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Ofensiva republicana en Florida contra las banderas “pro woke”: ni raza, ni ideología, ni Palestina

El senador Randy Fine, fuerte defensor de Trump, presenta un proyecto de ley para que ninguna bandera opaque a la de Estados Unidos

Manifestantes a favor de Palestina, en Nueva York, el 13 de octubre de 2023.
Manifestantes a favor de Palestina, en Nueva York, el 13 de octubre de 2023.Yuki Iwamura (Bloomberg)

El objetivo del senador republicano Randy Fine, del condado de Brevard, en Florida, es prohibir “el uso de banderas de países ficticios como Palestina, banderas pro violencia Black Lives Matter, banderas ideológicas pro woke y pro grooming, y las banderas de cualquier candidato político”. Sin distinguir la diferencia entre espacios públicos y gubernamentales, el senador presentó este lunes un proyecto de ley para prohibir la exhibición de banderas que representen un punto de vista político. Lo que, a su entender, incluye a las banderas que representan “una opinión políticamente partidista, racial, de orientación sexual y de género, o de ideología política”. Fine argumenta que “la entidad gubernamental debe permanecer neutral” y que ninguna bandera debería opacar a la de Estados Unidos.

La idea de su propuesta (SB 100) no es nueva. Fine también quiso llevarla adelante durante la sesión legislativa de 2024 en la Cámara de Representantes de Florida, en conjunto con el senador republicano David Borrero, pero no tuvo éxito. La iniciativa encontró entonces oposición por parte de otros políticos, activistas y defensores de derechos humanos. La demócrata Dotie Joseph, miembro de la Cámara desde 2018, objetó que la propuesta validaba el odio. “El problema de este proyecto de ley es que, además de las cuestiones constitucionales, fomenta el mismo tipo de intolerancia que genera la violencia que hace que nuestras comunidades sean inseguras”, dijo.

Ahora Fine ha desempolvado la propuesta y vuelto a la carga en contra del presunto “adoctrinamiento”. El documento, de apenas dos páginas, sostiene que la ley entendería como “entidad gubernamental” cualquier agencia gubernamental o unidad de gobierno local y, arbitrariamente, incorporaría a las escuelas, colegios y universidades públicas como parte de su propio concepto de lo gubernamental. No obstante, ello no impediría que las “entidades gubernamentales” desplieguen banderas que hayan sido autorizadas por ley general, siempre que la de Estados Unidos se encuentre en una posición prominente, ni restringiría la libertad de los individuos a expresar su “discurso privado o punto de vista”.

La propuesta, además, defiende el uso de “fuerza razonable” por parte de un miembro activo o retirado de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos o de la Guardia Nacional para evitar, en cualquier momento, “la profanación, destrucción o remoción de la bandera de los Estados Unidos o para reemplazar la bandera de los Estados Unidos en una posición prominente”; excepto cuando un oficial de policía “que actúe en el curso y alcance de su empleo” ordene directamente no usar dicha fuerza razonable.

Fine, de 50 años, es originario de Arizona, empresario, graduado de la Escuela de Negocios de Harvard, y miembro de la Cámara de Representantes de Florida desde 2016. En sus redes sociales e intervenciones públicas reivindica su identidad judía, defiende el sionismo, los ataques de Israel en Gaza y al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, y asocia frecuentemente a los musulmanes con “problema” y “terrorismo”.

En estos momentos, el senador se ha postulado en una elección especial para reemplazar al representante Mike Waltz, republicano por Florida, en el Distrito Congresional 6, pues Waltz pasaría a convertirse en asesor de seguridad nacional de la nueva Administración, y para ello ha contado con el respaldo del presidente electo Donald Trump. Sin embargo, quiere asegurarse de impulsar su idea sobre las banderas antes de seguir a una nueva etapa. “Los partidarios del terrorismo musulmán, los mutiladores de niños y los abusadores no tienen derecho a que los contribuyentes patrocinen sus repugnantes mensajes. Mientras me preparo para dejar el Senado, espero asegurarme de que el único lugar oficial en un edificio gubernamental en el que encontrarán sus banderas sea en un cubo de basura”, dijo en su comunicado en Facebook.

Para Trump, Randy Fine es un “patriota de América Primero”. En una publicación en redes sociales de finales de noviembre, el líder republicano dijo que Fine ha sido una voz increíble para el movimiento MAGA (Make America Great Again) y la gente de Florida, y que en el Congreso será también un increíble luchador que trabajará sin descanso con él para detener la inflación, hacer crecer la economía, asegurar la frontera, proteger la segunda enmienda, o restaurar la paz con la fuerza. “Si él decide entrar a esta carrera, Randy Fine tiene mi total y completo respaldo. Corre, Randy, corre”, agregó Trump.

Tras la victoria presidencial del republicano y sus nominaciones para cargos públicos de figuras ultraconservadoras, algunas de las cuales han incluso defendido teorías de conspiración y noticias falsas, como Robert F. Kennedy Jr., que ocuparía el Departamento de Salud y Servicios Humanos, o Kash Patel, que quedaría al frente del FBI, en Estados Unidos han aumentado las expresiones de intolerancia, los discursos de odio contra minorías y comunidades vulnerables y las iniciativas legales y agendas que restringen derechos humanos.

Florida, gobernada por el republicano Ron DeSantis, donde Trump obtuvo 56% de los votos en las elecciones presidenciales, ha sido uno de los Estados líderes en la promoción de medidas ultraconservadoras. En mayo de 2024, por ejemplo, aprobó una ley (SB 300) que prohíbe el aborto después de las seis semanas y obstaculiza incluso el acceso a tratamiento médico inmediato a las personas que pierden un embarazo después de ese periodo. Por otra parte, avanzan las políticas que limitan el acceso al conocimiento. A mediados de noviembre, el Departamento de Educación local difundió un listado de más de 700 libros que fueron “removidos o descontinuados” de los niveles escolares que van desde primaria hasta instituto por abordar temas como la raza, la sexualidad y la identidad de género; lo cual supuso un aumento de casi 400 libros con respecto a la lista de censurados del año anterior.

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