Solo se podrá construir Estado en la Amazonia si se reconoce a los indígenas

La manera como el Estado colombiano y la sociedad han concebido y gestionado la Amazonía y el bienestar de su gente no está logrando el propósito de proteger y salvaguardar esta región. ¿Qué hacer para que la vida y el espacio sagrado que comparten diversas culturas y pensamientos se mantenga íntegro para las actuales y futuras generaciones?

Un primer paso es el reconocimiento y la coordinación con la institucionalidad indígena amazónica. Territorial y poblacionalmente la región es mayoritariamente indígena, bien sea por las más de 26 millones de hectáreas que están formalizadas como resguardos o bien por los más de 200.000 ciudadanos que nos autorreconocemos como pertenecientes a cualquiera de los 64 pueblos indígenas que hemos vivido y gobernado milenariamente en este territorio.

Esa vasta diversidad cultural —de visiones del orden, del mundo, del bienestar y de la autoridad— está lista para trabajar de la mano con el Estado y con los demás actores que tienen presencia en la Amazonía. Pese a no contar con las condiciones normativas, institucionales y fiscales, estamos listos para contribuir al diseño y aplicación de estrategias culturalmente adecuadas y territorialmente pertinentes para protegerla de forma eficaz.

Desde nuestros espacios culturales, como la maloca y los mambeaderos, y mediante ejercicios de escucha, la Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC) ha adelantado un arduo trabajo de incidencia y posicionamiento político que se ve reflejado en un variado conjunto de acuerdos y propuestas en el actual Plan Nacional de Desarrollo (PND), cuya aprobación se acaba de definir en el órgano legislativo.

En este contexto, con el apoyo de las organizaciones que confluyen en la alianza Escucha la Amazonía, convocamos a un foro en el Congreso de la República con el objetivo de hacer un balance del papel que jugará la Amazonía durante el próximo cuatrienio. Para que la Amazonía continúe siendo la integridad biocultural que hoy por hoy sostiene la vida del planeta y equilibra la regulación climática es necesaria una coordinación entre agendas y visiones de diversos actores; entre ellos los pueblos indígenas, el campesinado, las entidades estatales y la cooperación internacional. Este es un desafío que todos tenemos.

También se debatió sobre la emergencia y consolidación de Entidades Territoriales Indígenas en los departamentos de Guainía, Vaupés y Amazonas, al amparo de una norma transitoria como lo es el Decreto Ley 632 de 2018. Las transformaciones que esto supone para el ordenamiento político y administrativo de la Amazonía oriental colombiana, así como las soluciones que estos gobiernos y Territorios Indígenas aportan ante la actual crisis de la vida son temas cruciales. Estas transformaciones, además, suponen un reacomodo estructural y muy profundo en la forma como se planifican y ordenan aspectos como el desarrollo y el ordenamiento de los territorios, procesos en los que deben participar de manera incidente y con estatus de entidades político administrativas.

La reciente sentencia C-054 de 2023 de la Corte Constitucional respalda plenamente este proceso, llamando la atención para que el Estado y en particular el Congreso de la República no continúen vulnerando el derecho de los pueblos indígenas a contar con una ley que fije las reglas orgánicas permanentes para que podamos ser y funcionar como Entidades Territoriales y contar así con todas las garantías para continuar aportando y contribuyendo a la consecución de los fines del Estado y la diversidad que nos constituye como nación.

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