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¿Es sana la Transformación Digital a la que nos fuerza la Agencia Tributaria?

El vocal del Colegio de Ingenieros Informáticos de la Comunidad de Madrid reflexiona sobre los procesos de adaptación tecnológica de la administración pública

El último ejemplo de interconexión digital con el Estado, el sistema SII (para el Suministro Inmediato de Información), está suponiendo para muchas compañías un auténtico reto que les está generando una tremenda tensión. Y es que son más de 62.000 empresas las que deben comunicar digitalmente tanto las facturas recibidas como las emitidas antes de 4 días desde su contabilización.

Este tipo de iniciativas no dejan de ser parte de la transformación digital de la propia Administración Pública, pero parece que no está teniendo en cuenta los factores más básicos para que dicha transformación...

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El último ejemplo de interconexión digital con el Estado, el sistema SII (para el Suministro Inmediato de Información), está suponiendo para muchas compañías un auténtico reto que les está generando una tremenda tensión. Y es que son más de 62.000 empresas las que deben comunicar digitalmente tanto las facturas recibidas como las emitidas antes de 4 días desde su contabilización.

Este tipo de iniciativas no dejan de ser parte de la transformación digital de la propia Administración Pública, pero parece que no está teniendo en cuenta los factores más básicos para que dicha transformación sea un éxito: la tecnología y los procesos.

Por ejemplo, hace unos años fue la Seguridad Social quien, con el proyecto CRETA, dijo a las empresas que ella nos facilitaría el borrador de cotizaciones y que ya solo tendríamos que confirmarlas. Aquel proyecto se hizo pausadamente, con muchas pruebas. Las empresas iban entrando poco a poco y, aunque aún hay algunos flecos, parece que funciona.

La tecnología del SII aún no está probada completamente y los procesos ni siquiera se conocen

En el caso del SII, la sensación actual es muy diferente. La tecnología aún no está probada completamente y los procesos ni siquiera se conocen suficientemente.Los ciudadanos hacemos la declaración de la Renta por Internet hace ya años. Compramos online, obtenemos telemáticamente nuestra vida laboral… Cada vez hay más cultura digital.

Del mismo modo, en las empresas, el departamento financiero también se ha venido acostumbrando a pagar los impuestos electrónicamente y aquellos que trabajan con las administraciones públicas, a enviar sus facturas en formato digital.

Podría decirse que los ciudadanos que se van a enfrentar al SII tienen ya cierta cultura digital, pero resulta que lo más importante en este caso, el funcionamiento de la tecnología y la claridad meridiana de los procesos, es lo que más está poniéndose en cuestión.

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El Estado empuja para ser competitivo en el nuevo entorno internacional, con iniciativas propias como el SII o en su momento la de la Seguridad Social y otras venidas de Europa como el GDPR. Estas iniciativas empujan a las empresas a avanzar en su nivel de digitalización, a aumentar su seguridad...

La mayoría de las empresas se clasifican como nivel cero o uno en transformación digital

El catalizador es legal y normativo, pero tiene fuertes implicaciones en tecnología, procesos y personas, que es donde está la base de esa transformación. Según un estudio realizado por Exevi entre más de 150 compañías de tamaño medio y grande, en general, la mayoría de las empresas se clasifican como nivel cero o uno en transformación digital.

Estas compañías sufren con estas decisiones de la Administración Pública, que, por ahora, las deja al margen en muchos de estos procesos obligatorios porque suele coincidir con que su tamaño no les obliga a dar determinados pasos. Pero no siempre es así y muchas habrán de apuntarse al cambio o desaparecerán.

Sin embargo, cuando la transformación se produce de forma más sutil, no obligatoria, como en el caso de la automatización de los tickets de gasto y viaje mediante aplicaciones, las empresas logran una altísima productividad en los procesos.

Sin entrar en asuntos como inspecciones o recaudación, el SII seguramente será positivo en cuanto a que facilitará, a medio plazo, la elaboración de impuestos. Sin embargo, será un dolor de cabeza para muchas compañías durante bastante tiempo, además de suponerles un riesgo adicional de sufrir sanciones si no cumplen. La mejor lección que se puede sacar de lo que viene ocurriendo en los últimos años en el ámbito del trato de la empresa con el Estado es que dicha relación no deja de digitalizarse.

En conclusión, el Estado está velando por sí mismo, por su competitividad. Y las empresas más espabiladas están haciendo lo propio. Llegados a este punto, en que la transformación digital es ya imparable, e independientemente del tiempo que tarde en ser absoluta, lo mejor es subirse al carro lo antes posible.

Manuel Monterrubio es director general de EXEVI y vocal del Colegio de Ingenieros Informáticos de la Comunidad de Madrid

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