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“Esta sociedad todavía no ha pensado que los hombres trans también podemos parir”

Una tutela que estudia la Corte Constitucional busca ampliar a las personas transmasculinas y no binarias la licencia de maternidad, estipulada en la ley solo para mujeres

Lina Quevedo, transmasculino, en su casa en Guarne, Antioquia
Lina Quevedo, transmasculino, en su casa en Guarne, Antioquia en 2022.Chelo Camacho
Sally Palomino

Lina Quevedo es un hombre trans con un hijo de 17 años que pudo dar a luz sin tener que enfrentar mayor problema con el sistema de salud. Su caso es una excepción que se puede explicar en que Lina mantiene su nombre y el “femenino” en el componente sexual de sus documentos. De haber cambiado a “masculino” su historia podría haber sido distinta. Las personas transmasculinas y no binarias que deciden tener hijos ―hijes, apunta Lina― luchan contra un sistema que no les reconoce su capacidad de gestar y, por lo tanto, les niegan servicios o les hace el acceso más difícil. También el Estado les quita tiempo con sus hijos recién nacidos porque la licencia de maternidad los excluye, solo las “mujeres”, dice la ley, pueden acceder a este derecho.

Una demanda que han llevado a la Corte Constitucional la Liga de Salud Trans y la Universidad del Norte busca eliminar una de las tantas injusticias que experimentan en sus vidas. La Procuraduría ya envió su concepto a los magistrados: apoya que la licencia de maternidad no sea exclusiva para las mujeres y señala que excluir a otras personas que pueden gestar, pero no se reconocen como mujeres, viola el derecho a la seguridad social. “No hay duda de que el lenguaje utilizado en el Código del trabajo restringe el acceso a los beneficios de la seguridad social de los individuos con capacidad de gestación que no se identifican como mujeres, incurriendo en una discriminación por razones de sexo que vulneran el principio de igualdad contenido en nuestra Constitución”, señala el Ministerio Público.

Lina, que pertenece a la Red Popular Trans que también impulsa la tutela, confía en que los magistrados acojan los argumentos a favor de su demanda, pero sabe las dificultades que afronta este tema en un país como Colombia, con mucha legislación a favor de la población LGTBI, pero insuficiente en su aplicación. “Esta sociedad todavía no ha pensado que los hombres trans también pueden parir. Entre más personas transmasculinas encuentren protección de sus derechos sexuales y reproductivos, pues más van a querer desarrollarlos, muchos más van a poder gestar”, dice Lina por teléfono.

Se espera que la decisión de la Corte siga la jurisprudencia que desde hace años ha venido consolidando con sentencias a favor de los derechos para las personas LGBTI. Las parejas del mismo sexo tienen derecho a beneficios patrimoniales y pensión gracias a una decisión de la Corte, que también falló a favor de la adopción en igual de condiciones que las parejas heterosexuales y ordenó que se reconociera el derecho de las personas trans a su identidad de género con el cambio de su nombre y sexo en los documentos. Los magistrados también han sentenciado para que el Estado garantice atención médica especializada en la transición de género. En la realidad, sin embargo, hay todavía muchos obstáculos. “Si no puedo acceder a la licencia de maternidad porque solamente está para una identidad o no puedo acceder a ciertos servicios médicos porque que el sistema de salud no me lo permite, quiere decir que si yo hago cambios en el componente de sexo no voy a poder acceder a servicios que necesito. Ese tipo de situaciones hacen que transicionar en Colombia no sea seguro”, dice Lina, sociólogo, de 43 años. “La tutela busca que se nos reconozcan los derechos a quienes tenemos capacidad de gestar y hemos optado por hacerlo”.

La tutela también busca cobijar a las personas no binarias que les fue asignado el sexo femenino al nacer, y reconozca que hay otras personas que, pese a no ser “mujeres”, “madres”, “trabajadoras”, ni identificarse con el género femenino, también pueden gestar y atravesar el trabajo de parto y los cuidados posparto, por lo que deberían poder beneficiarse de la licencia de maternidad.

“La ausencia de una regulación incluyente que proteja las decisiones reproductivas de las personas trans, la vida de sus bebés y el cuidado de sus experiencias de parto y posparto vulnera los principios de igualdad, solidaridad y equidad del sistema de seguridad social”, dice la demanda que pide que se les incluya, sin que ello afecte de ninguna manera el reconocimiento a las mujeres.

Bruno Ospina también hace parte del grupo que llevó la demanda a la Corte. Tiene 23 años y no planea tener hijos porque “no quisiera estar por el mismo proceso tan tortuoso” que ha visto vivir a otros hombres trans. “Yo prefiero no pasar esas violencias”, dice. Para que nadie tenga que pasar por esas violencias ha impulsado la tutela que ―dice― no busca “nada del otro mundo”. Es tan sencillo como que la ley que existe sobre licencia de maternidad ―18 semanas a partir del día del parto o el tiempo que estipule el médico que debe ausentarse de su trabajo― aplique también para las personas que tienen la capacidad de gestar, pero no solo para las que se reconozcan legalmente y de manera autopercibida como mujeres y madres. “Se supone que la Constitución nos da libertad reproductiva y autonomía, pero no la tenemos porque estamos ligados a un sistema de salud, que nos la niega”, dice Bruno, que vive en Manizales.

El componente de género en el documento de identidad se convierte en un problema para acceder a servicios médicos, cuenta Bruno. “Aunque tú tengas un quiste reventándose en tu ovario, si en el componente del sexo aparece masculino, el sistema del hospital no lo reconoce y no te atienden”, asegura.

Bruno retomó sus estudios hace poco después de algunos episodios violentos que le obligaron a abandonar la universidad. “Siempre he tenido el apoyo de mi madre, que es madre soltera, una berraca, pero he tenido problemas. En la universidad viví una situación de violencia y por eso decidí retirarme. Entiendo lo que es no sentirse seguro en algo tan básico como estudiar”, dice Bruno, que ha vuelto a las clases, mientras trabaja en la informalidad.

Es imposible saber cuántas personas se beneficiarían con la decisión de la Corte debido a la informalidad laboral de personas trans, que es altísima. Además, ―señalan los demandantes― “cuando los hombres trans o personas no binarias acceden a la licencia son leídos como mujeres porque cuando presentan la solicitud de la licencia, el sistema entiende que la están solicitando como mujeres”. La tutela busca abrir una conversación más amplia sobre los obstáculos a los que las personas LGTBI se enfrentan. “Esta demanda es la oportunidad para que el Estado colombiano atienda una conversación aplazada sobre los vacíos y marcos legales restrictivos que afectan el goce pleno de derechos de las personas trans”.

Jhonnathan Espinosa, autor de libro sobre hombres trans

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Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

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