Delicias: gente en la calle, consultas asfixiadas

El barrio zaragozano acumula uno de cada cuatro casos en la capital de Aragón, que lucha por contener la ola

Instalación de una carpa provisional de triaje en el aparcamiento del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, el miércoles. En vídeo, el ejército instala un hospital de campaña en Zaragoza. Vídeo: CARLOS GIL ROIG / ATLAS

A media tarde de un día de agosto, la calle Delicias de Zaragoza la pueblan los que se toman cerveza en alguna de sus diez terrazas, trabajadores que vuelven a casa fatigados, ancianos sentados en los bancos y mujeres que cargan la compra rodeadas casi siempre de varios niños. Este barrio está en el punto de mira porque acumula uno de cada cuatro contagios de covid-19 en la ciudad. El epicentro de una comunidad que se ha convertido ...

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A media tarde de un día de agosto, la calle Delicias de Zaragoza la pueblan los que se toman cerveza en alguna de sus diez terrazas, trabajadores que vuelven a casa fatigados, ancianos sentados en los bancos y mujeres que cargan la compra rodeadas casi siempre de varios niños. Este barrio está en el punto de mira porque acumula uno de cada cuatro contagios de covid-19 en la ciudad. El epicentro de una comunidad que se ha convertido en la región europea con mayor incidencia acumulada de casos.

Baltasar, de 88 años y cuatro décadas en el barrio, pasea junto a sus nietos. “Aquí se respetaron las normas al principio, pero luego nos relajamos todos, es muy complicado cambiar la manera de vivir, acabas haciendo algo mal sin darte cuenta”, cuenta Álvaro, de 26 años, al lado de su abuelo. En una de las vías perpendiculares, Valentín, camionero de 25 años, vuelve a casa tras un turno nocturno. Vive aquí desde que llegó hace cuatro años desde Rumania y vive con sus padres. “Llevamos mascarilla, usamos gel, nos limpiamos las manos… Pero siempre hay gente que no cumple, aquí he visto botellón, gente en los bares sin protección...”, lamenta.

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Aragón ha notificado una media de 530 casos diarios en la última semana y desde el 14 de julio lidera el número de contagios en España. Con 468 positivos por cada 100.000 habitantes, casi cuadruplica la tasa de la segunda región en Europa más afectada, Cataluña, según el índice de The Economist. El Gobierno autonómico suma medidas para contener la situación. Una de ellas, son las rondas de seguimiento de aquellos que han dado positivo en covid en la capital, y en concreto en el barrio de Delicias. Por un lado para comprobar que cumplen el aislamiento y por otro para facilitar una alternativa en el caso de que les sea imposible mantener la distancia en el domicilio. Esta misma semana, el Ayuntamiento ha habilitado una sala de espectáculos para albergar a 60 asintomáticos en el caso de que fuera necesario.

Delicias es el distrito más poblado de la capital. Unas 105.000 personas lo habitan. El 25% de ellos son extranjeros, principalmente rumanos, seguidos de nicaragüenses, chinos, marroquíes y colombianos. Los negocios de la calle principal del barrio parecen representar el rompecabezas de nacionalidades que componen el distrito. Bazares orientales, restaurantes de kebab, tiendas de alimentación de productos “muy aragoneses”, peluquerías que ofrecen extensiones afrolatinas. Óscar, artista zaragozano de 43 años, compró aquí hace un año una casa porque era “muy barata”. Mientras pasea a su perra cuenta que “este es un barrio muy denostado, aquí, o hay mano de hierro o las normas se cumplen lo mínimo”. Jose Luis, mozo de almacén de 39 años, explica que vive con miedo porque tiene una enfermedad autoinmune. Alquiló un piso en el barrio a principios de año. Darwin, estudiante nicaragüense de 18 años, reconoce que ha ido con sus amigos “de cubatazos”.

A apenas unas calles, pasa consulta Leandro Catalán. “Estamos realizando el doble de atenciones que en una época normal, hay compañeros que me cuentan que han atendido a 90 pacientes en un solo turno y ambulatorios que hacen hasta 100 PCR en un solo día”. Sobre la atención primaria recae todo el peso de examinar a pacientes con síntomas y hacer el seguimiento telefónico o presencial. “Este ritmo de trabajo no hay quien lo aguante. Las atenciones por teléfono llevan mucho más tiempo, la carga administrativa se dobla, a veces el paciente no habla bien el idioma… Hay consultas al borde de la asfixia”.

Las atenciones por teléfono llevan mucho más tiempo, la carga administrativa se dobla, a veces el paciente no habla bien el idioma…
Leandro Catalán, médico de atención primaria

Aragón realiza actualmente unas 4.000 pruebas al día, aunque el Gobierno admite que en las últimas semanas se están demorando la entrega de resultados. Es la comunidad que más ha incrementado el número de PCR que realiza, está por encima de la media española, pero es la décima en número de test por cada 100.000 habitantes, según los datos del Ministerio de Sanidad. Catalán cuenta que la única herramienta para asegurarse de que cumplen el aislamiento es la “buena voluntad”. El doctor, que además es presidente del sindicato de médicos de atención primaria, cree que ha faltado contundencia a la hora de aplicar medidas de precaución tras el estado de alarma: “Los médicos teníamos claro lo que había que hacer, la población, no”.

Entre sus pacientes hay trabajadores de matadero y recolectores de fruta, dos de los sectores más afectados por los contagios. El propio presidente de Aragón, Javier Lambán, ha apuntado en numerosas entrevistas que el hecho de que un buen número de temporeros residan en Zaragoza o visiten a familiares entre campañas ha representado un factor clave para la incidencia en el territorio. “Ellos vienen a ganar un dinero y a lo mejor no entienden que se tengan que quedar en casa si se encuentran bien”, apunta Catalán.

Los sanitarios empezaron a notar la presión de una nueva ola cuando aún no se habían repuesto de la primera. Según los últimos datos, en los centros aragoneses actualmente hay 556 ingresados por coronavirus o por sospecha del mismo, 55 de ellos en cuidados intensivos. De momento, permanece libre el 45% de camas UCI y el 37% en las de planta.

Bea Virgos es intensivista en el Clínico, el hospital con más pacientes de covid. “Estamos agotados. La segunda semana de julio ya empezamos a notar más ingresos. Dijimos: ‘ya está aquí”. La especialista señala que ahora ven pacientes más jóvenes, pero “placas igual de horribles que en marzo”. Según los datos de la Consejería de Sanidad, más de la mitad de los contactos (57%) tiene menos de 45 años, y en torno al 50% son asintomáticos. En el aparcamiento adyacente a su hospital, el ejército ha comenzado a levantar una carpa de triaje ante el aumento de ingresos. “Pueden habilitar todo lo que quieran pero el problema es que falta personal”, resume Virgos.

Agustín Nebra también trabaja en cuidados intensivos en el otro gran hospital de Zaragoza, el Miguel Servet. “Las plantas están saturadas. Si ya puedes cometer errores, imagínate con cansancio físico y emocional. No se está pudiendo programar toda la cirugía necesaria porque tienes muchos recursos dedicados a la covid. Y los otros enfermos tienen los mismos derechos”. Nebra explica que ya han tenido que realizar algunas derivaciones de pacientes. “En marzo fue explosivo, ahora está siendo progresivo”, resume.

El Ejecutivo regional ha descartado por ahora el confinamiento de la ciudad. La consejera de Sanidad, Sira Repollés, aseguró en una entrevista este martes que “aún hay margen de maniobra”.


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