_
_
_
_

Carla Gutierrez, directora de cine: “Frida Kahlo representa el feminismo real: las mujeres no siempre podemos ser tan fuertes como la sociedad espera”

La peruana dirige y edita ‘Frida’, un documental sobre la pintora mexicana que se estrenó en Sundance este año. Ahora trabaja en nuevos proyectos que exploran la identidad latina en Estados Unidos

Carla Gutierrez en Park City, Utah, en enero de 2024.
Carla Gutierrez en Park City, Utah, en enero de 2024.Monica Schipper (Getty Images for IMDb)
Ana Vidal Egea

Carla Gutierrez (Lima, 1970) ya era conocida en la industria del cine por ser editora de documentales, entre los que se encuentran RGB (sobre la figura de la emblemática jueza estadounidense Ruth Bader Ginsburg), Chavela (sobre la cantante Chavela Vargas) o Julia (acerca de la cocinera norteamericana Julia Child). Su trabajo como editora le valió la nominación a un Emmy y al premio Editores de Cine Americanos. No obstante, su pasión por la icónica pintora mexicana Frida Kahlo la ha llevado aún más lejos. Con el documental Frida, Gutierrez ha dado el salto a la dirección documental y lo ha hecho de una forma extraordinaria. Con una cinta hecha a través de animaciones y material de archivo, la peruana presenta a Kahlo narrando su propia vida a través de diarios, entrevistas y cartas reales.

El documental, el cual ofrece una perspectiva completamente distinta a todo lo que se había hecho antes sobre este icono del siglo XX, se estrenó en el Festival de Sundance de este 2024, donde ganó el Premio Jonathan Oppenheim de Edición de Documentales de Estados Unidos y fue nominada al Premio del Jurado. Ahora Gutierrez, cuya familia emigró de Perú cuando ella tenía 14 años, trabaja en nuevos proyectos que exploran la identidad latina e inmigrante en Estados Unidos, el país donde creció y se formó profesionalmente.

Pregunta. ¿Cómo dio el salto de la edición a la dirección de documentales?

Respuesta. Fue la historia de Frida Kahlo la que me impulsó a dirigir el documental. Todo empezó con una obsesión que arrastro desde que tenía 19 años y tenía fijación por un cuadro de Frida, el Autorretrato en la frontera entre México y los Estados Unidos. Como Kahlo y como tantos otros inmigrantes, mi relación con Estados Unidos es complicada y me sentía muy identificada por esa dualidad. Y luego tuve una idea que no se había ejecutado nunca antes: contar la historia de Kahlo en primera persona, a través de sus propias palabras. Eso requería el trabajo de juntar muchos pequeños fragmentos porque ella nunca dio entrevistas largas, y completar un rompecabezas.

P. Frida Kahlo volvió con Diego Rivera después incluso de que le fuera infiel con su propia hermana ¿Es realmente un icono feminista?

R. Para mí Frida Kahlo representa el feminismo real. No somos perfectas y la fuerza ha de venir de reconocer nuestros propios fallos. Tenemos que tener espacio para derrumbarnos. Muchas veces las mujeres llevan el corazón roto silenciosamente. No podemos cargar con todo sobre las espaldas ni responder a todo con fuerza. Las mujeres no siempre podemos actuar de acuerdo a lo que la sociedad entiende como mujeres fuertes. Frida ama intensamente, aunque el amor sea complicado. Ella es fuerte y frágil. Lo dice honesta y abiertamente.

P. ¿Se permite el derrumbe?

R. Sí, lo necesito. Como latina he sufrido el que en algunos momentos mi presencia se haya cuestionado abiertamente y he tenido que tener mucha confianza en mí misma. Pero me permito el derrumbe de una manera muy privada.

P. ¿Cómo fue su llegada a Estados Unidos?

R. Llegué a Boston a los 14 años, en 1990. Mucha gente de clase media salía del Perú por entonces debido al choque financiero tan fuerte que había. La adaptación me costó al principio: extrañaba el bailar, el festejar entre distintas generaciones de familia. Pero siempre digo que fuimos privilegiados porque toda la familia vinimos con papeles gracias a una beca que le dieron a mi papá para estudiar una maestría.

P. Y pudieron quedarse.

R. Era una época completamente distinta. Mi madre era trabajadora social y había una alta demanda de profesionales en ese sector que fueran bilingües. Le ofrecieron la green card. Eso ya no pasa.

P. ¿Cómo ha sido para usted crecer y desarrollarse profesionalmente como una inmigrante latina en Estados Unidos?

R. Me empecé a fijar en cómo me miraban, como si fuera algo muy ajeno a ellos. Incluso ya en la universidad recibía comentarios del tipo “tienes mucha suerte, has podido entrar por ser latina”, lo que me hacía cuestionarme mi talento. Pero lo cierto es que a mí siempre me gustó identificarme como una latina inmigrante. De alguna forma también parece una identidad escogida, un posicionamiento político.

P. ¿Cuál es el mayor problema al que se enfrentan los latinos y en especial las latinas en la industria del cine?

R. Hay un gran problema de acceso. Por poner un ejemplo, Los Ángeles (la meca del cine), es una ciudad de latinos y, sin embargo, los que llegan a avanzar en su carrera profesional en la industria son poquísimos. Y más aún en el sector de la edición, donde yo he tenido una carrera muy avanzada. Se puede contar con los dedos de una mano la gente que ha conseguido llegar lejos. Yo nunca pude encontrar una mentora latina; no había latinas con suficiente experiencia.

P. ¿Ahora es mentora?

R. Sí, dedico gran parte de mi tiempo a ayudar a otros. Los mentores que yo tuve fueron un elemento muy importante en mi formación como cineasta; de ellos aprendí a contar historias con el corazón. Les debo mucho. Por eso soy cofundadora de una base de datos de editores de documentales procedentes de minorías sociales, Bipoc Editors (un término inclusivo que se refiere a negros, indígenas y personas de color). En la actualidad, ponemos a disposición de los productores de películas los datos de más de 600 editores Bipoc de documentales, para ayudar a que sus equipos sean más inclusivos y diversificados.

P. ¿Se plantea regresar a Perú?

R. Realmente no, he vivido ya más tiempo en Estados Unidos que en Perú, aunque es cierto que cuando voy de visita me siento muy cómoda, físicamente siento que pertenezco allí. Pero hay cierta belleza en no ser ni de aquí ni de allá. Aquí el sentimiento de pertenencia lo encuentro en algunas personas, con las que me entiendo muy bien y que se convierten en mi casa.

P. ¿Le preocupan las elecciones del próximo noviembre entre Joe Biden y Donald Trump?

R. Me da pena que se hable de la comunidad inmigrante con tan poco entendimiento y que se nos eche la culpa de todo. Aunque eso es a la vez lo que más me motiva para contar nuestras historias. Me fascina la exploración de la identidad latina en este país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ana Vidal Egea
Periodista, escritora y doctora en literatura comparada. Colabora con EL PAÍS desde 2017. Ganadora del Premio Nacional Carmen de Burgos de divulgación feminista y finalista del premio Adonais de poesía. Tiene publicados tres poemarios. Dirige el podcast 'Hablemos de la muerte'. Su último libro es 'Cómo acompañar a morir' (La esfera de los libros).
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_