¿Hay alguna bebida más hidratante que el agua?
La mejor bebida es el agua, pero las infusiones contienen a veces compuestos con potencial para reducir el riesgo de muchas patologías
La bebida más hidratante es el agua. Y lo más parecido al agua en cuanto a poder de hidratación son las infusiones sin azúcar añadida. Pero hay que considerar de qué infusiones hablamos, cómo están preparadas y el estado de salud de la persona que las va a beber. Las infusiones contienen a veces compuestos con potencial para reducir el riesgo de muchas patologías. Entre sus componentes pueden incluir diuréticos en bajas dosis. Sin embargo, dado que su ingrediente mayoritario es agua, presentan un alto poder de hidratación....
La bebida más hidratante es el agua. Y lo más parecido al agua en cuanto a poder de hidratación son las infusiones sin azúcar añadida. Pero hay que considerar de qué infusiones hablamos, cómo están preparadas y el estado de salud de la persona que las va a beber. Las infusiones contienen a veces compuestos con potencial para reducir el riesgo de muchas patologías. Entre sus componentes pueden incluir diuréticos en bajas dosis. Sin embargo, dado que su ingrediente mayoritario es agua, presentan un alto poder de hidratación.
La bebida más hidratante es el agua de baja mineralización y así está representado en la pirámide de hidratación que lanzaron la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria y el Observatorio de la Nutrición y la Actividad Física. En la base de esa pirámide están las aguas con bajo contenido en sal, sean minerales, de manantial o del grifo. En la cúspide de la pirámide estarían los refrescos azucarados, cuyo consumo solo debe ser ocasional. Lo que es muy importante, sobre todo en la época en la que estamos en el hemisferio norte, en la que hace calor o mucho calor, es que hay que garantizar un consumo diario de agua de 2 a 2,5 litros diarios en la población adulta sana dependiendo del sexo. En la población infantil, los requerimientos son ligeramente menores. Solo existe la excepción de si se padece algún estado fisiopatológico que lo desaconseje, pero en ese caso, la persona profesional de la salud que le atiende ya le habrá advertido. Los requerimientos de hidratación se incrementan en caso de actividad física intensa, olas de calor, humedad extrema, fiebre, embarazo, lactancia, etc.
La importancia de la hidratación parte de que más del 60% del organismo es agua. Por eso, un nivel de hidratación óptimo es esencial para el buen funcionamiento del organismo y el mantenimiento de la correcta temperatura corporal. El agua transporta nutrientes, facilita la excreción de sustancias tóxicas, digestión y absorción de nutrientes y en el medio acuoso se producen las reacciones que garantizan un buen estado fisiológico. Así que necesitamos agua, y por eso, para aportarla, nada mejor que el propio agua. Entre 70% y el 80% de la hidratación diaria, según la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), debe proceder de bebidas, preferiblemente agua. El resto puede ser aportado por alimentos sólidos.
La hidratación del organismo se logra generalmente bebiendo líquidos y preferentemente agua, aunque también los alimentos que comemos la contienen. Sin embargo, solo el 20%-30% del agua debe proceder de alimentos sólidos, por ejemplo, la sandía, que podría ser un alimento de elección para completar la hidratación dado el alto contenido de agua en su composición (92%). Otros alimentos tienen muchísima menos cantidad de agua e incluso tienen otros componentes con el efecto contrario. Por eso y aunque se consuman alimentos con agua, es imprescindible además beber esos entre dos o dos litros y medio al día de agua con baja mineralización.
La mayoría de las comunidades autónomas, en España, tienen un agua del grifo muy adecuada y con bajo contenido en sales, así que, en estos casos, esta sería la más recomendable. Cuando el agua del grifo tiene mayor contenido salino sí puede consumirse, pero ya estaríamos en el segundo escalón de la pirámide de hidratación, es el grupo 2, formado por aguas minerales o del grifo con mayor contenido salino, bebidas refrescantes sin calorías y sin azúcar. Estas últimas si se pueden evitar, mejor, porque contienen edulcorantes no calóricos y necesitamos reducir la ingesta de productos dulces. En este grupo están las infusiones que han demostrado tener un efecto beneficioso en la salud tales como el té o el café, entre otras, pero sin añadirles azúcar.
Las bebidas azucaradas no hidratan, solo nos quitan la sed por un momento y, al final, lo que consumes es una cantidad elevadísima de azúcar. Incluso, las organizaciones reguladoras desaconsejan las bebidas con edulcorantes hipocalóricos. Algunos estudios asocian su ingesta prolongada a una mayor incidencia de patologías crónicas tales como diabetes tipo 2. El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado hace pocos días, desaconseja el uso de edulcorantes para el control del peso o para reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, responsables del 74 % de la mortalidad mundial. Y Nutriscore, el etiquetado frontal que clasifica a los alimentos por colores con el objetivo de facilitar a los consumidores una elección de alimentos más saludables, ha actualizado la clasificación de las bebidas con edulcorantes “cero” siguiendo las recomendaciones de la OMS.
Eso no quiere decir que en algún momento puntual en el que tengas mucho calor o hayas estado haciendo ejercicio físico intenso necesites, además de agua, una bebida que contenga electrolitos y azúcar que te ayuden a reponer inmediatamente la energía. Sin embargo, esto también lo puedes obtener, por ejemplo, bebiendo agua y comiendo frutas que te aportan las vitaminas, los minerales y el azúcar en una justa medida que te va a ayudar a reponer la energía.
En cuanto a la temperatura del agua, o de la bebida que consumas, también está relacionada indirectamente con la capacidad de hidratación. El agua fresca (14 o 16ºC), facilita la ingesta, lo que nos ayudaría a tomar más y, por tanto, hidratarnos mejor. La hidratación depende del volumen de líquido y la ingesta está determinada por la temperatura. Y en cuanto a si es más hidratante el agua con gas o el agua sin gas, la evidencia nos dice que es igual.
Dolores del Castillo es doctora en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y jefa del grupo de Biociencia de Alimentos del Instituto de Investigación de Ciencias de la Alimentación (UAM-CSIC)
Pregunta enviada por Javier González
Coordinación y redacción: Victoria Toro
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