Periodistas de EL PAÍS presentan un ‘performance’ en el Festival Gabo sobre la cotidianidad en la guerra de Ucrania

La complejidad de una guerra como la de Ucrania en ocasiones sobrepasa el cubrimiento que se le puede dar en las paginas de un periódico. El reportero suele guardar para sí, o mantener en la intimidad de su círculo próximo, las anécdotas que van más allá de una cita, de un número, de la opinión de un experto. Sin embargo, el grupo de corresponsales de EL PAÍS que ha cubierto Ucrania y ha documentado este conflicto ha buscado romper esa distancia a través de un nuevo formato: el ‘performance’, uno inspirado en el documental que fue nominado a los premios Gabo y titulado Los soldados del tanque 27.

Los escritorios fueron reemplazados por las tablas, los reportajes convertidos en monólogos que componen ‘Historias de una guerra’. Allí hablan de aquellos “detalles mínimos que no siempre caben en las crónicas”, según ha explicado la directora del periódico, Pepa Bueno. Desde aquella primera presentación en Madrid, en diciembre de 2022, la acogida del público ha sido tan positiva que les ha permitido hacer una especie de pequeña gira. Se han presentado en Sevilla, en Valencia, en Canarias, en una cárcel. Este domingo será la primera vez que lo hagan en Latinoamérica, en Bogotá, ante los asistentes del Festival Gabo.

Aunque en total más de 15 periodistas han participado de la cobertura de Ucrania, en Bogotá estarán solo algunos de ellos. Cada uno habla de aquello de lo que fue testigo y que lo impactó de una manera personal y profunda. Luis Doncel, jefe de sección Internacional, se refiere a la forma en que la comunidad LGBTI asume la lucha; Mónica Ceberio Belaza, reportera y coordinadora de proyectos especiales, relata una historia de amor. Cristian Segura, que lleva más de dos años en el país del este, cuenta lo que realmente sucede cuando se debe huir de un campo de batalla. Y Jacobo García habla de la dignidad. De fondo, se escucha a María Teresa Gamaza, en el violín.

Para los periodistas no deja de ser “una sensación extraña, y curiosa”, según cuenta en una entrevista Jacobo García. Sin embargo, ha descubierto que “mucha gente que se acerca con cierto pudor a las páginas del periódico, de repente siente que en un teatro se lo cuentan a él, en persona, mirándole a los ojos, de una forma muy poco académica. Es simplemente subir y contar todas esas cosas que a uno le impresionan, entonces tienes la sensación de estar contándoselo a un amigo. Tiene ese punto que mezcla lo mejor del teatro con lo mejor del periodismo”.

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