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La depreciación del dólar lleva al peso a su nivel más alto en ocho meses: rompió el piso de 4.400

A medida que la inflación en los Estados Unidos cede y las instituciones colombianas muestran autonomía frente a las reformas del presidente Petro, la divisa colombiana se reacomoda

Camilo Sánchez
En una imagen de archivo, un hombre toma billetes de 20 mil pesos colombianos
Un hombre toma un billete de 20 mil pesos colombianos en una ilustración fotográfica.OSCAR GIRALDO (Getty Images)

En cuanto se conoció en la tarde de este martes la cotización oficial del peso colombiano frente al dólar, que alcanzó su nivel más bajo en ocho meses, rompiendo por momentos el piso de 4.400 pesos, las preguntas sobre los motivos para el nuevo deslizamiento no se hicieron esperar. ¿Ahora qué sucedió? Tras meses de subidas y bajadas en un abrupto tobogán cambiario, en los que alcanzó cotas desconocidas de hasta 5.000 pesos en noviembre frente a la divisa de referencia, parece que las dudas se comienzan a disipar.

Se trata de un fenómeno global anclado, en primer término, al descenso lento y gradual de la inflación anual en Estados Unidos y la consiguiente expectativa difundida en los mercados de que la Reserva Federal empezará a recortar las tasas de interés. En Colombia, la apreciación del peso es notoria desde mediados de abril, cuando las caídas frente al dólar llevaron a que la moneda quedara mejor situada que las de otros países emergentes como el real brasilero, el forinto húngaro o el zloty polaco.

A la espera de que la aparente fragilidad de la moneda estadounidense no resulte un fenómeno pasajero, el profesor de la Universidad de los Andes Andrés Zambrano apunta que la evolución de la agenda política del presidente Gustavo Petro más la independencia y solidez de las instituciones locales también han aportado lo suyo. Se trata de un mensaje de garantía al que los mercados internacionales le hacían seguimiento desde el año pasado: “Se han dado cuenta de que una cosa son los pronunciamientos y proyectos del oficialismo y otra muy diferente su trámite y discusión en un sistema de balance de poderes e instituciones fuertes”.

Para el experto en finanzas Andrés Moreno Jaramillo han sido importantes las decisiones de política monetaria en Estados Unidos, en cuyo Congreso se llegó a un acuerdo parcial, aún en debate, para elevar hasta enero de 2025 el techo de la deuda y así ganar tiempo y lograr una mejor organización para financiar sus deudas con los acreedores.

Si el país más poderoso del mundo hubiera continuado por la senda del impago, las consecuencias de la onda expansiva a nivel mundial habrían sido insospechadas. “La deuda gringa tiene capacidad de alterar al mundo, genera confianza o desconfianza. Por eso, en la medida en que se resuelva ese problema y haya más emisión de dólares, habrá menos tensión mundial”, afirma Moreno Jaramillo.

El Tesoro estadounidense había anunciado que fijaba como fecha límite el próximo 5 de junio para quedarse corto de fondos con qué afrontar el vencimiento de sus compromisos, que ascienden a 31,4 billones de dólares, abocando al sistema económico estadounidense a un escenario inédito. Una amalgama entre el resultado del pulso político entre republicanos y demócratas en Washington y la capacidad del sistema político y judicial colombiano de mantener el equilibrio de poderes ha labrado el camino del peso colombiano.

Sergio Olarte, analista jefe de ScotiaBank Colpatria, subraya por su parte que, a medida que los fantasmas de una posible recesión mundial se alejan, los países emergentes han podido obtener “nuevas entradas de capitales tanto en inversión extranjera directa como en inversión de portafolio”. Asegura, así mismo, que se trata de una coyuntura con otros factores que se deben tener en cuenta: “De todas maneras la desaceleración de la demanda doméstica y de la actividad económica también significa que necesitamos menos importaciones para satisfacer la demanda. La gente está consumiendo menos bienes durables, sobre todo, menos carros, menos celulares, menos televisores. Entonces las importaciones bajan y no necesitamos tantos dólares en la economía y eso ayuda a la apreciación del tipo de cambio”.

Olarte menciona como último factor el frenazo en la salida de capitales, que en el último trimestre del año pasado ya sembraba cierta inquietud: “También veo un mayor apetito por riesgo emergente que ha ayudado a la apreciación. Sin embargo, la tasa de cambio todavía es alta”. Andrés Zambrano concluye que, por un lado, la apreciación del peso se traduce en mayor bienestar para los hogares “en términos internacionales, con acceso a mayor poder de adquisición y viajes al exterior”. Por el otro, afecta a las exportaciones, como el petróleo, que es uno de los motores de la economía colombiana y que podría verse afectado e impactar los ingresos del Gobierno.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.

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