Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí
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Los rostros de las mujeres de Bangladés que trabajan el yute

La organización Corr the Jute Works celebra 50 años empoderando a las bangladesíes más vulnerables y marginadas del país asiático

A la vista de esta imagen, podríamos imaginar Bangladés como un país pintoresco y lleno de colorido. Pero la realidad es que gran parte de su población vive sumida en la pobreza, y que muchos bangladesíes sufren como los que más los efectos perversos del cambio climático —ciclones, inundaciones y demás desastres naturales— sin haber sido ellos los causantes.Cedida por Corr the Jute
¿Esta joven acaba de comprarse este minibolso de tendencia y aprovecha para hacerse una selfie y anunciarlo a través de Instagram al mundo virtual? Nada más lejos de la realidad. Shabana Bagum es una de las 500 trabajadoras artesanas de Corr the Jute Works. Se trata de una organización bangladesí de comercio justo que trabaja desde 1973 para devolver la dignidad a las personas más vulnerables y marginadas, con un especial foco en las mujeres. Por su cara se diría que podría ser, sí, una joven influencer, si no le hubiera tocado nacer en Bangladés.Cedida por Corr the Jute
Aquí no hay confusión posible. No son occidentales, y no lo revela solo su tez y sus saris multicolores. ¿Quién cose todavía hoy a este lado del planeta? ¿Y en grupo? ¿Y se toma la molestia de ir a tomar clases? Nosotros no tenemos ya ni tiempo ni ganas. Estas mujeres no solo ganan en conocimiento, sino también en autonomía y empoderamiento. Además de técnicas de costura, se les ofrece formación en desarrollo de productos, gestión, liderazgo, contabilidad, prevención de la violencia doméstica, trabajo infantil y derechos humanos.Cedida por Corr the Jute
Cesta de yute. Es uno de los productos estrella de la organización. Tras el algodón, el yute es la segunda fibra vegetal más producida en el mundo. El 80% procede de India y Bangladés, donde crece con facilidad gracias a su clima húmedo y cálido. Es una planta especialmente beneficiosa para el medio ambiente: su producción genera muy poca huella de carbono, además es biodegradable y reciclable, y no necesita apenas fertilizantes o pesticidas. La cesta es un trabajo totalmente realizado a mano y, por lo tanto, de gran valor y calidad. Los países del norte global tienen la riqueza económica, pero han perdido la sabiduría artesanal de esas manos y esos pies y no sabemos valorarla en su justo precio, que debería ser siempre un precio justo.Cedida por Corr the Jute
La escueta biografía de Harisa Begun encoge el corazón: “Se casó con 12 años”. Creo que sería más exacto decir que “la casaron” con 12 años. “Su marido era un jornalero sin tierra, cuyos ingresos no eran suficientes para mantener a la familia”. Así, Begun empezó a trabajar el yute con su suegra para sostener a la familia y al cabo de un tiempo integró Corr the Jute Works. Hoy es coordinadora de la organización, donde se encarga de distribuir el trabajo y formar a sus compañeras.Cedida por Corr the Jute