La propuesta de Monago ahonda en la división interna sobre la reforma

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de Extremadura, José Antonio Monago.jorge armestar

La grieta ya es una brecha y la bola de nieve se ha convertido en una avalancha justo una semana después de que Mariano Rajoy ordenara a los dirigentes del PP mantener un perfil bajo y cerrar el debate público sobre la reforma del aborto. La propuesta que José Antonio Monago registró el miércoles en el Parlamento de Extremadura, que insta al Gobierno a paralizar la ley para buscar mayor consenso, dejó claro ayer que ese debate, público y privado, está en realidad más vivo que nunca y que cada vez hay menos dirigentes dispuestos a contenerse.

Varios cargos cruzaron sin ambigüedades sus o...

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La grieta ya es una brecha y la bola de nieve se ha convertido en una avalancha justo una semana después de que Mariano Rajoy ordenara a los dirigentes del PP mantener un perfil bajo y cerrar el debate público sobre la reforma del aborto. La propuesta que José Antonio Monago registró el miércoles en el Parlamento de Extremadura, que insta al Gobierno a paralizar la ley para buscar mayor consenso, dejó claro ayer que ese debate, público y privado, está en realidad más vivo que nunca y que cada vez hay menos dirigentes dispuestos a contenerse.

Varios cargos cruzaron sin ambigüedades sus opiniones respaldando o criticando al presidente extremeño, y solo el gallego, Alberto Núñez Feijóo, trató de dibujar un panorama conciliador. El portavoz en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja, miembro del Comité de Dirección del PP que aspira a repetir como cabeza de listas para las europeas, arremetió contra posturas como la de Monago al lamentar desde Estrasburgo que “hasta dentro del propio partido haya gente que todavía dude de la importancia de la trascendencia de la dignidad de la persona y del no nacido”. Para Mayor, además, durante la tramitación de la reforma apenas habrá modificaciones. “Habrá cambios mínimos. No pueden hacerse cambios sustanciales porque se distorsionaría el objetivo”, razonó.

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Horas antes, la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, había salido en defensa de Monago al considerar que “está actuando en coherencia con lo que piensa”. Cifuentes aseguró en una entrevista en Telecinco que se considera una militante disciplinada y que, pese a ello, no entiende “que algunos se lleven las manos a la cabeza porque dentro de un partido político se produzca debate” sobre una cuestión tan delicada.

Feijóo trató de rebajar la tensión y recordó que “prácticamente todos” los dirigentes de su partido dieron su opinión sobre el texto y que en esta etapa “toca trabajar sosegadamente” y escuchar “las consideraciones oportunas” como, según fuentes populares, está haciendo el titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

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