Gustavo Petro deja plantada a la cúpula judicial
El presidente no llega a la ceremonia de posesión de dos magistrados de las cortes Suprema y Constitucional. En protesta, la cúpula judicial no asiste a la cena protocolaria
Ya no es noticia que Gustavo Petro llegue muy tarde, o de plano no asista, a un evento. Pero sí lo es que lo haga a uno en el que él debía posesionar a dos nuevos magistrados, y que el desaire sea tal que la cúpula judicial demuestre su molestia. Este miércoles el presidente citó en Casa de Nariño a los presidentes de las Altas Cortes a las 6 de la tarde, para posesionar a Juan Carlos Cortés como nuevo magistrado de la poderosa Corte Constitucional y a Marjorie Zúñiga en la Sala Laboral de la Corte Suprema. Petro no llegó y quien les tomó juramento fue el secretario jurídico de la Presidencia, Vladimir Fernández.
La ausencia de la cabeza del Estado fue recibida de forma muy negativa por las decenas de magistrados presentes, porque se trata de un momento importante en la carrera de quienes se posesionan y sobre todo de cortesía y protocolo entre el Ejecutivo y la Rama Judicial. Esa relevancia se nota en que al acto sí llegaron los magistrados de todas las cortes Constitucional y Suprema, y de los consejos de Estado y Superior de la Judicatura. “El presidente Petro dejó metida a toda la cúpula judicial, a toda”, resume un magistrado de una alta corte. En respuesta a lo que sintieron como un desaire del presidente, decidieron no asistir a la cena que estaba programada, como parte del protocolo, después de la ceremonia.
Petro estaba reunido con el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, un aliado político con el que ha tenido divergencias en las últimas semanas. El presidente estaba en la capital de Antioquia en un acto público para pedir perdón, en nombre del Estado, por las masacres de El Aro y La Granja, ocurridas hace más de 20 años, y decidió no regresar a Bogotá para hablar con el alcalde. Este miércoles era un día clave para Quintero, pues se definía si entraba en funcionamiento el megaproyecto hidroeléctrico de Hidroituango, que está en manos de Empresas Públicas de Medellín y arrastra retrasos de más de un año en la entrada en operación. A pocas horas de cumplirse la fecha, se pusieron en operación dos turbinas y se evitó la millonaria multa que les impondría la Nación, que financió la obra a cambio de que esta pudiera reforzar la matriz eléctrica.
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