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Hernán Penagos, un registrador que está lejos de favorecer la consulta de Petro: “Es muy aferrado a las cortes”

El hombre que tiene en sus manos la consulta popular se hizo político en el uribismo y pasó luego al santismo. Aunque ha sido poco mediático, desde su cargo ya se ha enfrentado públicamente al presidente

Hernán Penagos

La luz de los reflectores acaba de posarse sobre el registrador nacional, Hernán Penagos. El viernes pasado ha recibido oficialmente el decreto con el que el presidente Gustavo Petro convoca a una consulta popular para que la ciudadanía decida el 7 de agosto si aprueba los puntos centrales de su reforma laboral, en una votación que requiere la participación de 13 millones de colombianos. Penagos deberá decidir si continúa adelante y llega a las urnas en dos meses o si, ante la lluvia de cuestionamientos y demandas contra el decreto, opta por un camino que dé al traste con las intenciones del Gobierno. Su trayectoria política, ligada al uribismo y al santismo, y el talante que ha mostrado como jurista, hacen más probable lo segundo.

Penagos, un abogado con una maestría en justicia constitucional, debe constatar que el decreto cumpla con todos los requisitos legales. Entre estos se encuentra que el Senado haya aprobado previamente la consulta, como establece la Constitución. El Senado la negó, pero el Gobierno ha cuestionado esa votación, diciendo inicialmente que tenía vicios y, posteriormente, que el Senado ni siquiera se ha pronunciado. Y ha sido argumentando el silencio que Petro y sus ministros firmaron el decreto que los opositores han llamado “decretazo”. Aunque recibir el decreto le mete presión al registrador, las demandas le dan esperanzas de que haya una decisión judicial sobre la legalidad del decreto en pocos días.

“Hasta ahora ha tenido una actitud impecable en todo este berenjenal porque no se ha dejado meter en el bollo. Ha sido absolutamente prudente”, destaca Héctor Riveros, abogado constitucionalista que conoció a Penagos cuando este era representante a la Cámara del partido de La U. Lo califica como un buen abogado tras haber coincidido con él en la discusión de reformas como la del equilibrio de poderes, en épocas de Juan Manuel Santos como presidente.

En medio de un ambiente político en el que Petro pone agenda todos los días y busca movilizar constantemente a la gente, Penagos ha sido un registrador sin salidas ruidosas y más bien poco mediático. “Él no se deja llevar por la emocionalidad en las decisiones políticas. Incluso, quienes hacíamos política con él le pedíamos que no fuera tan rígido, que fuera, justamente, más emocional”, dice el representante a la Cámara Juan Sebastián Gómez, que hizo correrías con Penagos en su natal departamento de Caldas.

Hasta ahora, en todo caso, las declaraciones más altisonantes de Penagos han sido desacuerdos con el Gobierno. Así lo hizo después de que la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) realizó una inspección en la Registraduría en marzo de 2024 en sus pesquisas contra la multinacional Thomas Greg, que tradicionalmente ha ganado el contrato para coordinar la logística tecnológica de las elecciones y a la que Petro ha cuestionado duramente desde hace años. Penagos no solo cuestionó esa inspección, por considerar que la SIC no tiene competencias frente a la Registraduría, sino que calificó de inconstitucional la decisión de esa entidad de imputarle cargos a nueve funcionarios del organismo electoral, independiente del Ejecutivo. “Golpear mediáticamente a la Registraduría es jugar con candela”, dijo entonces al presidente.

Lo que viene ahora es de mayor calado. “Es una prueba muy berraca, aunque él es un tipo muy racional”, dice el representante Gómez. “Aunque habla con todo el mundo”, agrega, “es muy aferrado a las cortes. Dice que se debe a ellas”, cuenta. Efectivamente, los magistrados de las altas cortes son quienes eligen al registrador y que lo eligieron en 2023, en un proceso que no estuvo carente de tensiones y críticas.

El camino político de Penagos

Hernán Penagos nació en el municipio de Samaná, una región montañosa y selvática al oriente del departamento de Caldas aquejada por el conflicto armado, particularmente por la extinta guerrilla de las Farc. Hizo parte de un grupo de políticos que, por un lado, se opuso a la hegemonía liberal-conservadora que había dominado a ese departamento por décadas; y, por otro, que a comienzos de este siglo encontró eco en la propuesta de seguridad democrática del entonces presidente Álvaro Uribe. Así, cuando decidió volverse un político entró al Partido de La U, creado en 2006 como nueva colectividad que representaba las huestes del mandatario de derechas.

Penagos tuvo como padrinos a tres reconocidos alfiles nacionales del uribismo: Óscar Iván Zuluaga, entonces ministro de Hacienda de Uribe y a la postre candidato presidencial del Centro Democrático; Luis Alfonso Hoyos, director del SENA de Uribe; y Adriana Gutiérrez, senadora. De la mano de ellos, fue elegido diputado departamental en 2008 y, sin terminar su periodo y como muestra del impulso que traía, representante a la Cámara en 2010.

En esa corporación hizo parte de la Comisión de Acusaciones, la encargada de investigar a los presidentes y reconocida por su prácticamente nula efectividad en ese propósito. A Penagos le correspondió la investigación contra Uribe por la entrega de dádivas a congresistas para aprobar su reelección en el Congreso, conocida como la Yidispolítica; aunque citó a declarar a varios implicados, allí el caso terminó en nada.

El uribismo, para entonces, comenzaba a sufrir el cisma entre quienes mantenían su respaldo a Uribe y luego formarían el Centro Democrático, y quienes comenzaban a decantarse por el presidente del momento, Juan Manuel Santos, que en 2012 hizo públicas las conversaciones entre su gobierno y las Farc. Penagos se fue con Santos y se quedó en La U. Gracias a eso fue elegido presidente de la Cámara de Representantes en 2013 y reelegido representante en 2014. Lo hizo respaldando el proceso de paz, una bandera que lo llevó a impulsar la reformas que el también reelegido Santos necesitaba para darle fuerza legal al Acuerdo con las Farc. Por ejemplo, fue ponente del proyecto que reglamentó el funcionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

En 2018 se quemó en su intento de saltar al Senado, así que hizo una jugada que suelen hacer excongresistas que buscan mantenerse vigentes: se postuló al Consejo Nacional Electoral (CNE), una institución encargada de la vigilancia de las elecciones y que es esencialmente política, pues a sus magistrados los eligen los propios congresistas. Penagos fue el candidato de la bancada su partido, La U, de la que hacía parte Armando Benedetti, entonces senador, hoy ministro del Interior de Petro y uno de los cerebros de la consulta popular. “Siempre ha sido un buen colega, una persona inteligente y preparada”, decía en ese entonces Benedetti sobre Penagos.

En el CNE se encontró con la investigación contra Santos por su presunta responsabilidad en la entrada de dineros de la corrupta multinacional Odebrecht a la campaña presidencial de 2014. Con el resto de magistrados, archivaron el caso en 2021, argumentando falta de pruebas.

Terminó su periodo como magistrado en 2022 y dio un paso fugaz por la Defensoría del Pueblo como asesor del conservador Carlos Camargo, amigo del expresidente Iván Duque. En 2023 entró al concurso para ser registrador nacional y resultó elegido por los entonces presidentes de las tres cortes: la Constitucional, la Suprema y el Consejo de Estado. Remplazó a Alexander Vega, también militante del Partido de La U.

Su trayectoria política de casi 20 años y sus conexiones hacen prever que Penagos está lejos de favorecer la consulta de Petro; al menos no en los términos en los que lo espera el presidente: una actuación rápida y sin cuestionamientos.

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