Susana Muhamad: “El Gobierno no está tan fracturado como pareció en el Consejo de Ministros”
La dimitida ministra de Ambiente de Gustavo Petro se reafirma en que asuntos como la igualdad, la violencia de género y la defensa de lo público no pueden verse relegados por las alianzas políticas
“Presidente, como feminista y como mujer, yo no me puedo sentar en esta mesa de Gabinete, de nuestro proyecto progresista, con Armando Benedetti”, le dijo con la voz quebrada a Gustavo Petro su ministra de Ambiente, Susana Muhamad (Bogotá, 47 años), en el ya famoso Consejo de Ministros televisado hace una semana que detonó una crisis de Gobierno que aún no encuentra desenlace. Ha sido una de sus funcionarias más leales y cercanas, pero no pudo ocultar su malestar por la llegada del flamante jefe de Despacho, un político camaleónico con varias investigaciones encima y señalado en más de un episodio de violencia de género.
Esa frase selló la salida de la ministra estrella del Gabinete. Muhamad, a la que muchos postulaban como una potencial sucesora de Petro, al que acompaña desde que fue alcalde de Bogotá, publicó este lunes su carta de renuncia para “clarificar cualquier malentendido”. Es una misiva motivada, no protocolaria, subrayó. “La igualdad, la lucha contra la violencia de género, la defensa de lo público, no pueden verse erosionados por las alianzas”, reafirma en esta entrevista, concedida en estos días de vértigo en el despacho del Ministerio que ha ocupado desde la llegada al poder del primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea.
Pregunta. ¿Su renuncia es irrevocable, incluso si el presidente replantea la designación de Armando Benedetti como jefe de Despacho?
Respuesta. No, si la replantea, y observando las condiciones, estoy abierta a continuar en el Gobierno. Pero en las condiciones actuales, que además el presidente ha reiterado, no es posible.
P. Después del Consejo de Ministros, usted había defendido que quería hablar con el presidente antes de tomar una decisión definitiva. ¿A qué conclusiones llegó después de esa conversación?
R. Era analizar con él la situación, pues era evidente que teníamos que renunciar. Por eso él solicitó que pasáramos la renuncia protocolaria. Estamos a la espera de sus decisiones. La charla fue una discusión interna de la que no quiero hablar públicamente.
P. ¿Considera que el presidente traiciona sus principios al llevar a Benedetti al núcleo del Gobierno?
R. Creo que está tomando una posición para fortalecer el Gobierno, sobre todo las alianzas hacia el 2026, inclusive las del Congreso. Pero sí tengo un cuestionamiento sobre a qué costo se debe hacer eso. Puede erosionar los pilares de lo que la gente defendió en la calle, de lo que la ciudadanía tuvo como norte del cambio. Eso no puede quedar relegado a una segunda página. La igualdad, la lucha contra la violencia de género, la defensa de lo público, no pueden verse erosionados por las alianzas. Nuestro proyecto ganó en las urnas, y por lo tanto hay que responder con coherencia a ese mandato. Los aliados deben trabajar con nosotros para sacarlo adelante y traer la diversidad en lo que el presidente llama, acertadamente, el sancocho nacional.
P. ¿El progresismo del presidente ha relegado a los feminismos por rodearse de personas señaladas de violencia de género, como Armando Benedetti o Hollman Morris [el gerente de RTVC, el sistema de medios públicos]?
R. Hay un tema que el presidente tal vez no ha incorporado. No es que las mujeres rechacemos a los hombres, lo que rechazamos es la violencia contra las mujeres. Por lo tanto, no hay una incompatibilidad entre el debido proceso, que es un derecho fundamental, y la necesidad de una representación política libre de violencia contra las mujeres. Cuando se empodera políticamente a hombres que tienen esos señalamientos, se está empoderando la potencial vulneración de derechos. Poder decirlo y denunciarlo en ese Consejo de Ministros tiene un efecto importante sobre la reivindicación de esos derechos.
P. ¿Ha sentido otras expresiones patriarcales en el Gobierno?
R. Todo el tiempo. En el Gobierno, en la sociedad, en la política ….es una constante lucha. Acá, en nuestro mismo Ministerio, hemos tenido denuncias de violencia de género y como mujer que está liderando debo tramitar eso, no le puedo dar la espalda. Proyectos como los nuestros, progresistas, deben generar y ampliar la posibilidad de las mujeres y su participación.
P. ¿El Gobierno está tan fracturado como pareció en ese Consejo de Ministros televisado?
R. No, y es una lástima que ese momento interno haya implosionado frente a las cámaras. Creo que hay un núcleo de trabajo muy interesante, de desarrollos, que desafortunadamente no se pudieron hacer visibles ese día.
P. ¿El estilo de liderazgo del presidente Petro que vimos no suele ser su estilo?
R. Fue un momento extremo en todo sentido. El liderazgo del presidente es reflexivo, es radical en el sentido de ver la raíz de los problemas y buscar creativamente soluciones, que nos toca a nosotros como ministros llenar con salidas institucionales. No siempre es fácil, no siempre las hay, y ahí se crea parte de la frustración del presidente, pero es siempre un esfuerzo de que el cambio se materialice. Ese día no fue tan evidente esa cara del presidente. Fue una lástima, porque sí hemos tenido Consejos de Ministros muy agudos, que llegan a conclusiones muy concretas de cómo avanzar. El experimento de transmitirlos es arriesgado.
P. ¿Fue un error?
R. Creo que lo que fue un error fue haberlo hecho tan a última hora, sin avisar, sin preparación. Por eso terminó siendo un espacio abierto para que explotara todo lo que pasó.
P. Decía en diciembre a este periódico que se inclinaba a terminar la tarea y lograr en el tiempo restante el mayor legado posible. ¿Cuál es su legado como ministra en estos dos años y medio?
R. Es una gelatina en la nevera, que no ha terminado de cuajar. Si pudiéramos terminar el 2025, podríamos lograr que el de este Gobierno sea el cuatrenio con menores tasas de deforestación en toda la serie histórica de los últimos 23 años. También el esfuerzo de la COP16 y la consciencia ambiental que dejó en amplios sectores de la sociedad sobre la importancia de la biodiversidad. Las semillas de todo ese proceso político siguen germinando, y se proyectan a la COP30 de este año en Brasil. Trabajar directamente con la gente, en territorio, ha sido algo muy satisfactorio.
P. Los tiempos de su renuncia la salvan de cualquier inhabilidad. ¿Tiene alguna aspiración electoral para los comicios de 2026?
R. Por ahora hay que cerrar esto. Ha sido muy difícil, doloroso, emocionalmente intenso. Hay que dejar que se decanten las aguas, que miremos cómo termina este capítulo y qué viene. Desde donde esté apoyaré al Gobierno, la agenda del cambio y que el progresismo pueda salir adelante.
P. Las mesas de negociación de la paz total están atascadas. ¿En qué queda el esfuerzo por hacer la paz con la naturaleza?
R. Es un esfuerzo social que continuará. El trabajo que estamos haciendo, sobre todo en la Amazonía, de que la paz con la naturaleza sea una consigna desde la gente, las comunidades, los gobiernos locales, genera una fortaleza frente a los grupos armados. Ahora, todo eso es muy vulnerable. En esa dinámica entre conflicto, proceso de paz y capacidad de que el Estado siga cumpliendo con las comunidades se jugará la materialización o no de esa paz con la naturaleza.
P. La lucha contra la deforestación es el mayor aporte que puede hacer Colombia para revertir la crisis climática. El año pasado hubo retrocesos. ¿Cómo queda ese frente para el último año y medio de Gobierno?
R. Este 2025 es absolutamente crítico, y se juega otra vez en la Amazonía. Es clave consolidar el programa amazónico, los derechos territoriales de las comunidades, que sus núcleos de desarrollo forestal empiecen a producir económicamente. Se juega también en la dinámica de la paz total. La investigación criminal va marchando de buena forma. Si esos factores se conjugan, podríamos tener otras tasas de deforestación bajas. La del 2024 está por encima de la del 2023, pero hay que recordar que esa fue la más baja en 23 años, y la que se proyecta para 2024 puede ser la tercera más baja.
P. Usted preside las negociaciones diplomáticas de la COP16 de Cali, que quedaron suspendidas y se retoman este mes en Roma. ¿Cómo va a ser la recta final después de su renuncia?
R. En mi carta de renuncia dejé con claridad la necesidad de cerrarla, y por lo tanto esperaré la decisión del presidente. Después, la presidencia es de Colombia, y el Gobierno tendría que definir quién ejercerá esa función.
P. Pero usted desearía cerrar la presidencia de la COP...
R. Sí, es importante porque llevamos una negociación de filigrana desde noviembre, y eso genera confianza entre los ministros [de Ambiente de distintos países]. Es una negociación muy delicada, es difícil transferir eso a otra persona en tan corto tiempo. Estamos ante un hecho de inmediatez, que necesita una respuesta. Lo importante es que Colombia como país pueda sacar adelante esa negociación.