El gobierno chino pide ayuda a las tecnológicas contra el Covid-19

Los gigantes tecnológicos Alibaba y Tencent han creado fórmulas, a través de sus aplicaciones, para etiquetar a los usuarios en verde, amarillo o rojo, según una probabilidad estimada de que tengan o no el coronavirus.

DJI

Los habitantes de Hangzhou, una megaurbe de 10 millones de personas al sur de Shanghái, han rellenado un formulario online. En él se les pedía informar, con su número de identificación, si habían viajado fuera de la ciudad recientemente y si padecían síntomas como fiebre o una fuerte tos. Después de enviar estos datos los usuarios han recibido en su móvil un código QR de tres posibles colores: verde, amarillo o rojo. Indican su estado de salud.

Esta catalogación parte de la app de pagos Alipay –que cuenta con ...

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Los habitantes de Hangzhou, una megaurbe de 10 millones de personas al sur de Shanghái, han rellenado un formulario online. En él se les pedía informar, con su número de identificación, si habían viajado fuera de la ciudad recientemente y si padecían síntomas como fiebre o una fuerte tos. Después de enviar estos datos los usuarios han recibido en su móvil un código QR de tres posibles colores: verde, amarillo o rojo. Indican su estado de salud.

Esta catalogación parte de la app de pagos Alipay –que cuenta con 900 millones de usuarios en un país de 1.400 millones de personas– y de la actuación del gobierno chino. Aquellas personas a las que se les devuelve un código QR rojo deben mantener una cuarentena de 14 días. También deben informar periódicamente sobre su estado a través de otra aplicación, DingTalk, un chat destinado al ámbito profesional y también propiedad de Alibaba. Los que reciben un QR amarillo deben permanecer siete días sin salir. Y si el QR es verde el usuario puede moverse libremente. 

El gobierno chino prevé usar este sistema para establecer controles en lugares de paso, como las estaciones de tren o las autopistas. La idea, según informa Reuters, es que el servicio se expanda a nivel nacional. Una muestra de cómo China quiere aprovechar el alcance social de las grandes tecnológicas para combatir el covid-19. El Estado ha pedido ayuda a estos gigantes para controlar la expansión del coronavirus, que ya supera los 76.000 infectados y los 2.250 muertos.

“Desde aquí imploro a las grandes compañías de Internet, como Tencent y Alibaba, a desarrollar aplicaciones públicas para la comunidad de trabajadores”, decía el ministro de Asuntos Civiles Chen Tueliang al anunciar nuevas medidas contra el coronavirus. “El software caritativo es más útil que una donación de 1.000 millones de yuanes”, añadió. La respuesta de las dos grandes tecnológicas a la petición de auxilio llega en medio de medidas draconianas para controlar el movimiento de personas. Una fórmula para frenar la expansión del virus justo cuando China se debate entre la vuelta al trabajo, para reactivar la economía, y el miedo a la enfermedad.

Oriol Farrés, especialista en la región de Asia del think tank CIDOB, explica la participación de las grandes tecnológicas en la lucha contra el covid-19 por su destacado papel en la sociedad china: “Con el auge de la economía digital, estas empresas tienen una presencia cada vez más importante en el día a día de la población, vertebrando la opinión pública digital, como medios de difusión de noticias, plataformas de consumo y de socialización interpersonal”.

La influencia de Alibaba o Tencent facilita el traslado de las medidas de control del gobierno chino a una gran parte de la población. “El gobierno aspira a movilizar a todos los efectivos disponibles para lidiar con una crisis interna, cuya gestión está siendo observada con lupa dentro y fuera de China”, apunta Farrés, quien interpreta que China quiere “ofrecer una imagen de unidad, y demostrar el apoyo de las compañías a los esfuerzos del gobierno, frente a los netizens (internautas) chinos más críticos con la gestión de la crisis”.

Tencent, la otra gran empresa de Internet nacional (con el permiso del buscador Baidu), también ha lanzado un código QR similar al de AliPay. En este caso el vector para llegar a la gente ha sido su plataforma WeChat, cuya penetración en el país se estima en un 79%. En colaboración con la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China, la compañía prueba sus QR, también de colores, en la ciudad de Shenzhen. El objetivo es expandir pronto el sistema a toda la provincia de Cantón.

“La duda es hasta qué punto el Partido Comunista Chino percibe a estas empresas como una extensión del Estado, y en qué medida podría llegar a presionarlas para actuar en favor de los intereses del Estado”, reflexiona Farrés. “Y es una pregunta necesaria, no solo para China, sino también para los gigantes de Silicon Valley, como Google o Facebook”, completa el experto del CIDOB, en alusión al seguimiento que ha tenido el veto a Huawei entre las empresas estadounidenses.

Shenzhen usa drones para rociar sus calles con desinfectante

El músculo de Tencent y Alibaba no es el único que se ha empleado en esta dispersa lucha contra el coronavirus. Otra de las compañías que ha apoyado los esfuerzos ha sido el fabricante de drones DJI, el que más dispositivos de esta clase vende en todo el mundo. Su misión ha sido desinfectar las calles. “Usar drones ayuda a cubrir mucho más terreno que los métodos tradicionales, mientras que reduce el riesgo de los trabajadores, que de otra forma pasarían más tiempo potencialmente expuestos, tanto al virus como al desinfectante”, señala desde China un portavoz de la compañía, quien estima que su método de fumigación puede ser 50 veces más rápido que otras fórmulas.

DJI, originaria de Shenzhen, conocida como el Silicon Valley chino, ha rociado con desinfectante más de 3 millones de metros cuadrados en la ciudad. Son áreas cuidadosamente seleccionadas, como fábricas, zonas residenciales, hospitales y plantas de tratamiento de residuos. La compañía también apoya a más de 1.000 condados de China para que adopten su método, con el objetivo de cubrir 600 millones de metros cuadrados.

La empresa china usa uno de sus drones para mapear el terreno, con el fin de planificar y dividir la operación en bloques. Después se diluyen en agua las cantidades correspondientes de desinfectante 84 (un potente antiséptico) y se carga otro dron, el Agras, el modelo que DJI comercializa para tareas agrícolas. Los dispositivos, así como la descarga del líquido, se maneja por control remoto. “Las autoridades públicas se aseguran de que el lugar está vacío para que no haya personas en el área de operación. Cuando es necesario se montan altavoces en los drones para anunciar la fumigación y así la gente puede evitarla”, aclaran desde la compañía.

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