Los test rápidos llegarán primero a sanitarios y residencias de ancianos
España encarga seis millones de pruebas para paliar la ceguera diagnóstica. Las comunidades se adelantan acelerando la toma de muestras a pacientes leves
Las pruebas rápidas para detectar la infección por coronavirus que lleva días prometiendo el Gobierno ya han llegado a España. Son 640.000, que se empezarán a repartir de forma “equitativa” entre las comunidades autónomas y se han adquirido en China y en Corea del Sur. Los primeros destinatarios de estos test serán los sanitarios ...
Las pruebas rápidas para detectar la infección por coronavirus que lleva días prometiendo el Gobierno ya han llegado a España. Son 640.000, que se empezarán a repartir de forma “equitativa” entre las comunidades autónomas y se han adquirido en China y en Corea del Sur. Los primeros destinatarios de estos test serán los sanitarios que se enfrentan a diario al contagio en su puesto de trabajo y los mayores que viven en residencias de la tercera edad. El Gobierno pretende paliar así la ceguera diagnóstica actual, que impide conocer la incidencia real de la epidemia. Algunas comunidades autónomas, como Andalucía, Galicia y La Rioja, no han esperado a que llegaran estos test y han empezado a acelerar la toma de muestras de pacientes leves, a los que testan sin salir del coche para analizarles después con pruebas PCR, las que venían usando hasta ahora todos los hospitales. El Gobierno ha encargado seis millones más para ampliar el diagnóstico a más capas de la población.
Pruebas, pruebas y más pruebas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) repite machaconamente a los países esta consigna para frenar la epidemia de Covid-19. Y son válidas para cualquier escenario: ya sea con los primeros casos notificados o cuando la enfermedad avanza sin control, como sucede en España, donde se comenzaron aplicando a todos los casos sospechosos para aislarlos. La escasez de medios, sin embargo, hizo que conforme avanzaba el coronavirus, los criterios para hacerlas tuvieran que ser cada vez más restrictivos. Tanto, que en Madrid el 85% son positivas. Es decir, solo se las hacen a las personas cuya infección es muy probable y presenta cierta gravedad, generalmente a los que ya están hospitalizados. Desde hace semanas no llegan a los casos leves, con lo que es imposible conocer la incidencia real de la infección.
Los primeros en recibir las nuevas pruebas serán los sanitarios, el grupo clave para luchar contra la epidemia. Simón reconoció este domingo que hay más de 3.400 infectados confirmados, un 12% del total. Después, ha explicado el portavoz de Sanidad, se extenderá a grupos de alto riesgo. “Por ejemplo, en residencias de mayores, para asegurar que no hay entradas de personas infectadas o poder separar a tiempo a enfermos. A partir de ahí, el proceso, que durará dos, tres o cuatro días, continuará hasta llegar a toda la población”, dijo Fernando Simón.
Pese a que Sanidad afirmó el sábado que ya se habían realizado 350.000 pruebas en total, a un ritmo de unas 15.000 diarias, el mismo que los países que más hacen, la escasez de diagnóstico es manifiesta. Los epidemiólogos no tienen la foto de la incidencia real de la epidemia y es difícil tomar medidas drásticas para aislar a los casos leves, ya que, aunque a las personas con síntomas se les conmine a tomar medidas como si hubieran dado positivo, no tienen la certeza de estar contagiadas. Esto deja en una total incertidumbre a quienes presentan apenas unos síntomas leves, como algo de tos o destemplanza.
Las nuevas pruebas rápidas solucionarán, entre otros, este problema. Hasta ahora se venían haciendo test de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), que tras varias horas de proceso en laboratorio detectan el ARN del virus y son más precisas. Con las nuevas, el resultado tarda unos minutos. Serán, según explica Manuel Cuenca, del Instituto de Salud Carlos III, pruebas antigénicas, que detectan partes del virus distintas al material genético. “Son pruebas que vienen con un certificado, pero estamos haciendo pruebas extra para comprobar su efectividad que, aunque algo menor que las PCR, es muy alta”, asegura. También se han hecho pedidos de pruebas serológicas, que muestran si una persona tiene anticuerpos, con lo que se puede saber si ha pasado la enfermedad. Simón ha dicho que estas se recomendarán más adelante, cuando esta primera ola de la epidemia haya pasado, para conocer qué porcentaje de la población tiene inmunidad y poder preparar al país así para una posible segunda embestida.
Las antigénicas que comenzarán a aplicarse ahora funcionan, en esencia, como un test de embarazo. El diagnóstico puede ser positivo, negativo, o dudoso. Igual que con las pruebas de embarazo, aparecen unas bandas de color más marcado o más tenue en función de la cantidad de antígeno. Si es tenue, porque la carga viral es baja, y, por tanto, dudoso, se podría repetir a las 24 horas o realizarse una PCR para tener la confirmación. También puede dar un resultado dudoso si la muestra no se ha tomado correctamente.
Según Fernando Simón, estos test empezaron a llegar el sábado. Por eso en laboratorios de Microbiología de los hospitales el domingo todavía no los conocían. A la espera de recibirlos, Rafael Cantón, jefe de servicio de Microbiología del hospital Ramón y Cajal de Madrid, explica que tanto los test de antígeno como los de anticuerpos son técnicas de cribado: “Lo ideal es que cuando salga un positivo sea verdaderamente positivo y el paciente ya se clasifique como tal. En los casos dudosos o negativos a lo mejor hay que recurrir a la técnica PCR. Lo ideal es que sean las menos posibles. Nos quitaríamos así todos los positivos y nos ahorraríamos un proceso mucho más laborioso”.
Cantón asegura que por muchos test que se compren es evidente que no se podrá hacer la prueba rápida a los 47 millones de españoles. De momento, el Gobierno asegura que han llegado 640.000 y que se repartirán “equitativamente”. Cantón opina que habrá que ir escalándolo, empezando, por ejemplo, por población vulnerable, las residencias de ancianos y los trabajadores esenciales. “Necesitamos diagnosticar lo antes posible a los sanitarios que han estado de baja para ver si se pueden reincorporar. No pueden estar tres o cuatro días en espera para tomarles la muestra. Si llevan tres días con mejoría clínica, hay que ver si ya dan negativo. Mis compañeros que están en casa y ya recuperados están deseando volver a trabajar”, asegura.
Parte de la confusión generada con los test del coronavirus tiene que ver con el uso del término prueba rápida, que no significa lo mismo según quién la emplee. Varias comunidades han decidido agilizar la toma de muestras por su cuenta. Galicia fue la primera en montar puestos en el exterior de los hospitales para realizarlas sin que los pacientes pongan un pie fuera de sus coches. El sistema lo estrenó Corea y también lo adoptó Alemania para el diagnóstico masivo de la población y el objetivo es agilizar el proceso y ahorrar equipos de protección. El personal sanitario gana tiempo al no tener que desplazarse a los domicilios de los enfermos sospechosos de estar infectados y solo tienen que cambiarse de ropa cuando acaban el turno y no cada vez que abandonan una vivienda. Una vez tomadas, se llevan al laboratorio para ser analizadas por PCR.
En A Coruña el lugar elegido para atender a los pacientes es el aparcamiento de un Burger King. Los sanitarios aguardan a los vehículos bajo una carpa y el conductor con síntomas para un momento, baja a medias la ventanilla y abre la boca para que se le haga el frotis. Así se hace de 9.00 a 13.00 y de 16.00 a 20.00. Hasta este domingo, durante el descanso de los test al mediodía, la cadena de comida rápida abría la ventanilla y despachaba a sus clientes menús para llevar en automóvil.
El hospital de A Coruña afirma que la apertura del Burger King es compatible con las pruebas sanitarias y no supone ningún riesgo porque ambos procesos se realizan en “dos circuitos diferentes” que no entran en contacto. Pese a ello, la venta de hamburguesas se ha suspendido este domingo. La multinacional, añaden desde el centro hospitalario, ha decidido por iniciativa propia cerrar a cal y canto el establecimiento “por la polémica levantada” después de que La Sexta desvelara que mantenía la actividad.
El diagnóstico sobre ruedas del coronavirus arrancó en el hospital Meixoeiro de Vigo, que pasó de tomar unas 30 muestras diarias a domicilio a recoger un centenar. A partir de este lunes, con la incorporación de Santiago y Ferrol, se extenderá a todas las áreas sanitarias gallegas. Los pacientes deben ir con una cita previa y después de que un médico decida que cumple los requisitos que marcan los protocolos para realizarle la prueba de la Covid-19. Con una población de 2,7 millones la Xunta ha realizado hasta el momento 5.000 test en total, incluidos los efectuados en coche. Al principio del estado de alarma se hacían unos 300 diarios y ahora se ronda el millar.
Tras Galicia, otras comunidades como Canarias, Andalucía y La Rioja se han apuntado a los test sobre ruedas. También Castilla y León ha puesto a prueba el sistema en el hospital del Bierzo. Madrid, en cambio, ha esperado a que el ministerio le enviara los nuevos test de antígenos y hasta ahora ha estado haciendo la PCR solo a los casos graves y al personal sanitario. El domingo por la tarde recibieron 8.000 de esos nuevos kits, informó un portavoz, por lo que empezarán a usarlos el lunes, de momento en los hospitales.
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