Pekín, en pie de guerra contra su brote de coronavirus

El foco, el mayor desde febrero, acumula ya al menos 79 nuevos casos en cuatro días, según las autoridades de la capital china. La OMS ha actualizado el dato a más de un centenar

Residentes o gente que visitó el mercado de Xinfadi hacen cola para hacerse el test de coronavirus en Pekín, este lunes.

Pekín se ha puesto en pie de guerra y ha echado toda la carne en el asador para combatir su nuevo brote de coronavirus, el mayor desde febrero y que ya suma al menos 79 nuevos casos en cuatro días (según la OMS ascienden a más de un centenar) después de que se detectara en su principal mercado de abastos, Xinfadi. La capital china ha constatado en carne propia que, en la lucha contra el coronavirus, es mucho más fácil perder lo ganado...

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Pekín se ha puesto en pie de guerra y ha echado toda la carne en el asador para combatir su nuevo brote de coronavirus, el mayor desde febrero y que ya suma al menos 79 nuevos casos en cuatro días (según la OMS ascienden a más de un centenar) después de que se detectara en su principal mercado de abastos, Xinfadi. La capital china ha constatado en carne propia que, en la lucha contra el coronavirus, es mucho más fácil perder lo ganado que avanzar. Si hace 10 días celebraba el paso a su nivel tres de alerta sanitaria, y con él la relajación de medidas de cautela después de 55 días sin contagios, este lunes esta ciudad de 22 millones de habitantes ha vuelto a su fase dos de prevención: han regresado los estrictos controles de temperatura y han reaparecido los puestos de control en algunos barrios para comprobar las entradas y salidas.

Si hay algo que quiere evitar a toda costa el Gobierno municipal es un segundo Wuhan, la ciudad donde se originó la pandemia, y que estuvo cerrada durante 76 días. Las 200.000 personas que acudieron al mercado desde el 30 de mayo han quedado bajo cuarentena y los profesionales sanitarios trabajan a contrarreloj para administrar pruebas de coronavirus a todos ellos. Se ha cerrado un segundo mercado donde se detectó también el patógeno, vinculado a contagios en Xinfadi. Los vecinos de las áreas en torno a esas instalaciones han quedado confinados. Tres funcionarios locales, entre ellos el director de Xinfadi, han sido cesados de manera fulminante.

Pero además, todas las comunidades residenciales en los 7.200 barrios de la capital tendrán que controlar las entradas y salidas de sus recintos, como había ocurrido durante las peores semanas de la pandemia en Pekín, y tomar la temperatura de quienes entren. El Ayuntamiento ha movilizado a cerca de 100.000 trabajadores sociales para que refuercen la campaña.

“Nuestros esfuerzos para combatir el brote están en pie de guerra”, ha declarado en una rueda de prensa el responsable de la campaña de prevención y control del virus en Pekín, Xu Yang.

La inquietud entre los ciudadanos es patente. Se cancelan citas para almorzar; vuelve el rociado de manos con gel desinfectante; gimnasios que la semana pasada estaban llenos apenas tenían clientes este lunes. Los planes para salir de la ciudad durante las próximas festividades de los Barcos Dragón quedan aparcados. El Consejo de Estado, el órgano ejecutivo chino, cancelaba súbitamente una rueda de prensa sobre la recuperación económica; el Ministerio de Exteriores pedía a los asistentes a la suya que informaran si habían estado cerca del mercado de Xinfadi en los últimos 14 días.

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“Es mejor esperar a organizar reuniones cuando ya esté controlado el brote”, explica Sarah Zhao, de 37 años. Esta gestora de marketing de una empresa estatal china ha cancelado los encuentros con amigos que tenía previstos para esta semana.

“El riesgo de propagación es muy alto”, reconocía la viceprimera ministra china, Sun Chunlan, en una reunión del equipo de control y prevención de la pandemia del Consejo de Estado en la noche del domingo. Entre los factores que agravan la posibilidad de contagios, Sun mencionaba que Xinfadi es un mercado cerrado, donde se concentra mucha población -10.000 personas trabajan allí, en un área equivalente a 160 campos de fútbol- y cuyos ocupantes se desplazan con mucha frecuencia. Estas instalaciones distribuyen también alimentos a otras cuatro provincias cercanas.

Esa cercanía ha puesto también en guardia a otras ciudades de los alrededores. Baoding, a 150 kilómetros de Pekín, se ha declarado también “en pie de guerra”. Otras ciudades y provincias recomiendan a sus residentes no viajar a la capital, e impondrán cuarentenas de 14 días a quienes procedan de los distritos más afectados. Al menos tres provincias -Liaoning, Sichuan y Hebei- han detectado contagios relacionados con casos confirmados en la metrópoli.

“Cada acceso a Baoding debe vigilarse estrictamente para impedir la propagación de los contagios en la ciudad”, han ordenado los responsables de Baoding, en una declaración publicada en su página web este lunes. Los comités vecinales de cada barrio tendrán que comprobar las entradas y salidas de sus vecinos, las empresas tendrán que ofrecer pruebas de coronavirus a todos sus empleados y será obligatorio mantener la distancia de seguridad. Quienes lleguen de Pekín tendrán que someterse a un control de temperatura y dejar sus datos.

Hasta ahora, la inmensa mayoría de los casos detectados -77 de 79, en Pekín, mientras que no está claro el origen de los dos restantes- guardan algún tipo de relación con el mercado. Es una noticia positiva: implica que el brote se ha detectado pronto y no se ha extendido demasiado, lo que apunta a que podrá controlarse de manera relativamente rápida.

“China ganó mucha experiencia en su gestión del foco original (de la pandemia)”, ha apuntado la Cámara Europea de Comercio en un comunicado. “La Cámara espera que este brote tendrá un impacto relativamente limitado en la vida y el trabajo diarios”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado el domingo que China le había informado del brote. “Entendemos que las secuencias genéticas (de la cepa del virus) se darán a conocer tan pronto como los análisis de laboratorio se hayan completado”, indicó la institución en un comunicado. “Después de más de 50 días sin un caso en esa ciudad [Pekín] se han confirmado más de 100 nuevos casos”, cuyo origen y alcance “están siendo investigados”, según ha declarado Tedros Adhanom, director general de la OMS, este lunes en rueda de prensa.

Las investigaciones preliminares en el mercado de Xinfadi han encontrado restos de coronavirus en 40 muestras, entre ellas en las tablas para cortar salmón importado en uno de los puestos. Un epidemiólogo del Gobierno municipal había apuntado que la secuenciación del patógeno indicaba una procedencia europea del virus.

“La pauta de la mutación y la transmisión del nuevo coronavirus no se conoce aún por completo, y con la pandemia aún propagándose en el extranjero la situación en la capital es muy grave”, ha declarado el portavoz del Gobierno municipal de Pekín, Xu Hejian.

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