Muere Juan Ramón de la Cuadra, la voz que narró el 23-F
Prefería trabajar en la sombra. Era un valor seguro en una redacción en la que él se movía con total desparpajo
Juan Ra, así llamábamos todos en la redacción de Radio Nacional al periodista Juan Ramón de la Cuadra (Jaén, 84 años), quien falleció este jueves en Madrid. Se le recordará por su amplia trayectoria en la radio pública y por narrar a los españoles, desde el hemiciclo, la intentona golpista del 23-F de 1981.
Juan Ra era una buena persona. Recuerdo nuestros encuentros casi ya de madrugada cuando yo preparaba el España a las ocho y él, una vez terminada su jornada, cartera de cuero al hombro,...
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Juan Ra, así llamábamos todos en la redacción de Radio Nacional al periodista Juan Ramón de la Cuadra (Jaén, 84 años), quien falleció este jueves en Madrid. Se le recordará por su amplia trayectoria en la radio pública y por narrar a los españoles, desde el hemiciclo, la intentona golpista del 23-F de 1981.
Juan Ra era una buena persona. Recuerdo nuestros encuentros casi ya de madrugada cuando yo preparaba el España a las ocho y él, una vez terminada su jornada, cartera de cuero al hombro, se despedía no sin antes contarme el porqué de su crónica recién grabada. Sistemático, metódico, me explicaba el tiempo que duraba esa crónica, los totales que incluía y la intención que tenía.
Juan Ra era un buen colega. Siempre dispuesto a ayudar sin pedir nada a cambio y sin afán alguno de protagonismo. Prefería trabajar en la sombra. Era un valor seguro en una redacción en la que él se movía con total desparpajo haciendo en cada momento lo que ese momento necesitaba.
Juan Ra era un buen compañero. Nunca le faltaba una sonrisa ni un gesto de amistad. Se gastaba un humor irónico que, en ocasiones, llegaba a ser cáustico. Sabía escuchar, cosa realmente inaudita en nuestra profesión, pero, también, exigía atención cuando recuperaba el turno de hablar. Juicio certero, medido. Sin extremismos, sin aspavientos. Solía tener razón, pero, cuando no la tenía, lo aceptaba de buen grado y no le dolían prendas a la hora de pedir, si era necesario, disculpas.
Juan Ra era solidario. Juntos vivimos nuestra noche más difícil con ocasión de la grosera intentona golpista del 23-F. A él le sorprendió dentro del hemiciclo. Vivió momentos de angustia que, años después, convirtió en risa. Suele pasar. El tiempo todo lo atempera. Espero que, con el paso de ese tiempo, atempere también, el dolor que me causa su muerte. Atemperar, sin embargo, no significa olvidar.
Juan Ra era un magnífico colaborador. Esa noche, la del 23-F, adoptó un papel secundario, pero imprescindible. Una vez que salió al exterior, no quiso tomar el micrófono. Explícalo tú, me dijo, que lo haces fenomenal. Él se instaló en las escaleras del Hotel Palace con los oídos atentos, bien abiertos. Cada cierto tiempo me buscaba por la Carrera de San Jerónimo, por donde yo deambulaba en busca del mínimo rumor que se pudiera producir, para, con gestos y palabras y, también, con algún papel apresuradamente escrito, informarme de las últimas novedades que allí se producían. Y no solo eso. ¿Necesitas algo? ¿Has comido? ¿Quieres un café?
Juan Ra era entrañablemente familiar. No era raro que su esposa y su hija aparecieran por la redacción para interesarse por todo y por todos. Recuerdo momentos de buenas conversaciones, de complicidades, de intercambio de opiniones, de exposición de razones. Y todo ello, desde el respeto. Quizá no pensábamos igual en todo. Pero disfrutábamos cuando se trataba de reflexionar, de aportar argumentos, de discrepar y, hasta en ocasiones, de incluso coincidir.
Luis de Benito es periodista.