“Altera el ADN” o “te inocula un chip”: los bulos contra la vacuna de la covid-19 calan en Brasil
Las noticias falsas, difundidas incluso por el presidente Bolsonaro, complican las campañas de prevención contra el coronavirus
Ya sea en las salas de espera de los hospitales, en grupos de WhatsApp o incluso en celebraciones religiosas, predominan en Brasil los mitos, mentiras y teorías conspirativas contra las vacunas de la covid-19. Las historias van desde el miedo de que te implanten un chip en el cerebro hasta la falsa posibilidad de contraer cáncer o el VIH, todo ello provocado por una marea de ...
Ya sea en las salas de espera de los hospitales, en grupos de WhatsApp o incluso en celebraciones religiosas, predominan en Brasil los mitos, mentiras y teorías conspirativas contra las vacunas de la covid-19. Las historias van desde el miedo de que te implanten un chip en el cerebro hasta la falsa posibilidad de contraer cáncer o el VIH, todo ello provocado por una marea de noticias falsas divulgadas a diestro y siniestro por Brasil, una auténtica pandemia de desinformación.
La semana pasada, en una celebración religiosa en la ciudad de Fortaleza, un pastor dijo a sus fieles: “Cuando esa sustancia entra en nuestro organismo, afecta a nuestro ADN”. El Ministerio Público del estado de Ceará ya ha solicitado que el pastor responda penalmente por sus declaraciones. Unos días más tarde, las palabras de Jair Bolsonaro en un discurso (“si te conviertes en un caimán, es problema tuyo”) se unieron a ese cuerpo de teorías que siembran dudas entre la gente. Pese a que la amplia mayoría de la población diga que se pondrá la vacuna, ha aumentado el porcentaje de quienes no se quieren vacunar: del 9% en agosto al 22% este mes, según el Instituto Datafolha.
Hecha en China
Hay un rechazo de una parte de la población brasileña hacia Coronavac, la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinovac. El propio Bolsonaro afirmó hace meses que no compraría “vacunas chinas”. Sin embargo, los últimos días, su Gobierno ya ha señalado que adquirirá dosis por medio del Instituto Butantan, que firmó un contrato con Sinovac para fabricarlas en Brasil.
Quienes rechazan la Coronavac dicen también que “lo que viene de China no dura” o recuerdan que fue en ese país donde se inició la propagación del virus. Pero sucede que hace mucho tiempo que la Sanidad brasileña es dependiente del país asiático. “Todos los medicamentos que hacemos en Brasil para enfermedades endémicas tienen materia prima china”, dice la neumóloga Margareth Dalcolmo.
Incluso el insumo que la Fundación Fiocruz empleará para producir la vacuna de la británica AstraZeneca ―la apuesta principal del Gobierno brasileño― es chino. “La gente tiene que entender, para acabar con ese prejuicio, que China es el mayor productor de insumos biotecnológicos del mundo. Es todo chino”, afirmó Dalcolmo en una entrevista al programa de televisión Roda Viva.
Efectos secundarios
Las declaraciones más recientes de Bolsonaro alimentan la desconfianza hacia las vacunas, sobre todo hacia la primera en conseguir una autorización de emergencia, la de Pfizer. El presidente criticaba las supuestas exigencias de la farmacéutica, al no responsabilizarse de los ocasionales efectos adversos, en un acto en Bahía, cuando soltó: “Si te conviertes en un caimán, problema tuyo”. Y agregó: “Si te conviertes en Superman, si le sale barba a alguna mujer o algún hombre empieza a hablar fino, ellos no tienen nada que ver con eso. Y, lo que es peor, altera el sistema inmunológico de las personas”.
Las palabras de Bolsonaro generan desconcierto, cuando llegan noticias de los efectos adversos de las vacunas de Pfizer en EE UU y Reino Unido. Cuatro sanitarios ―tres de ellos con un historial de alergia grave― tuvieron una reacción alérgica tras recibir la inmunización. Rápidamente, las agencias reguladoras de los países procedieron a retirar la recomendación solo para dicho público, por lo que la vacuna sigue distribuyéndose y aplicándose.
Cualquier vacuna puede provocar reacciones adversas en una pequeña parte de la población, pero por lo general esos efectos suelen ser leves. Las alergias graves, por ejemplo, son poco comunes. Para que una vacuna obtenga la autorización de emergencia para su distribución, las agencias reguladoras tienen que certificar altos niveles de seguridad y eficacia. El esfuerzo de la ciencia para desarrollar vacunas contra el coronavirus en tiempo récord también está generando mucha desconfianza.
Rápido desarrollo
La biomédica Mellanie Fontes-Dutra explica que el proceso de estudios para el desarrollo de las vacunas de la covid-19 es bastante similar al de otras vacunas en épocas de no pandemia. La celeridad de las respuestas se debe principalmente a dos situaciones: a una mayor inversión ante una economía noqueada por el virus, y a las investigaciones previas contra el coronavirus causante de las enfermedades SARS y MERS. “Esa es la velocidad a la que la ciencia responde cuando hay inversión”, afirma Fontes-Dutra.
Asimismo, los resultados se vieron acelerados y fueron más robustos debido a la alta transmisibilidad del virus, especialmente en Brasil. “Eso aumenta la frecuencia de eventos, que es el foco de la fase 3 de las investigaciones, para verificar si la vacuna es realmente segura y capaz de proteger a la gente a la que se le administre”, explica la biomédica.
Hasta el momento, ninguna de las vacunas está indicada, por ejemplo, en niños y embarazadas, ya que no hay estudios específicos para estos grupos. Pero los laboratorios avanzan en sus investigaciones. Pfizer, por ejemplo, ya ha empezado a estudiar su administración en niños de más de 12 años. “En general, los grupos [de personas que han de vacunarse] han sido muy bien delineados, de acuerdo con la edad y etnia, para tener diferentes fondos genéticos. La vacuna es bastante segura y bien tolerada. El riesgo de eventos adversos más graves es muy bajo”, explica Fontes-Dutra.
Todos deben vacunarse
El presidente Bolsonaro ya afirmó que no se vacunaría porque tiene anticuerpos, pero el propio Ministerio de Sanidad de su Gobierno señala que las personas que ya tuvieron la enfermedad han de recibir la inmunización ―siempre y cuando no se encuentren infectadas. La ciencia todavía no consigue responder cuánto tiempo dura la protección de quienes desarrollaron anticuerpos. Incluso en el caso de las vacunas, este dato solo llegará tras la observación de los grupos vacunados.
La fortaleza del ADN
Las primeras vacunas a punto de ser aprobadas por las agencias internacionales son de una tecnología nueva, que emplea el llamado ARN mensajero para proteger contra la covid-19. Es el caso, por ejemplo, de las inmunizaciones de Pfizer y Moderna. No tardaron en salir las teorías de que podrían modificar el ADN humano.
“Eso es imposible”, aclara Fontes-Dutra. Este tipo de vacuna utiliza el ARN mensajero como forma de ayudar a la producción de una proteína. Pero estas proteínas se fabrican en una zona de las células humanas distante y diferente del núcleo, que es donde se encuentra el material genético. “Es como si el núcleo fuese una fortaleza y solo le permitiese la entrada a cosas muy específicas. No hay manera de que el ARN entre en el núcleo para interactuar con el ADN”, explica la biomédica. Tras la producción de la proteína, el ARN de la vacuna se destruye.
Cáncer y VIH
Otro mito dice que las vacunas contra la covid-19 podrían provocar cáncer o incluso transmitir el VIH. Ninguna de las vacunas contra la covid-19 en fase avanzada de desarrollo usa el VIH. Tampoco se ha observado hasta el momento ninguna relación causal entre la administración de la vacuna y el desarrollo de tumores. “No tiene sentido, y esta preocupación se cae por su propio peso. Lo que puede haber sucedido es una asociación temporal, sin relación de causa y efecto con la inmunización”, afirma Fontes-Dutra ―es decir, que alguien haya desarrollado un tumor mientras recibía la vacuna, pero sin relación entre las dos cosas.
Según ella, los medicamentos presentados hasta ahora tienen un buen perfil de seguridad, por lo que este tipo de preocupaciones no se justifica. “La gente es recelosa por los movimientos antivacunas, pero cuando uno lo analiza, las enfermedades que dicen que están asociadas no tienen relación causa-efecto”, señala.
En el plan de vacunación presentado la última semana, el Ministerio de Salud estima que el 70% de la población brasileña tendrá que vacunarse contra la covid-19 para lograr una inmunización colectiva. “Vivimos una infodemia, y no solo lo vemos con la vacuna de la covid-19, sino en las coberturas de vacunación desde 2018. Hay un descenso muy importante en la cobertura de varias vacunas ya aprobadas y distribuidas en la sanidad pública brasileña. Es muy peligroso”, asegura Fontes-Dutra. La vacuna no es una solución mágica para la pandemia, pero es un arma crucial para contenerla.