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Gustavo Petro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Unos cuantos trinos callejeros

Aunque los trinos ya no se llamen trinos, uno muy sensato resultó ganador en el concurso de los mejores del año. Y apenas estamos en febrero

Policías en el Palacio de Justicia Bogotá
Policías custodian la salida de los magistrados del Palacio de Justicia, el 8 de febrero.CHELO CAMACHO

Le dije a mi esposa la otra noche que mi próxima columna sería la repetición, dos o tres veces, de un magistral trino petrista. No de Petro. Petrista en el sentido de hacer referencia al señor presidente. Se rio. No de Petro. De la idea loca de convertir un trino en estribillo.

Dos días después, en entrevista con el presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes, en 6AM Hoy por Hoy de Caracol Radio, se refirió el magistrado al mismo trino del que yo le estaba hablando a la mujer más importante del mundo. Y, entonces, pensé, semejante trino no hay que repetirlo tres veces, sino cinco o seis. Ese trino fenomenal lo parió Humberto de la Calle Lombana y paso a transcribirlo para quienes tienen la dicha de no estar en redes:

“Se revive una ominosa fase de la violencia en Colombia. La utilización de la asonada y la agresión como mecanismo de presión sobre la Corte Suprema (de Justicia) es algo que los colombianos habíamos creído desaparecidas. Ahora reaparecen con nuevas y más preocupantes características. Si no se actúa de manera determinante y rápida, este será el primer eslabón de lo que se viene: amenaza al Congreso, a la Corte Constitucional y al conjunto de las instituciones.

Aunque el Gobierno ahora señale que los desórdenes no son de su incumbencia, lo que vimos todos los colombianos es que el propio presidente creó el clima favorable a la movilización, incluso en el trino que hizo público pocos minutos después de ofrecer garantías a la Corte, en visita que le hizo el magistrado (Gerson) Chaverra (presidente de la Corte). ¿Qué se podía esperar? La vieja sabiduría señala que quien promueve la causa no puede lavarse las manos ante el resultado previsible. Aún más: altos servidores invitaron a sus propios funcionarios públicos a participar. En el solo caso del SENA hubo instrucción a los empleados, señalando, incluso, el punto de encuentro en la carrera 13 con calle 13 de Bogotá.

Es deseable que la Corte Suprema (de Justicia) actúe rápidamente en el cumplimiento de su función de elegir al fiscal general. Pero tiene toda la razón el presidente Chaverra cuando pide plena libertad y absoluto respeto para la Corte. Es afortunado que el gran jurista (Néstor) Osuna, ministro de Justicia, señale que el Gobierno respetará la decisión y los tiempos de la Corte.

Es el momento de la sensatez. El gobierno debe aclarar en forma contundente, en los hechos y no solo en las palabras, que estos acontecimientos no pueden repetirse. Es también el momento para condenar de manera categórica el torrente de expresiones públicas, por fuera de sus funciones, que constituyen más bien un ejercicio de la oposición; algo que les está vedado”.

Hasta ahí el trino de De la Calle. No lo haré de manera literal, pero citaré el espíritu de un par de trinos de respetadas colegas periodistas. Uno, en el sentido de que nos abstengamos de comparar la agresión a la Corte, en donde ondearon banderas del M-19, con la toma del Palacio de Justicia de aquel luctuoso 1985. Otro, en el sentido de que no exageren los magistrados sobre el riesgo que corrieron. Este último muy acompasado con las declaraciones del presidente y del director de la Policía, que sugieren que nadie estuvo acorralado y que los juristas se demoraron porque les gusta trabajar hasta tarde.

Respeto las opiniones de mis colegas, pero me identifico más con la del magistrado Reyes: “Lo de la semana pasada fue difícil. Difícil porque parece bastante preocupante que muchos de los actores públicos de esta sociedad crean que porque ningún magistrado fue asesinado, o recibió un rasguño, o porque ninguna oficina interna fue destruida e incendiada, no pasó nada”.

Aunque afortunadamente a nadie remataron, remato esta columna confesando que mucho me mortificaban los agresivos trinos del presidente contra los periodistas y los medios. Y digo “me mortificaban” porque cuando eran de alrededor de 140 caracteres, los leía y me estresaba. Ahora, gracias al negocio de las redes, que los hizo kilométricos, difícilmente paso del segundo párrafo. No tengo tiempo para leer mamotretos, así sean virtuales, con una sola excepción: que los firme Humberto De la Calle, a quien Gustavo Petro debería aprenderle un par de virtudes comunicacionales. Sobre todo, si Petro quiere seguir siendo el ídolo de la gente de la calle.

***

Retaguardia. El día de la próxima votación para fiscal en la Corte, sírvase el diligente general William Salamanca acordonar y cerrar transitoriamente algunas de las calles que rodean al alto tribunal, de manera que los heraldos de la nueva democracia no puedan, nuevamente, antojar a los magistrados de trabajar hasta tarde.

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