La crisis secesionista evidencia la falta de rumbo de Torra

La imagen de Torra quedó muy tocada después de que el president apoyara a los CDR

Quim Torra, esta semana en el Parlament.Vídeo: Manu Fernández (AP) | ATLAS

La que acaba ha sido la peor semana del presidente de la Generalitat, Quim Torra y de la coalición de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. Una serie de eventos y declaraciones en estos últimos días han dejado de manifiesto no solo la débil cohesión del Govern sino las dificultades para trazar y mantener el rumbo político del presidente catalán. Pese a que el president bajó este jueves a la arena para intentar cerrar la crisis...

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La que acaba ha sido la peor semana del presidente de la Generalitat, Quim Torra y de la coalición de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. Una serie de eventos y declaraciones en estos últimos días han dejado de manifiesto no solo la débil cohesión del Govern sino las dificultades para trazar y mantener el rumbo político del presidente catalán. Pese a que el president bajó este jueves a la arena para intentar cerrar la crisis con su socio, desatada a raíz de la aplicación de la suspensión de los diputados procesados por rebelión, el asunto sigue coleando y el presidente del Parlament tuvo que posponer la última sesión del Debate de Política General.

El día de ayer de Torra comenzó con un mensaje en Twitter, en el que insistía una vez más en la idea de ultimátum al Ejecutivo de Pedro Sánchez para que antes de un mes formulará una propuesta de referéndum pactado sobre la independencia de Cataluña. Si no lo hacía, avisó el president el martes en el Debate de Política General, los grupos independentistas con presencia en el Congreso retirarían su apoyo al Gobierno. Se trata de una idea que Esquerra ha terminado por descartar por ser demasiado tajante —si bien cree que va siendo hora de ver resultados en la negociación bilateral— y sobre el que una parte del PDeCAT plantea dudas.

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“Nosotros mantendremos siempre las puertas abiertas a la negociación con España y a la mediación internacional. Pero, como dije ayer, el independentismo dejará de dar estabilidad al presidente Sánchez a partir de noviembre”, escribió el presidente catalán en la red social pese a la falta de apoyos que tiene para echar adelante esa idea. El mensaje era la respuesta al anuncio del Gobierno de que no era el momento para buscar una fecha para la reunión que tienen pendientes en el Palau de la Generalitat.

Pero al mismo tiempo en que insistía en ese límite temporal, también trascendía la voluntad de Torra de insistir en buscar una mediación internacional, pero esta vez sin poner ningún tipo de ultimátum. ¿Hay o no hay fecha límite para encontrar acuerdos? La estrategia contradictoria quedó patente en una carta, publicada este jueves por El Periódico, y fechada el pasado 26 de septiembre en la que Torra pide a Sánchez que autorice a su Gobierno para que se abra a una mediación “sin precondiciones”, ya que cree que la brecha que separa ambas posiciones “no es infranqueable”.

En la misiva, que fue enviada a todos los países europeos y los permanentes del consejo de seguridad de Naciones Unidas según explican desde la oficina del presidente de la Generalitat, Torra asegura que la parte catalana “no se centra en conseguir la independencia inmediata”, sino en garantizar el respeto a la voluntad de los catalanes “a través de un referéndum legal, vinculante y justo, en el que ambas partes se comprometan a acatar el resultado”. También pide un gesto de la Fiscalía hacia los políticos que se encuentran en prisión preventiva y advierte que si la sentencia es condenatoria “la demanda pública por una república independiente será abrumadora”.

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La imagen de Torra quedó muy tocada después de que, tras expresar su apoyo a los activistas integrados en los denominados Comités en Defensa de la República en la conmemoración del 1-O e invitarles a seguir "apretando", un grupo de manifestantes terminara enfrentándose a los Mossos d'Esquadra en Barcelona y llegaran incluso a las puertas del Parlament. Unos hechos en los que también ha quedado en entredicho el consejero de Interior, Miquel Buch. La CUP ha pedido su dimisión, lo cual ha alejado aún más a los anticapitalistas del bloque independentista en el Parlament.

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