Verito Asprilla: “No quiero entrar a la industria siendo una más. Hay que marcar la diferencia”
La música de Tumaco irrumpe en las principales tarimas de Colombia con una mezcla de trap y currulao
Verónica Asprilla Ledesma (Tumaco, 19 años) pasó de cantar muerta de pánico escénico, detrás de un telón, en un pequeño teatro en una pequeña ciudad al sur del país, a ser la artista más joven parte de la edición chilena de Lollapalooza, uno de los festivales de música más grandes e importantes del mundo. Con el pecho hinchado, resalta que nació y creció en una familia de dieciséis hermanos en la perla del Pacífico colombiano: Tumaco, Nariño.
Nunca soñó con la fama, pero su mamá, María Inés Ledesma Hurtado, siempre le dijo que sería una estrella. No se equivocó. Verito, como le dicen y como se presenta, apenas está por cumplir 20 años, y ya acumula presentaciones en conciertos de talla nacional. Próximamente, la joven que mezcla, trap, rap y ritmos de pacífico sumará a esa lista el Concierto Radiónica y el Festival Estéreo Picnic.
El reconocimiento le llegó de golpe, hace tres años, cuando se hizo viral en redes sociales un vídeo musical que hizo artesanalmente y con sus amigos del barrio. Desde entonces su carrera ha ido en ascenso. No ha querido centrar sus letras en la violencia o las drogas o las armas, esa sombras que azotan a su amada Tumaco. Por el contrario, ha querido hablar del poder de las mujeres, de sus sueños, del ritmo que la conecta con su tierra.
Atiende la entrevista de El PAÍS antes de cantar ante cientos de personas en dos grandes conciertos en Bogotá, la feria Vassar y en el Festival Converse Hermoso Ruido. Mueve sus extensos trenzados púrpuras, mientras responde entre sonrisas, con un sentido del humor que lleva a que rían todos los presentes. En ambos conciertos fue una de las artistas más esperadas. Y como si la experiencia le sobrara, se devoró el escenario junto a varios bailarines de su tierra. No decepcionó. Además de su talento musical, le viene dado el carisma. Nadie, por más que se esfuerce, queda indiferente ante la ‘veromanía’.
Pregunta: ¿Cómo llegó Verito Asprilla a música?
Respuesta: A los ocho años ya escribía, pero feo, sin rima para nada. Escribía lo que se me ocurriera, hacía ritmos raros. Mis hermanos se burlaban. Decían “no vas a hacer artista porque ‘le pegas feo’”. Mi mamá sí confió en que iba a serlo. Luego, a los 11 años estuve en un grupo de música tradicional que se llamaba Corazón de Arrullo. El grupo se rompió y soy la única que decidió seguir con la música. Mi profesora en la agrupación musical, Negra Ardiente, que si lee esto: es mi reina, fue la que me empujó a continuar porque yo era muy desconfiada, nunca pensé que tuviera talento.
P. La perla del Pacífico está muy presente en sus letras ¿Cómo influyó Tumaco en su carrera?
R. Pues es que en Tumaco todo es música. Tenemos un ritmo y un género propio, el currulao. Es un puerto, no tan grande como Buenaventura, pero igual eso hace que nos llegue música de todo lado. Usted siempre va a tener un vecino ruidoso en Tumaco y se aprende las canciones por ley, porque todos los días las repite.
También resalto mucho ser tumaqueña. Si bien mi papá es del Chocó y tengo rasgos de allá, siempre le digo a la gente “¡Ojo! Tengo raíces chocoanas, pero soy orgullosa de Tumaco”.
P. Este año ha sido muy importante para su carrera. ¿Cómo lleva el éxito?
R. Ha sido un sube y baja. Cuando cancelaron el Primavera Sound, que era el show más grande que tenía agendado en ese momento, lloré mucho, lloré como un mes. Soy muy expresiva. Pero no se preocupen, siempre me van a ver por ahí, llorando. Entonces, como soy creyente, le reproché a dios quitarme esa oportunidad. Le pedí que me diera una señal de que este sí era el camino, porque no quería trabajar en vano.
Y tras eso, vinieron el doble de oportunidades. Ha sido una emoción que ni sé cómo explicar, y más porque en Tumaco no me apoyan ni escuchan tanto. Me critican mucho, aunque he aprendido a lidiarlo porque si te critican el doble es porque vas por buen camino. Me han reclamado hasta que si me vuelvo famosa me voy a tapar el diastema de los dientes. Y no. Ese es otro de mis sellos. Me diferencia. Yo no quiero entrar a la industria siendo otra más. Para mí es clave marcar la diferencia, es difícil, pero necesario.
P. ¿Y su familia, cómo ha tomado estos logros, una fama tan repentina?
R. Cuando me enteré del Lollapalooza, lloré con mis vecinos, con mi mamá, con mi perro. En mi primera canción justo decía que quería salir del país, y se cumplió. Mi vecina me escuchó gritar y me preguntó qué pasaba. Y empecé a saltar con ella gritando: “¡Voy a salir del país!”.
Soy muy unida a mi mamá. Me da mamitis cuando estoy lejos. Quiero llevármela a Chile y a todos lados, a todos mis viajes. Con mi hermano materno soy muy unida y eso que es mi mayor crítico. Mi mamá es lo opuesto, es mi mundo lila. Cualquier canción que yo saque ella se la baila.
P. Usted ha creado una marca visual con la idea del ‘mundo lila’ y conceptual con la ‘veromanía’ ¿de dónde vinieron esas ideas?
R. Desde niña he estado obsesionada con ese color. Tenía uno, dos, tres vestidos de ese color. Cuando fui creciendo, empecé a vestirme de negro por un período de depresión por el que pasé. Murieron muchos amigos. Tres se suicidaron. Cuando volví a la música después de un tiempo y llegué a Discos Pacífico, teníamos que sacar un EP y titularlo. Justo había escrito un poema que se llamaba Mi mundo lila. Que era una descripción como de un lugar seguro. Creé un mundo para poder estar en paz y salir de esa tristeza que tenía. Así fue el nombre de mi primer EP.
P. Con el tiempo sus letras han cambiado y se enfocaron más en el poder femenino. ¿Por qué?
R. Ser mujer en esta industria es muy difícil, miente la que dice que no. Si cantas rap es porque eres un ‘machito’ o porque eres lesbiana. Siempre te están criticando por hacer rap. Otra cuestión es ser negra. Mucha gente quiere menospreciarte, porque “sos una niña, no sabes nada”. Pero nosotras estamos abriendo nuestro propio camino.
Hay muchas mujeres allá afuera que quieren hacer esto y quiero ser una referente para ellas, así que dije “hablemos de los derechos de las mujeres”. Por eso nació la canción No soy tu princesa. En ese momento me estaba separando una agrupación de solo hombres, que era Zoom. No me arrepiento porque fue una etapa que me enseñó, fueron los inicios. Fue otro ciclo.
P. Usted quiere ser un referente, ¿para usted qué mujeres artistas son referentes?
R. Tengo muchas. A mis vecinos los tengo aburridos cuando escucho música porque empiezo escuchando baladas y termino escuchando rap underground. Así que los referentes cambian todo el tiempo dependiendo de cómo me sienta. Este mes estoy con Lía Kali y Nathy Peluso. Nathy es la de siempre... dios mío, esa mujer. En ella se ve la importancia de la evolución musical. Se supera todo el tiempo. Siempre me sorprende. Con su última canción me despeché sola.
P. Más localmente, ¿qué artistas escucha o recomienda?
R. Una de las artistas con la que vamos en paralelo y por el camino correcto es Analú, una artista de Tumaco que es muy buena. En Tumaco siempre nos tratan de comparar, yo me niego. Creo que no debe haber rivalidad. Tengo claro que cada uno tiene su esencia y es especial a su manera.
P. ¿Qué viene en su carrera artística?
R. Siento que ya es tiempo de sacar mi lado melódico. Ya fue mucho rap y quiero sorprender a la gente. No les puedo contar más, porque ustedes (los periodistas) son muy chismosos (risas). Prometo que van a ver una nueva etapa, y van a decir: “¡Ah! Verito cantaba, yo pensaba que solamente hacía rap”. Yo canto, canto. Soy chévere cantando.
P. ¿Y en lo personal qué viene?
R. Quiero estudiar psicología por lo que contaba antes que sucedió con mis amigos. Siento que los jóvenes ahora están sufriendo mucho de depresión porque reprimen demasiado sus sentimientos. Yo intento no hacerlo. Si tengo ganas de llorar, lloro donde sea. Siempre aconsejo: “no repriman sus sentimientos, muchachos, si sienten cualquier emoción, sáquenla”. Considero que las cosas pasan por algo y que los ciclos son los ciclos. Quiero ir a la universidad, pero a mi ritmo y porque, además, quiero hacerlo de manera presencial. Doña Inés: lo voy a hacer, déjeme tomarme mi tiempo.
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