Drones, cámaras o calles de un sentido: cómo evitar las aglomeraciones navideñas en las grandes ciudades

Los planes de seguridad de los Ayuntamientos españoles incluyen medidas para limitar y organizar la movilidad en las calles concurridas

La Avenida de la Constitución, de Sevilla, dividida en dos sentidos de circulación durante la época de Navidad.Alejandro Ruesga Sanchez
Sevilla -

Si la distancia de seguridad ya obligó a las grandes ciudades a modificar de forma drástica la vida urbana durante la primera ola de la pandemia, la llegada de la Navidad con su revulsivo de luces y bullicio, y el temor a una tercera ola, ha determinado a los Ayuntamientos a extremar las precauciones para controlar las aglomeraciones y garantizar la seguridad en sus calles. Cortes en las vías céntricas, circulación peatonal en un solo sentido, cámaras de vigilancia o drones, además de la presencia policial, son ...

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Si la distancia de seguridad ya obligó a las grandes ciudades a modificar de forma drástica la vida urbana durante la primera ola de la pandemia, la llegada de la Navidad con su revulsivo de luces y bullicio, y el temor a una tercera ola, ha determinado a los Ayuntamientos a extremar las precauciones para controlar las aglomeraciones y garantizar la seguridad en sus calles. Cortes en las vías céntricas, circulación peatonal en un solo sentido, cámaras de vigilancia o drones, además de la presencia policial, son algunas medidas que han empezado a aplicarse desde el puente de la Constitución, con la intención de ir afinándolas de cara a las próximas fiestas. Nueve meses después del estallido de la pandemia, los ciudadanos se han acostumbrado a convivir con el virus y los expertos y las autoridades llaman a no bajar la guardia.

El estreno de los alumbrados navideños el último fin de semana de noviembre ―coincidiendo con el Black Friday― fue el perfecto catalizador de las aglomeraciones de personas que inundaron las principales calles comerciales del país. Los planes de movilidad desplegados por los Ayuntamientos pretenden aliviar esas masificaciones. Todas las Administraciones, empezando por el Gobierno central y los autonómicos, están siendo mucho más serios y contundentes que en el verano en sus mensajes disuasorios para evitar las concentraciones y que se desborde una segunda ola de la pandemia que apenas se está empezando a contener. Tras las vacaciones, llegó la segunda ola. En la retina permanecen las imágenes del centro de Granada, con las calles rebosantes de turistas y estudiantes saliendo de los bares en el puente del Pilar que provocaron, según coinciden los expertos, que la localidad liderara las tasas de incidencia de covid en España, con un pico de 1.500 casos por 100.000 habitantes en 14 días.

Ahora el objetivo es evitar a toda costa que la pandemia vuelva a desbocarse en el país. Pese a que el principal temor de los expertos son las reuniones familiares y a que los encuentros al aire libre preocupan menos debido a que hay ventilación y el contacto es puntual, los epidemiólogos defienden las medidas para evitar aglomeraciones, también en la calle. “La transmisión es invisible y todo lo que supone acercamiento de personas la fomenta, sostiene Begoña López, presidenta de la Sociedad Andaluza de Epidemiología. “Todo lo que contribuya a garantizar el flujo de personas en la calle es razonable”, sostiene Jesús Rodríguez Baño, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena de Sevilla.

“Este tipo de controles nos da mayor sensación de seguridad, yo lo agradezco”, explica José Ruiz mientras agarra de la mano a su hija de siete años, a punto de adentrarse en el carril derecho de la Avenida de la Constitución de Sevilla, que se ha dividido en dos sentidos para organizar el flujo de personas. La capital hispalense fue pionera en aplicar tecnología a través de cámaras de seguridad para controlar la afluencia de personas, alertar si se supera el aforo permitido o incluso advertir de si hay gente que corre, durante la Semana Santa de 2019. A esas cámaras, el Ayuntamiento sevillano ha sumado ahora la vigilancia a través de tres drones que sobrevuelan el centro, además de la distribución de las calles peatonales del centro en sentidos únicos para facilitar la circulación.

Madrid también ha planteado un sistema similar al de Sevilla, que estrenó el puente y que se extenderá hasta el 7 de enero. El plan municipal prevé frenar el acceso de visitantes cuando la Policía Municipal entienda que hay demasiadas personas. Los agentes podrán cortar calles o limitarlas a un solo sentido en el entorno de la Puerta del Sol e impedir actuaciones callejeras en zonas de gran confluencia.

Teleobjetivos engañosos

“Los drones nos permiten tener información fidedigna del número real de personas que se concentra en una zona, frente a las imágenes engañosas de los teleobjetivos”, indican desde el Ayuntamiento de Zaragoza, que ha sumado los aviones no pilotados de los bomberos a su plan de movilidad.

El Ayuntamiento de Barcelona no tiene previsto utilizar drones para vigilar el centro, según confirman fuentes municipales. La estrategia del consistorio que dirige Ada Colau mantiene el objetivo que se marcó desde el comienzo de la pandemia: tener más espacio en la vía pública para facilitar el paseo, evitar aglomeraciones y garantizar las distancias de seguridad. En este marco, pasado el verano se retomó el programa Obrim Carrers (Abrimos Calles), que consiste en cerrar al tráfico arterias comerciales. La peatonalización de este tipo de vías, aunque limitada a los fines de semana y festivos y circunscrita a la Navidad, también es la opción por la que se han decantado en Zaragoza o Alicante, que han cerrado al tráfico sus principales calles del centro.

Los Ayuntamientos consultados están satisfechos con el ensayo general de su plan de Navidad en el puente. Los problemas de masificación se han producido más a las puertas de los grandes centros comerciales, como en el caso de Madrid, que en la vía pública. Durante este largo fin de semana sus calles han presentado un aspecto más concurrido del habitual, pero sin aglomeraciones que hayan llamado a la preocupación, una circunstancia que muchos atribuyen a las restricciones en cuanto a horarios comerciales y a los cierres perimetrales que siguen en vigor.

Precisamente, el hecho de que el cierre de Barcelona ―circunscrito a los fines de semana― no estuviera vigente el lunes provocó un colapso circulatorio inaudito en medio de un puente y colas enormes en las tiendas del centro. El atasco causado por los miles de personas que se desplazaron hasta la capital obligó a la Guardia Urbana a cortar vías principales como el paseo de Gràcia, Via Laietana o Bergara. Para evitar que se repita, el consistorio de Colau ha pedido a la Generalitat que se amplíe el perímetro del confinamiento municipal. El Govern, por su parte, va a revisar la reapertura de los centros comerciales, para evitar las masificaciones en la calle.

Pese a las advertencias de los expertos, se manifiesta la querencia de los ciudadanos por acudir a las zonas que pueden estar más expuestas a masificaciones. “Existe un agotamiento de los mensajes de miedo y prudencia que hacen que dejen de ser efectivos para la población”, explica Guillermo Faude, doctor en Psicología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid. “Todas las crisis tienen un principio y un final, pero el hecho de no ver ninguno en la del coronavirus y la sociabilidad propia de estas fechas provocan este comportamiento”, abunda. Por ello, Baño insiste en que es “muy importante reducir la apertura de los locales que propician que las personas estén reunidas, porque se limita el tiempo y los contactos”.

Extremando las precauciones, las limitaciones se extienden a los tradicionales mercadillos navideños o los eventos y actividades propios de estas fechas que se desarrollan al aire libre. Hasta el punto de que en el País Vasco la mayoría de actos públicos asociados a la Navidad se han sacado de la calle, confinándolos en teatros y centros deportivos, donde se imponen controles de aforo. En Bilbao, las ferias que no se puedan poner a cubierto se organizarán para que solo se puedan visitar en una dirección. Una medida similar a la adoptada en las de Santa Llúcia o la Sagrada Familia, en Barcelona. En Alicante, se ha habilitado un semáforo en el popular mercadillo de la plaza Séneca para regular la entrada y salida de personas. La “Tardebuena” de Segovia, una celebración que atrae hasta su plaza Mayor a miles de personas en la tarde del 24 de diciembre, también se ha cancelado. Las multitudes tendrán que esperar a 2021.

Con información de Clara Blanchard, Lucía Bohórquez, Ferrán Bono, Rafa Burgos, Luis Gómez, Pedro Gorospe, Juan Navarro y Nacho Sánchez.

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