Una segunda oleada más peligrosa golpea el Magreb

Túnez, Argelia, Marruecos y Libia viven un repunte de contagios y fallecimientos

Un voluntario toma la temperatura a un hombre a la entrada de una mezquita en Argel, el 15 de agosto.RYAD KRAMDI (AFP)

Después de haber contenido la pandemia de la covid-19 en primavera con mayor éxito que sus vecinos del norte, los países del Magreb se enfrentan a una segunda ola que amenaza con ser más mortífera que la primera. Todos los países de la región han registrado en las últimas semanas un número de contagios diario igual o superior al del pico de los meses anteriores. Incluso en Túnez, que había ...

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Después de haber contenido la pandemia de la covid-19 en primavera con mayor éxito que sus vecinos del norte, los países del Magreb se enfrentan a una segunda ola que amenaza con ser más mortífera que la primera. Todos los países de la región han registrado en las últimas semanas un número de contagios diario igual o superior al del pico de los meses anteriores. Incluso en Túnez, que había erradicado prácticamente el nuevo coronavirus de su territorio y por ello entró en la selecta lista de países seguros elaborada por la UE, la epidemia ha resurgido con fuerza.

Durante la semana pasada, la cifra de contagios diarios detectados osciló entre los 65 y los 130 casos. Para un país de casi 12 millones de habitantes, ese número no parece tan preocupante. Sin embargo, las autoridades han hecho sonar las alarmas porque la cifra actual ya dobla el pico alcanzado en el peor día de la primera ola: las 59 infecciones del 24 de marzo. Desde el inicio de la pandemia en enero, en Túnez se han registrado más de 2.700 casos, y han fallecido 65 enfermos.

Los expertos sitúan el punto de inflexión en el pasado 27 de junio, el momento en el que el país abrió sus fronteras después de cuatro meses, tras haber aplicado antes un estricto confinamiento que incluyó el toque de queda por la noche. En junio apenas hubo contagios, pero a partir de principios de agosto se han multiplicado los positivos. En la mayoría de casos, se ha trazado el origen del brote en una persona proveniente del extranjero, lo que ha llevado al Gobierno a extremar las precauciones. El Ejecutivo continuará elaborando una lista de tres colores —verde, naranja y rojo— en función de la situación epidemiológica de cada país, con cada color implicando un grado de restricción diferente. Pero a partir del próximo miércoles, incluso las personas llegadas de un país en la lista verde deberán presentar un test PCR negativo.

Algunos representantes del sector turístico, un puntal para la economía tunecina, se han quejado al considerar demasiado severas las medidas aplicadas en los aeropuertos. “Son desproporcionadas en relación con la realidad en nuestro país. Desde el mes de junio, el número de casos ha aumentado por una política de exámenes más importante que desvela a los asintomáticos”, sostiene Sonia Khouaja, directora ejecutiva de la Federación de Hostelería Tunecina. Los datos le dan al menos parcialmente la razón, pues ahora se realizan unas 2.000 pruebas diarias, por poco más de 500 en abril. Además, las personas hospitalizadas son 37, por 130 en abril.

Aglomeraciones en Argelia

Mientras Túnez ha sido el alumno más aventajado de la clase en materia de contención en el Magreb, el más retrasado ha sido Argelia. En total, se han infectado 41.068 personas, de las que 1.424 han fallecido. El país ya entró en la segunda ola bastante pronto, en julio, cuando registraba una media de unos 450 nuevos casos diarios, una cifra parecida a la de su pico en primavera. Después de haberse producido una mejora a principios de agosto, el Gobierno decidió relajar algunas medidas de contención y permitió la reapertura de determinados espacios públicos clausurados, como mezquitas, playas y parques.

Tras un repunte durante los últimos días —el fin de semana se volvieron a superar los 400 casos—, algunos expertos se preguntan si el país no relajó las medidas demasiado pronto. Según el diario Al Watan, la población no ha sido tampoco demasiado responsable: “Aglomeraciones, mercados llenos y calles a desbordar, poco uso de las mascarillas y partidos de fútbol en los barrios; una parte de la población cree aún que no le afectará”, lamentaba recientemente un editorial de este diario argelino.

Focos fuera de control en Marruecos

Marruecos es el país del Magreb que presenta una situación actual más preocupante, con varios focos que parecen fuera de control. Los más alarmantes, en la turística ciudad de Marrakech y en la capital económica, Casablanca, donde algunos barrios han sido sometidos a un confinamiento perimetral. Tras haberse detectado 1.609 nuevos positivos en el país este domingo, el total de personas infectadas se eleva hasta 49.247. Han fallecido 817 personas.

En Marruecos, la segunda ola es ya claramente más mortífera que la primera. Mientras que en las últimas 24 horas se ha vuelto a batir el récord diario de fallecidos, con 42 personas, el pico alcanzado en primavera no superó el umbral de las 13 defunciones en un solo día. Además, algunos hospitales se acercan al límite de sus capacidades. “A pesar de los esfuerzos aplicados, la pandemia golpea fuerte, y el combate, inacabado, se inscribe en un contexto difícil y sin precedentes”, dijo el rey Mohamed VI el jueves en un mensaje dirigido a la nación.

Situación crítica en Libia

Libia es un caso aparte, pues lleva más de nueve años sumido en el caos y el desgobierno, y en primavera se libraba una batalla entre milicias por el control de la capital. Este estallido bélico y los anteriores han dejado muy dañadas todas las infraestructuras, incluidas las sanitarias. “La gente tiene poca electricidad, agua potable, saneamiento o atención sanitaria en mitad de una creciente pandemia”, ha declarado Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, que visitó la semana pasada el país. De acuerdo con los datos oficiales, la cifra total de infecciones de covid-19 se ha disparado de 571 en junio, a más de 9.000 ahora, por lo que la situación es crítica.

Curso escolar a distancia en Marruecos

El Gobierno marroquí ha decidido que el próximo curso escolar, que comienza el 7 de septiembre, se realice a distancia en todos los niveles de los sectores públicos y privados, aunque se compromete a garantizar la enseñanza presencial para aquellos alumnos cuyos padres la pidan. La decisión se toma debido al aumento de los contagios por coronavirus, según informó este domingo en un comunicado el Ministerio de Enseñanza y Educación Nacional.

En el caso de los alumnos que sí acudan por decisión de los padres, será obligatorio el uso de la mascarilla a partir del quinto año de primaria, el lavado regular de manos y el respeto de la distancia física.


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