La reina Letizia celebra los proyectos que nacieron de los acuerdos de paz en Colombia
La visita de la monarca española para conocer programas de cooperación refuerza el buen momento que atraviesan las relaciones entre ambos países
Siete años después de la firma de los acuerdos de paz en Colombia entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC el país es otro. No tanto porque la violencia haya desaparecido, que no lo ha hecho, sino porque la sociedad colombiana ha vivido un proceso de integración que pocos países han experimentado. El reto de sumar a la sociedad civil a unos 13.000 excombatientes que dejaron las armas, las selvas y la clandestinidad para abandonar una guerra de medio siglo no ha sido fácil. Las ayudas y los programas públicos han resultado fundamentales. Varios proyectos financiados por fondos españoles de cooperación ayudan cada día a firmantes de paz a construir una nueva vida. La reina Letizia ha conocido algunos de ellos en los últimos dos días en Cali y Cartagena, historias de guerra y paz que la han conmovido.
Este ha sido el octavo viaje de cooperación de Doña Letizia y, como reconoció en 2015 en Centroamérica, en el que fue su primer viaje oficial en solitario como Reina de España, los viajes organizados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) son de los que más disfruta. La Reina fue recibida este miércoles en la escuela taller de Cali por medio centenar de mujeres que le han presentado sus iniciativas de negocio. Al llegar participó en un “ritual de armonización” dirigido por tres jóvenes indígenas nasa para darle la bienvenida: “Tenemos un regalo para la Reina con mucho amor, porque el amor tiene muchas formas de expresarse”. Y le pusieron una pulsera de abalorios que se fue luciendo en la muñeca.
A Doña Letizia, periodista de profesión, le gusta preguntar por cada historia, por cada programa o iniciativa. Las mujeres elegidas para explicarle sus proyectos la esperaban entre nerviosas y azoradas. La presencia de una reina impresiona, pero su interés en lo que escucha y el chaleco rojo de la cooperación española que ha vestido estos días -el mismo que llevaba gran parte de la comitiva- ayuda a derribar algunas barreras. Una mujer incluso le contó sobre la elaboración de unas bebidas ancestrales con efectos afrodisíacos. La confidencia hizo reír a la monarca.
La visita a la escuela taller estuvo acompañada de un olor a menta fresca que servía para espantar los numerosos mosquitos que sobrevolaban este parque de la ciudad del Pacífico, de calor húmedo y pegajoso. El repelente casero, que pasaba de mano en mano en frascos pulverizadores, también llamó la atención de la Reina, que quiso saber de qué estaba hecho. “Se pone a cocer la menta, el prontoalivio y otro secreto”, le explicaron. “Y ya no te pica nada, ¿no? Pues me lo llevo”, dijo tras rociarse las manos.
La comitiva había llegado algo retrasada a la cita, en medio del tiempo medido al milímetro de estas visitas oficiales, pero eso no pareció importarle a Doña Letizia, que no esquivó las fotos que le pidieron ni los regalos improvisados. Un broche, un paquete de café o un pequeño recuerdo tejido de forma tradicional. Por la mañana había visitado un cafetal liderado por varias familias de excombatientes. Y el día anterior, en Cartagena, conoció varios centros de formación y proyectos de desarrollo de agua y saneamiento, acompañada por la primera dama colombiana, Verónica Alcocer.
España mantiene proyectos de cooperación en Colombia desde hace tres décadas, pero la relación entre ambos países atraviesa ahora uno de sus momentos más fluidos. En los últimos diez meses, Felipe VI asistió a la investidura del presidente Gustavo Petro en Bogotá; el mandatario colombiano fue recibido en España por los Reyes y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en lo que fue la única visita de Estado del año para España; y ahora la reina Letizia le ha dedicado al país su viaje anual de cooperación, una iniciativa que comenzó Doña Sofía en 1997.
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