministerio de la Igualdad, y la acabó como postulado para ocupar una vez más ese mismo cargo. En el camino, su nombramiento fue suspendido por un tribunal, el presidente Gustavo Petro aceptó su renuncia y la Presidencia volvió a publicar a toda prisa su currículo, para que alcanzara a acompañar al mandatario a su viaje a Estados Unidos. Esa insólita secuencia hace parte de una jugada del Gobierno para esquivar la polémica que ha perseguido a Florián desde que asumió la cartera, el mes pasado, pues su llegada incumplía la paridad de representación femenina en el gabinete que ordena la ley. Su caso ilustra la accidentada trayectoria de un Ministerio que acumula todo tipo de controversias en apenas dos años de historia.
La más reciente comenzó cuando el Tribunal Administrativo de Cundinamarca admitió una de las demandas que pide anular el nombramiento de Florián por ese desequilibrio en el gabinete, y suspendió el lunes pasado su designación. Con el apoyo incondicional del presidente, el politólogo ha argumentado en su defensa que se identifica como una persona de género fluido, por lo que las cuotas no aplican en su caso. Incluso ha pedido que lo llamen “ministra”. Activistas y organizaciones trans y LGBTIQ+ han manifestado no sentirse representadas por Florián.
En Colombia, la llamada Ley de Cuotas establecía desde hace tiempo que las mujeres debían estar al frente de al menos el 30 % de los cargos de nivel directivo del Estado, una legislación que se actualizó hace un año para garantizar la participación paritaria. Las demandas argumentan que al momento de designar a Florián había solo nueve mujeres ministras por 10 hombres. Con esas cifras las ministras solo representaban el 47,37% del gabinete. La Presidencia ha alegado que, dado que Florián no se identifica con ninguno de los dos géneros tradicionales, no se le debe incluir en ese conteo, que quedaría 9 a 9.
Desde entonces, el balance del gabinete ha cambiado. En su enésimo remezón ministerial, detonado este mes, Petro aceptó la renuncia de Julián Molina al Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, o TIC, y designó el miércoles en su reemplazo a Carina Murcia –tras haber anunciado previamente a Gloria Patricia Perdomo–. Con su llegada, el gabinete cuenta con 10 ministras mujeres y cumple con los requisitos de paridad, por lo que desaparece el debate sobre Florián. “Lo que hace el Gobierno de Gustavo Petro al designar a Florián es una burla y es torcerle el pescuezo a la Ley de Paridad”, ha denunciado con insistencia la representante Catherine Juvinao, una de las autoras de esa legislación, además de demandante. La política ha documentado cómo Florían se ha enunciado como hombre en sus anteriores cargos, pese a tener la opción de marcar femenino, masculino o no binario. “Hace una instrumentalización burda de la lucha de la población LGBTIQ+ al caricaturizar la identidad de género para disfrazar de legalidad lo que no es más que una usurpación simbólica, jurídica, política y ética”, ha señalado la congresista, que anuncia demandas ante un segundo nombramiento que califica como un fraude a resolución judicial.
A la espera del desenlace jurídico, la controversia que rodea a Florián viene precedida por otro rosario de escándalos en una cartera que tiene cinco viceministerios —de la Mujer, de la Juventud, de las Diversidades, de los Pueblos étnicos y campesinos, y de las Poblaciones y territorios excluidos—. Entre otras, las presuntas mentiras e irregularidades de Juliana Guerrero sobre sus estudios, lo que ha empantanado su nombramiento como viceministra de Juventudes. El 15 de agosto, la Presidencia publicó la hoja de vida de Guerrero, con el principal objetivo de sacar adelante el emblemático programa Jóvenes en Paz, y hasta ahora fracasado según el propio Petro, que la ha defendido con vehemencia. Guerrero no cumple con los requisitos mínimos para ese cargo, pues no tenía un grado profesional, como exigía el manual de funciones. Dos semanas después se publicó una renovada hoja de vida en la que aparece con un título profesional en contaduría pública emitido por la Fundación Universitaria San José. Para ahondar en la confusión, ella no ha presentado las pruebas Saber Pro, un requisito legal para graduarse de cualquier universidad. “El título de Juliana Guerrero es inválido. Lo que hizo es un delito”, señala la representante Jennifer Pedraza, una de las primeras en denunciar la situación –y ella misma la congresista más joven del país, con 29 años–.
El primer Ministerio de la Igualdad en Colombia, liderado por la vicepresidenta Francia Márquez hasta comienzos de este año, era una promesa de campaña. Pero su corta historia ha sido turbulenta. A Márquez la relevó Carlos Rosero, quien apenas duró cinco meses. Las dos polémicas más recientes se sobreponen sobre los muchos tropiezos que ha sufrido desde su creación formal, en junio de 2023. El más relevante es que la Corte Constitucional anuló la ley que le dio origen, al considerar que se saltó el requisito de contar con un aval fiscal del Ministerio de Hacienda. Los magistrados permitieron que la cartera siga operando hasta 2026, para darle plazo al Gobierno de presentar un nuevo proyecto de ley que evite su desaparición. Sin embargo, ese proyecto languidece en el Congreso. Su continuidad parece improbable.
En un primer momento, se había planteado que naciera de una transformación del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), que maneja muchos de los subsidios para la población más vulnerable. Petro, sin embargo, se opuso. La igualdad, dijo en su día, “es más compleja” que un conjunto de subsidios, e implica una mirada holística hacia los sectores más olvidados del país. Creado de ceros, es uno de los ministerios con más bajos niveles de ejecución y una de las entidades más castigadas en el presupuesto del próximo año. La cartera que busca cerrar brechas sociales entre los jóvenes, las mujeres, la población diversa, las personas discapacitadas y población étnica, llevaba al cierre del 2024 apenas una ejecución del 2,4 % de su presupuesto, por lo que le han llovido críticas. En medio de tantas sombras, se destaca la construcción de un Sistema Nacional del Cuidado.
Los casos de Florián y Guerrero son ilustrativos del uso que ha dado el presidente Petro al Ministerio de la Igualdad, apunta la representante Pedraza. “Quiere que sea un regalo más para pagar favores políticos, pero nunca una apuesta estructural de transformación”, opina la congresista, de izquierda y feminista. Si posesionan de nuevo a Florián, se propone radicar una moción de censura. “Lo que estamos viendo es lo que pasa en un Ministerio de la Igualdad de un presidente machista, que no le da la relevancia que requiere”, concluye.
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