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Bogotá refuerza la seguridad en Sumapaz tras la pintada de grafitis alusivos a la Segunda Marquetalia

La Brigada XIII del Ejército asegura que el grupo disidente de las extintas FARC no está presente en esa zona

Pinta sobre una camioneta con el mensaje: Segunda Marquetalia Frente 53
Pinta sobre una camioneta con el mensaje: Segunda Marquetalia Frente 53, en Sumapaz, Colombia. 19 septiembre 2024.RS
Ana Puentes

Hay temor en la localidad rural de Sumapaz, la más grande y menos poblada de Bogotá, por dos episodios de intimidación a civiles por parte de hombres armados. En las últimas horas se han difundido fotografías de una camioneta blanca con pintadas color rojo con el mensaje: Segunda Marquetalia Frente 53. El vehículo, que prestaba servicio a una entidad del Distrito, transitaba por la vereda Alto Caicedo del corregimiento de San Juan cuando fue detenido por tres hombres. Encapuchados, vestidos de camuflado y con armas largas, fueron quienes pintaron el nombre de la disidencia de las extintas FARC. Momentos después interrumpieron el paso de un bus municipal, obligaron a los pasajeros a bajar y repitieron el grafiti.

Ante este episodio, la Policía Metropolitana, la de Carabineros y el Batallón de Alta Montaña No. 1, con sede en Sumapaz, han enviado refuerzos para hacer controles. El secretario de Seguridad de la ciudad, César Restrepo, también pidió reforzar los trabajos de inteligencia para capturar a los tres hombres y solicitó al Ministerio de Defensa “una evaluación del riesgo de movilización de estructuras armadas sobre las áreas del Distrito”. Desde abril, y ante los anuncios de una supuesta refundación del frente 53 que hizo presencia por años en el Sumapaz, el Ejército adelanta la Operación Ezequiel. En palabras del secretario, consiste en “la contención de los límites de la ciudad para bloquear el acceso de estructuras armadas”. Entre tanto, la Brigada XIII del Ejército, ubicada en la capital y encargada de su seguridad en lo militar, asegura que “la organización criminal Segunda Marquetalia no hace presencia en esta zona de la geografía distrital”, según una nota de prensa de la Alcaldía.

Las alarmas se han encendido no solo en la capital, sino en los vecinos departamentos de Cundinamarca y Meta, vecinos a Bogotá en esa poco poblada zona montañosa. De hecho, Sumapaz no es solo el nombre de la zona rural de Bogotá sino de todo un macizo montañoso, que fue un bastión histórico de las extintas FARC. Felipe Mariño, director de Bogotá Cómo Vamos, explica que las características geográficas hacen que este corredor fuera clave para la guerrilla. “Sumapaz es 100% rural y permite conectar con el Putumayo por caminos rurales sin apenas cruzar con carreteras. Por eso era muy atractivo y por ese tiene sentido que genere interés en nuevos grupos”, dice Mariño, “aunque eso no significa que los haya”.

Pese a que las FARC cesaron sus acciones tras el acuerdo de paz de 2016, la presencia de actores armados en la zona poco poblada ha vuelto a preocupar a las autoridades. Un informe de seguimiento de la Defensoría del Pueblo a una alerta temprana, publicado en marzo de 2023, habla de “la utilización de los municipios de la provincia de Sumapaz y Viotá (Cundinamarca), la localidad 20 (Bogotá) y el municipio de Icononzo (Tolima), como corredor estratégico para la movilidad y tránsito entre el sur del país y la capital colombiana por parte de estructuras pertenecientes a facciones disidentes de las FARC”. Ese informe especificaba que podía tratarse de grupos afiliados tanto al Estado Mayor Central (EMC) como a la Segunda Marquetalia, las dos grandes sombrillas de estructuras disidentes de las FARC, que tienen conflictos en varios puntos del país.

Ante el episodio de intimidación de este 18 de septiembre, el gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, solicitó al Ejército reforzar la Operación Ezequiel “para evitar que esta inusual presencia se normalice en dicho corredor”. Rey calificó los grafitis como un acto para presionar al Gobierno en los diálogos con la Segunda Marquetalia ―que comenzó a mediados de este año― y como el reflejo de “una lucha territorial entre este grupo y la estructura Jorge Briceño [el grupo conocido por haber tenido como comandante a Gentil Duarte, fundador del EMC] que opera en el Meta y el norte del Huila”.

Para Andrés Nieto, experto en seguridad de la Universidad Central y antiguo subsecretario de Seguridad de Bogotá, lo ocurrido arropa un mensaje político. “Si quisieran avanzar en control territorial, lo que menos les convendría es poner en alerta a las autoridades”, argumenta, y añade que el hecho tiene cuatro posibles significados. Uno es que se trate de la Segunda Marquetalia, el grupo liderado por Iván Márquez, que quiera ejercer presión al Gobierno en la negociación. Otro es que sea un grupo que busca marcar su territorio. “La tercera posibilidad es que no sea un grupo armado organizado, sino una banda delincuencial que quiera generar terror”, afirma, y recuerda que en Bogotá ya ha ocurrido que un grupo use el nombre de otro más conocido para ese fin. “La última es que sí se esté reconfigurando el grupo en la región del Sumapaz”, finaliza. Recuerda que el frente 53 de las extintas FARC “fue uno de los más fuertes. La región del Sumapaz les servía como ruta de secuestrados, de armas y de micro y narcotráfico hacia Bogotá”.

“En todo caso, ninguna alerta se debe desestimar. Se ha pasado de panfletos a interceptar vehículos; no es una amenaza menor”, afirma el experto. Nieto explica que la Alcaldía ha negado la presencia de la Segunda Marquetalia en Sumapaz a partir de la información más reciente de los organismos de seguridad, pero advierte de que hombres armados han intimidado la zona recientemente. De hecho, la Defensoría del Pueblo suma ya tres alertas tempranas activas por ello, y Nieto recuerda el asesinato del líder social Carlos Julio Tautiva en abril de 2023. “En ese momento la Defensoría advirtió de que en Sumapaz no había control territorial, sino presencia. Es decir, no es como en el Catatumbo, donde los ilegales controlan desde la extorsión hasta el tráfico de vehículos”, concluye.

El director de Bogotá Cómo Vamos advierte de que aunque las alertas tempranas de la Defensoría son una herramienta clave para monitorear riesgos, “no siempre son la última palabra”. De acuerdo con Mariño, que trabajó en la Secretaría de Seguridad, este es solo un instrumento que usan las autoridades para actuar. “Una guía clave aquí es ver cuál es el mensaje de las instituciones, si ellos dicen que hay o no”, añade Mariño, que está, como el resto del país, a la espera de las investigaciones.

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