“No hay espacio para relajar medidas sino para reforzarlas”

Richard Peabody, jefe del grupo de grandes patógenos de la OMS, advierte de que la tasa de infección “sigue alta y puede empeorar rápidamente”

Una calle abarrotada, este lunes en Barcelona.Emilio Morenatti (AP)

El responsable del grupo de grandes patógenos de la OMS, Richard Peabody, se ha especializado en el coronavirus en Europa, un continente que ha vivido dos olas muy diferentes de la pandemia, con grandes diferencias en cuanto a su impacto. Peabody responde por cuestionario a esta entrevista.

Pregunta. Europa ha tenido más muertes en la segunda oleada de la covid que en la primera. ¿No choca con que dijéramos que la actual ola era más suave?

Respuesta. Hasta ahora hemos tenido unos 20 millones de casos y alrededor de 450.000 muertes en la zona europea de la OMS, con m...

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El responsable del grupo de grandes patógenos de la OMS, Richard Peabody, se ha especializado en el coronavirus en Europa, un continente que ha vivido dos olas muy diferentes de la pandemia, con grandes diferencias en cuanto a su impacto. Peabody responde por cuestionario a esta entrevista.

Pregunta. Europa ha tenido más muertes en la segunda oleada de la covid que en la primera. ¿No choca con que dijéramos que la actual ola era más suave?

Respuesta. Hasta ahora hemos tenido unos 20 millones de casos y alrededor de 450.000 muertes en la zona europea de la OMS, con más de cuatro millones de casos solo en noviembre. La semana pasada, y van cuatro seguidas, la incidencia bajó en la región, pero aun así la región europea representa el 40% de los casos, y el 50% del total de nuevas muertes en el mundo. Hay que tener en cuenta que aunque las muertes confirmadas por covid-19 hayan excedido las cifras anteriores, el exceso de mortalidad sobre el previsto en muchos países no ha sido tan alto en otoño como lo fue en primavera. Creemos que los excesos de mortalidad registrados en toda Europa se corresponden con fallecimientos por covid y que, por tanto, en primavera hubo más muertes de las notificadas, mientras que en otoño la diferencia entre las reales y las comunicadas será menor. Las tasas de letalidad no son constantes y pueden cambiar de manera apreciable durante la pandemia, por ejemplo si se descubre que hay muchos más casos leves de los que se detectan. La capacidad de los sistemas nacionales de vigilancia puede cambiar, y las estrategias para hacer pruebas se modifican. Además, la letalidad puede ser diferente entre países por motivos demográficos, por ejemplo, por la diferencia en la estructura de la pirámide poblacional o el estado de la pandemia. Las medidas sociales y de salud pública que cada uno ha adoptado han sido críticas para su control.

Richard Peabody.

P. ¿Esperaban esta evolución? Y si lo hacían, ¿qué medidas se podían haber tomado?

R. La OMS ya advirtió varias veces del riesgo de rebrotes después del verano. Que haya aumentos o descensos en este momento de la pandemia es inevitable, porque el futuro de su evolución depende en cada país de las medidas que tomen los Gobiernos y los individuos. Se han mantenido las que sabemos que funcionan, incluyendo la distancia física, las pruebas, el seguimiento de contactos, etcétera. Si la propagación se acelerara, habría que tomar nuevas decisiones ajustadas al contexto local. El objetivo es mantener la transmisión controlada para que los brotes no se transformen en una propagación comunitaria. Las autoridades locales y nacionales deben tomar acciones decisivas para parar cualquier rebrote, pero la batalla no se va a ganar hasta que cada uno haga su parte. La vacunación será una contribución importantísima al arsenal del que ya disponemos para controlar la covid-19, pero en el corto plazo lo que se necesita es que mantengamos todas las medidas de salud pública que sabemos que funcionan.

P. Usted ha dicho que los casos están bajando poco a poco. ¿Debemos esperar que el de fallecimientos vaya en la misma dirección?

R. Sí, esperamos que el número de fallecidos emprenda el mismo camino con varias semanas de retraso. En las últimas semanas hemos visto un gran avance en Europa con la aplicación de medidas que, aunque difíciles, han reducido la transmisión del coronavirus. Al bajar el número total de casos se alivia la presión sobre los sistemas sanitarios, que así pueden prepararse para cuidar adecuadamente a quienes enfermen. Disminuir la velocidad de la propagación también significa que se puede proteger mejor a los más vulnerables y que habrá, por tanto, menos personas infectadas en el tiempo que queda hasta que lleguen las medidas de prevención y tratamiento. Cuando se ponen en marcha de manera correcta, las medidas de salud pública pueden prevenir infecciones, reducir hospitalizaciones y salvar vidas.

P. ¿Confían en salvar, sanitariamente, la Navidad?

R. Nos dirigimos a un periodo que se caracteriza por dos de los aspectos que han propulsado esta pandemia: los viajes masivos y las reuniones sociales, así que no hay espacio para relajar las medidas, sino para reforzarlas. La tasa de infección en Europa permanece alta, y la situación epidemiológica puede empeorar rápidamente. Si queremos entrar en 2021 con buen pie, habrá que aprovechar lo aprendido en el verano.

P. La mayoría de los países están tomando decisiones muy estrictas, pero parece que no en todas partes se está trabajando en la misma dirección ni con los mismos resultados. ¿Hay alguna razón biológica o sanitaria para ello?

R. El virus no ha cambiado significativamente ni en su forma de transmitirse ni de causar una enfermedad. Los rebrotes o disminuciones de los casos no son parte del ciclo natural del virus, sino efecto de las medidas tomadas por los países y las personas. Las medidas de salud pública y las sociales han tenido un valor crítico para reducir las muertes. Hay que aplicar las medidas basándose en la intensidad de la transmisión y en la capacidad de respuesta de los sistemas sanitarios. La OMS ha suministrado indicadores detallados y umbrales para que los países se evalúen de una manera sistemática. Cuando decidan qué medidas imponer, los responsables deben considerar también el impacto en la sociedad y los individuos. Las medidas tienen que tener un marco temporal, ser revisadas periódicamente y aplicadas al nivel más local posible. Todos los países se enfrentan a un delicado equilibrio entre salvar vidas, mantener el bienestar económico y preservar la calidad de vida. No hay un modelo único que sirva a todos. Para tener éxito cada país tiene que adoptar una estrategia que esté basada científicamente y que sea culturalmente aceptable.

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