La nueva ley de cooperación: un salto de 25 años

La norma incorpora la reivindicación histórica de la sociedad española de dar rango legal al compromiso de alcanzar en 2030 el 0,7% de la Renta Nacional Bruta destinada a la Ayuda Oficial al Desarrollo

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, el pasado jueves, a su llegada a la sesión plenaria en la que se aprobó de forma definitiva la ley de cooperación.EDUARDO PARRA (Europa Press)

Asistimos consternados estos días a una trágica catástrofe natural que se está cobrando miles y miles de vidas humanas y que pone en jaque la vida de muchas otras en Turquía y el norte de Siria. Bomberos, sanitarios, equipos de protección civil españoles, personal humanitario de la Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) ya están en el terreno apoyando las tareas de rescate y atendiendo a los heridos. Además, moles han mostrado su compromiso con los damnificados.

La solidaridad de la sociedad española vuelve una vez más al primer plano de la actualidad. Es parte de la identidad de nuestro país. No lo olvidamos ni un solo día. Así se ha demostrado en la respuesta a la agresión ilegal e injustificada contra Ucrania, España ha dedicado el mayor paquete de ayuda humanitaria destinado a un solo país y acogido más de 165.000 ucranios y ucranias en nuestro país.

Estas dos gravísimas crisis se añaden a la que vivíamos hace un año y medio, cuando los talibanes tomaban Kabul y miles de personas huían de Afganistán y de un régimen que, a día de hoy, sigue anulando los derechos de las mujeres y las niñas. España reaccionó desde el primer momento con la evacuación de nuestros colaboradores y de personas especialmente expuestas y sigue haciéndolo a día de hoy.

Estas crisis demuestran la importancia crucial de la cooperación. Pero son solo los momentos más visibles del trabajo de nuestros más de 2.700 cooperantes que, con sus esfuerzos constantes, construyen todos los días este pilar de nuestra política exterior. Una labor generosa y arriesgada, como demostró María Hernández, asesinada en Etiopía mientras realizaba labores humanitarias y cuya memoria y legado quiero honrar en el momento en que aprobamos una ley que dignifica la labor de los cooperantes.

Una nueva ley para unos nuevos tiempos

Nuestra cooperación merecía una norma a la altura de ese compromiso. La nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global da la respuesta. La ley ha sido apoyada por todos los grupos parlamentarios menos uno. Se trata de un amplísimo, casi inédito, respaldo en ambas Cámaras, como es deseable en una política de Estado. El Parlamento responde así a la voluntad de la sociedad española: una reciente encuesta del Eurobarómetro reflejaba que el 98% de los ciudadanos españoles considera importante cooperar con terceros países para reducir la pobreza en el mundo.

La ley ha sido apoyada por todos los grupos parlamentarios menos uno. Se trata de un amplísimo, casi inédito, respaldo en ambas Cámaras, como es deseable en una política de Estado

Este Gobierno ya ha revertido una década de recortes en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD): este año superará los 4.400 millones, casi el doble de la cifra de 2017. Pero esta ley va más allá, incorporando la reivindicación histórica de la sociedad española de dar rango legal al compromiso de alcanzar en 2030 el 0,7% de la Renta Nacional Bruta destinada a la AOD. Además, el nuevo texto legal incluye la obligación de destinar el 10% de la ayuda para acciones humanitarias. Como en el caso del 0,7% estamos ante un compromiso inédito: es la primera vez que se establece en una ley un porcentaje determinado a tal efecto. En los últimos años, apenas superaba el 2%.

Hablamos de un mundo que ha cambiado y al que nuestra cooperación debía adaptarse. Las crisis humanitarias urgentes se suman a otras amenazas que ponen en riesgo nuestra estabilidad y prosperidad: los efectos de la pandemia de covid-19, las desigualdades, la inseguridad alimentaria y energética o la crisis climática.

Hoy, aproximadamente el 10% de la población mundial sigue viviendo en la extrema pobreza y no puede satisfacer necesidades básicas como la educación, la salud o el acceso al agua potable. La pandemia ha incrementado el número de pobres en el mundo por primera vez en casi tres décadas. Según la FAO, el hambre afecta a 828 millones de personas, 150 millones más que antes de la pandemia.

La ley incorpora la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París contra el cambio climático o el marco de cooperación de la Unión Europea, que no existían hace 25 años, fecha de la ley vigente hasta la llegada de la aprobada ahora por el Congreso.

En segundo lugar, la ley pone el foco en la importancia de la labor de las personas cooperantes, de la Aecid como pilar institucional de esta acción. Esta ley será el primer paso de una reforma con la futura adopción de un nuevo estatuto modernizador para la agencia. La nueva norma refuerza también la cooperación financiera y los demás instrumentos de financiación para el desarrollo sostenible.

La ley pone el foco en la importancia de la labor de las personas cooperantes

Esta nueva iniciativa legislativa es también producto de un proceso participativo. Se han integrado el 97% de las aportaciones recibidas de ONG, Administraciones y sector privado, así como las recomendaciones de organismos multilaterales como el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE. Respondemos, por tanto, a las demandas del sector y cumplimos con el compromiso de renovación del marco legal de la cooperación española.

Nuevo Plan Director

En definitiva, la ley dotará de un nuevo empuje a tanto trabajo realizado en los últimos 25 años, y lo que queda por hacer. Y sobre esta base ya estamos trabajando en la elaboración del VI Plan Director de la Cooperación Española.

La nueva ley hará posible que alcancemos más logros concretos, que han caracterizado siempre a nuestra cooperación: la vacuna de la malaria, la rehabilitación de los cascos históricos de Quito, Cuzco o Ciudad de Panamá con la participación de los más de 40.000 alumnas y alumnos de nuestras Escuelas-Taller o el fomento del consumo de pescado en Mauritania para luchar contra la inseguridad alimentaria. Son solo algunos de los ejemplos de lo que España y su cooperación construye cada día con nuestros socios y amigos, apostando siempre por la defensa de los derechos humanos y la igualdad de género, el combate contra la pobreza, el hambre y las desigualdades y la preservación de nuestro planeta.

Y es que el trabajo continúa. El mismo día en que se aprobaba la ley en el Congreso partían hacia Hatay en Turquía 82 profesionales sanitarios del equipo START de la Aecid, nuestro hospital de campaña para emergencias humanitarias. Procedentes en su mayoría del sistema nacional de salud, estos voluntarios representan el compromiso solidario de tantos cooperantes y voluntarios que trabajan diariamente en España y en los cuatro rincones del mundo.

En pocos momentos como en el actual, los valores y los intereses de los españoles han estado tan alineados. Ante un contexto internacional muy complejo, los países deben decidir cuál es la manera más eficaz de proteger a sus ciudadanos. Los españoles han optado por dar una respuesta a través de la solidaridad. Esta nueva ley refleja nuestra forma de proteger a los españoles: trabajar con nuestros socios por un mundo más próspero, más justo, más sostenible y en paz.

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