Los muertos por problemas en las vías se disparan en Colombia

Colombia acumula sus muertos sobre el asfalto. Un creciente problema de salud pública que pasa relativamente desapercibido. Con 15,5 por cada 100.000 habitantes, tiene la peor tasa de siniestralidad vial entre los 35 países que mide el reporte anual de seguridad vial del International Transport Forum, publicado el mes pasado. En el otro extremo, Noruega registra 2,1 muertos por cada 100.000 habitantes. Mientras la cifra de esos fallecimientos cede en casi todos los lugares medidos, en Colombia el incremento es dramático.

El auge de las motos, que se ha convertido en una tragedia silenciosa que mata más colombianos que la guerra, es la principal explicación. En los países de América Latina y el Caribe, el número de motociclistas fallecidos supera el promedio mundial. En lugares como Colombia, República Dominicana y Uruguay representan más de la mitad del tráfico, de acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) citado en el reporte. En ciudades donde la oferta de transporte público no satisface la demanda, las motocicletas se consideran una alternativa válida. Eso explica en gran medida su popularidad en la región, especialmente acentuada en Colombia, donde representan más del 70% del parque vehicular.

En una mirada de mediano plazo, los motociclistas son la única categoría de usuarios de la vía pública que registró un aumento de muertes entre 2012 y 2022, un marcado contraste con peatones, ciclistas y conductores (o acompañantes), de acuerdo con los datos. Las muertes entre motociclistas se duplicaron con creces en Israel y Colombia, alerta el reporte. “Los datos son muy preocupantes, especialmente en Colombia, donde el número de nuevas matrículas de motocicletas aumenta constantemente”, subraya. En otros dos países latinoamericanos, Costa Rica y Chile, las muertes de motociclistas también aumentaron en más del 50%, pero en Colombia el incremento fue de más del 100% en la última década.

El Road Safety Annual Report, su nombre formal en inglés, analiza las tendencias de seguridad vial para cada país según el comportamiento de la última década. Lo publica el International Transport Forum vinculado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y cuenta con la base de datos más confiable para comparaciones internacionales en materia de seguridad vial. Casi todos son países de altos ingresos, matiza Darío Hidalgo, profesor de transporte de la Universidad Javeriana, al interpretar el desempeño colombiano.

La metodología del estudio compara en varios apartados los datos de 2022 con el promedio de los años 2017, 2018 y 2019, con el propósito de no sesgar el análisis, ni contaminarlo con los años en que se sintieron los efectos de la pandemia. Solo cinco países registraron un aumento de las muertes en carretera de más del 10%: Luxemburgo (28,6%), Colombia (22,2%), Estados Unidos (16%), Países Bajos (14,4%) y Suiza (11,1%). “Estados Unidos es el peor país de alto ingreso en términos siniestralidad vial”, explica el experto en movilidad. Los demás tienen tasas bajas, en torno a 5 muertos o menos por cada 100.000 habitantes, que contrastan con los datos colombianos.

Al observar el periodo entre 2012 y 2022, sin incluir los años 2020 y 2021, la información de las muertes en carretera muestra una tendencia al alza únicamente en seis países: Colombia, Costa Rica, Israel, Países Bajos, Nueva Zelanda y Estados Unidos. En números gruesos, Colombia registró más de 8.000 muertos en sus calles y carreteras en 2022.

“Ninguno de los países de mejor desempeño tiene tantas motos como nosotros”, observa el profesor Hidalgo. La laxitud en los requisitos para obtener la licencia para conducir motos y el exceso de velocidad de los motociclistas –se calcula que más de la mitad exceden los límites, hasta el 57% en Bogotá, de acuerdo con la universidad Johns Hopkins– son dos de los principales elementos en la tragedia silenciosa de la siniestralidad vial en Colombia, pero no los únicos. Otra variable clave es el mantenimiento vial, con su señalización, explica el experto. También pesa la reglamentación técnica de los frenos –una norma que se ha postergado hasta el año 2025–, comportamientos de alto riesgo como zigzaguear o llevar el casco y los demás elementos de seguridad.

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