La inmunoterapia logra supervivencias insólitas en un puñado de tumores
Un estudio revela que casi la mitad de los pacientes con melanoma metastásico tratados con estos fármacos sobreviven libres del cáncer 10 años después
Hace apenas 15 años, el pronóstico de un paciente con un melanoma metastásico era devastador: no había forma de frenar la progresión de este agresivo cáncer de piel y la esperanza de vida rondaba los seis meses. Sin embargo, a principios de la década pasada, la comunidad científica dio un golpe en la mesa y empezó a cambiar el rumbo de esta enfermedad con la introducción de la inmunoterapia, que consistía en estimular a las propias defensas del organismo para ayudarlas a aniquilar las células malignas. Hoy, la supervivencia de una persona con este mismo tumor de la piel puede superar los 10 años.
Melanoma fue la primera parada de la revolución terapéutica que supuso la inmunoterapia en la oncología. Sus grandes resultados alentaron su expansión en otros tumores y acabó virando también el pronóstico en algunos tipos de cáncer de pulmón, vejiga y mama, entre otros. Tras más de una década en la práctica clínica, este innovador abordaje terapéutico, que todavía sigue en desarrollo y perfeccionándose cada vez más, ha logrado supervivencias insólitas en un puñado de tumores: un estudio presentado este fin de semana en Barcelona durante el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés) y publicado simultáneamente en la revista New England Journal of Medicine, da cuenta de su impacto a largo plazo y revela que casi la mitad de los pacientes con melanoma metastásico tratados con inmunoterapia sobreviven sin cáncer 10 años después. Otra investigación, presentada en el mismo congreso, destaca también cómo este tipo de fármacos eleva la supervivencia en el cáncer de mama más agresivo, el triple negativo. Los expertos consultados aseguran que estos datos avalan el potencial de la inmunoterapia en cáncer, pero admiten que todavía quedan tareas pendientes, como afinar los pacientes que más se beneficiarán de esta estrategia terapéutica y explorar la combinación con otros medicamentos para optimizar sus resultados.
El estudio de seguimiento a 10 años de pacientes tratados con una combinación de inhibidores de puntos de control inmunitario, un tipo de inmunoterapia que levanta los frenos que pone el tumor al sistema inmune para evitar su ataque, ha revelado que este abordaje terapéutico mejoró radicalmente el pronóstico de la enfermedad y su efecto persistió durante varios años. “La mediana de supervivencia para esta población es ahora un poco más de seis años, y las personas que están libres de progresión del cáncer a los tres años tienen una alta probabilidad de permanecer vivas y libres de enfermedad a los 10 años”, explica en un comunicado Jedd Wolchock, autor del estudio y oncólogo en el NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center.
Además de confirmar los datos de supervivencia a largo plazo, el estudio también arrojó luz sobre otra de las incógnitas que inquietaba a los oncólogos: el impacto a largo plazo de estos tratamientos, que no están exentos de efectos secundarios derivados de esa intensa estimulación del sistema inmune. Pese al temor a potenciales daños en la salud debido a estos fármacos, la investigación no encontró señales preocupantes de toxicidad a largo plazo.
Los científicos reportaron, además, que al analizar la supervivencia al melanoma y la supervivencia global por otras causas, a largo plazo, estas líneas divergen. Es decir, que a medida que pasan los años y envejecen, los supervivientes de este tipo de tumor tienen más probabilidad de morir por otras causas que por el cáncer. “Ahora podemos decir que la mitad de los pacientes tratados con esta terapia combinada vivirán 10 años o más sin la preocupación de morir de melanoma metastásico”, asegura Wolchock.
En el congreso de ESMO también se han presentado otros estudios que muestran cómo la inmunoterapia mejora también la supervivencia en el cáncer de mama más agresivo (el triple negativo) y en el de vejiga con invasión muscular. En concreto, en el de mama, una investigación, muestra que, en fases iniciales, las pacientes con un tumor triple negativo tratadas con una combinación de inmunoterapia y quimioterapia antes de la cirugía y que continúan con inmunoterapia tras la intervención, tienen una tasa de supervivencia a los cinco años mayor (86,6%) que el brazo del estudio que recibió placebo (81,2%). “La inmunoterapia ayuda a curar más pacientes y son datos importantes porque a cinco años, la supervivencia aumenta de una forma muy significativa: de cada 100 pacientes, cinco responden gracias a haber recibido la inmunoterapia; si no se la hubiésemos dado, no se habrían curado”, valora Javier Cortés, coautor de esta investigación y director del International Breast Cancer Center de Barcelona. El oncólogo admite que en mama no se esperan resultados tan arrolladores como en melanoma, pero, en cualquier caso, defiende: “Son datos muy importantes porque cada vez estamos curando a más pacientes”.
Prudencia en las expectativas
Todas estas investigaciones supone un espaldarazo a la inmunoterapia en cáncer. Y aunque muchos oncólogos son reacios a pronunciar la palabra curación porque saben de lo traicionera que puede llegar a ser esta enfermedad, los autores de la investigación en melanoma sí apuntan a ello en el estudio: “El beneficio sostenido de los inhibidores de puntos de control inmunitario observado durante el extenso período de seguimiento en este ensayo destaca el potencial de curación en pacientes con melanoma avanzado que tienen una respuesta a este tipo de tratamiento”, sostienen.
Con todo, los médicos siguen apelando a la prudencia y, este domingo, durante la rueda de prensa de ESMO sobre estos avances, Jessica Hassel, oncóloga del Hospital Universitario de Heidelberg (Alemania), pidió ser “muy cuidadosos” con el uso de la palabra curar, sobre todo en contextos donde la enfermedad está avanzada (cuando se ha diseminado a otras partes del cuerpo). “Preferimos la palabra control a largo plazo porque puede haber células latentes que vuelvan a crecer” y esto puede suceder también después de 10, 15 o 20 años, advirtió. En esta línea, Ángela Lamarca, oncóloga de la Fundación Jiménez Díaz y portavoz de ESMO, llama también a la cautela: “Creo que ante un paciente que tiene la enfermedad controlada durante 10 años, podemos decir que tiene el cáncer cronificado o dormido, pero no hablaría de remisión [o cura] porque lo cierto es que, muchas veces, se vuelve a reactivar después”.
A la inmunoterapia le queda todavía mucho recorrido”Ángela Lamarca, oncóloga de la Fundación Jiménez Díaz
Los científicos consultados mantienen que la inmunoterapia —en todas sus versiones, desde inhibidores de puntos de control hasta vacunas terapéuticas o los revolucionarios CAR-T, entre otros— ha supuesto un revulsivo en el tratamiento del cáncer y se está introduciendo, de una manera u otra, en cada vez más tumores. Enriqueta Felip, jefa del grupo de Tumores Torácicos y Cáncer de Cabeza y Cuello del Vall d’Hebron Institut d’Oncologia (VHIO), asegura que la entrada de estos fármacos en algunos tipos de cáncer de pulmón “ha aumentado la supervivencia” de pacientes con un pronóstico aciago: “El desarrollo en pulmón fue posterior al de melanoma, pero ya vemos pacientes que siguen vivos y sin progresar. Vemos pacientes que, a cinco, seis y siete años, siguen viniendo a la consulta”, ilustra.
En el mismo sentido se expresa Pilar Barretina, jefa de oncología médica del Instituto Catalán de Oncología (ICO) Girona: “Hablamos de curación con la boca pequeña, pero estamos viendo pacientes con largas remisiones. Es espectacular pensar que, a principios de los 2000, cuando era residente, había pocas opciones y con baja eficacia para tratar ese tumor y ahora tenemos largos supervivientes”. La médica, especializada en tumores ginecológicos, asegura que ya se ha demostrado también el “papel importante” de la inmunoterapia en cáncer de cuello de útero y en endometrio, y ya son la primera línea de tratamiento en fases metastásicas de sendos tumores. “En cáncer de ovario no vemos que, por sí sola, la inmunoterapia tenga un papel claro, pero se está estudiando la combinación con otras estrategias”, añade la oncóloga.
Deberes pendientes
Aunque revolucionaria, la inmunoterapia todavía no ha llegado a todos los tumores ni funciona en cualquier paciente. De hecho, de forma global, solo un 25% o un 30% de los enfermos tratados con esta estrategia terapéutica acaban respondiendo, y los oncólogos están volcados ahora en entender por qué falla en algunas personas o no tiene efecto en determinados tumores. “Aunque tengamos buenos resultados, hay un potencial de pacientes no despreciable en donde no funciona y hay que ver qué mecanismos hacen que esto pase y cómo revertimos esa falta de eficacia”, admite Barretina.
Un estudio reciente dirigido por científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB) identificó cinco características clave que hacen tropezar a la inmunoterapia: influye la carga mutacional del tumor, el microambiente que rodea a las células malignas o la capacidad de proliferación de ese cáncer, pero también puede jugar un papel importante el hecho de que el paciente haya pasado por tratamientos previos, concluyeron.
Los expertos consultados aseguran que hay que afinar más en la identificación de los pacientes que más se beneficiarán y probar distintas combinaciones de fármacos con la inmunoterapia para optimizar su potencial. Barretina añade, además, la necesidad de profundizar en el tiempo de tratamiento: “¿Cuánto tiempo hay que administrar la inmunoterapia?; y si se para, ¿al reiniciarla será eficaz en todos los casos que habían respondido previamente?”, plantea.
La investigación sigue en marcha, pero las miras son optimistas. Lamarca apunta al potencial de las nuevas estrategias de inmunoterapia que están surgiendo, como la terapia celular o los fármacos biespecíficcos, para intentar llegar a tumores (el de páncreas, por ejemplo) que, por ahora, se resisten al envite de estos fármacos. “A la inmunoterapia le queda todavía mucho recorrido”, conviene.