El viaje como reivindicación agraria en África del oeste
Miembros de varias organizaciones de la sociedad civil africana han recorrido más de 3.700 kilómetros por siete países para reclamar a sus dirigentes la protección de la genética vegetal local y el derecho al agua y los recursos naturales
El pasado 12 de marzo finalizó en Senegal la octava edición de la caravana para la agroecología organizada por DyATES (Dinámica para una Transición Agroecológica en Senegal, por sus siglas en francés), y en este mismo sentido, pocos meses antes se llevó a cabo un evento regional: la tercera edición de la Caravane Ouest-Africaine Droit à la Terre, à l’Eau et l’Agroécologie (Caravana de África del Oeste Derecho a la Tierra, al Agua y a la Agroecología). Esta caravana, que recorrió hasta siete países del oeste africano y movilizó a cientos de personas, tomó más fuerza que en ediciones anteriores, por el eco que tuvo la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP26.
“La caravana es un viaje por diferentes países africanos que busca promover las diferentes reivindicaciones en materia de defensa de los derechos humanos de la Convergencia Global de Lucha por la Tierra y el Agua en África del Oeste (CGLTE-AO, por sus siglas en francés) mediante conferencias, reuniones y marchas pacíficas en un ambiente de total convivencia”, explica uno de sus participantes.
En la capital burkinesa se reunieron 34 representantes de las Plataformas Ecológicas de Nigeria, Togo, Ghana, Níger y la propia Burkina, y juntos emprendieron un viaje que les llevaría a atravesar el sur del vecino Malí –en cuya capital, Bamako, se sumaron representantes mauritanos, marfileños y malienses– para dirigirse a Brikama, en Gambia. En esta ciudad, acompañados por autoridades locales y tras la lectura de los estatutos de la convergencia, se procedió el 20 de noviembre a la esperada inauguración de esta tercera edición de la caravana.
En 2001, durante la 31ª sesión de la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, se adoptó el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA). Este texto, que en la actualidad han ratificado un total de 154 países, tiene como principales objetivos reconocer la contribución de los agricultores de todas las regiones del mundo a la diversidad de los cultivos, establecer un sistema global de acceso al material genético vegetal a agricultores y científicos, y garantizar el derecho a participar de forma igualitaria en el reparto de los beneficios obtenidos de estos recursos genéticos para la alimentación y la agricultura.
El TIRFAA sirve como texto base para las reivindicaciones de infinidad de organizaciones en todo el mundo, entre las que se encuentra la CGLTE-AO. La convergencia es un movimiento social que reúne a Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), actores religiosos y movimientos sociales de esta región del continente para luchar contra el acaparamiento de los recursos naturales y la defensa de los derechos humanos (DDHH) vulnerados por este hecho.
Esta lucha está muy vinculada a la reivindicación global por la defensa de los recursos fitogenéticos locales –material genético vegetal de especies cultivadas y especies silvestres, así como el material obtenido en trabajos de mejora genética– frente a la amenaza de la llamada erosión genética, es decir, la desaparición de genes nativos individuales o combinados que son reemplazados por la introducción de especies no indígenas. Sin embargo, “la mayoría de los gobiernos de África occidental, los cuales han ratificado el TIRFAA, olvidan sistemáticamente defender los recursos genéticos locales desoyendo a los científicos”, afirma Ibrahim Diori. Este jurista y activista nigerino especializado en derecho internacional y derechos humanos es responsable del acceso a la alimentación en la organización Alternative Espaces Citoyens (Alternativa Espacios Ciudadanos). Níger ratificó el TIRFAA en 2004 y reconoció en 2014 este como derecho fundamental. Y “para garantizar la seguridad alimentaria, las leyes nacionales de semillas tienen como objetivo asegurar el abastecimiento, bien por importación o bien por producción propia, de semillas mejoradas –a menudo híbridas– de variedades que no son locales. De esta forma, nuestros agricultores y agricultoras se ven forzados a dejar de lado variedades autóctonas adaptadas y resistentes”, esgrime Diori.
Las variedades locales y su material genético podrían tener un rol fundamental en la investigación para luchar contra el cambio climático y la inseguridad alimentaria
Las variedades locales y su material genético podrían tener un papel crucial en la investigación para luchar contra el cambio climático y la inseguridad alimentaria. Más aún en un entorno tan amenazado como el de la región del Sahel, siendo de utilidad en la búsqueda de nuevas variedades más productivas y de mayor calidad. Además, la pandemia y la crisis del precio del trigo derivada de la guerra en Ucrania han vuelto a poner en primer plano la cuestión de la seguridad alimentaria y la falta de autosuficiencia en muchos países africanos.
El pasado 21 de noviembre la caravana continuó su andadura en dirección sur hasta la ciudad de Ziguinchor, en Senegal, donde acogidos de nuevo por OSC y autoridades locales, llevaron a cabo varios eventos de sensibilización sobre la importancia de la agroecología, así como una marcha pacífica. La caravana continuó en dirección sur hasta la ciudad de Bisáu, capital de Guinea-Bisáu, y allí fueron recibidos en el palacio presidencial por el jefe de Estado, Umarou Cissoko Mballo. El máximo representante del país de acogida se mostró decidido a apoyar la causa tras recibir el livret vert (libreta verde) por parte de los activistas; un documento que capitaliza las principales conclusiones y estrategias de la segunda edición de la caravana llevada a cabo en 2018. Este documento se entrega a las autoridades a lo largo de la caravana para visibilizar y exponer las ideas que rigen este movimiento ciudadano.
A la intensa visita en Bissau le siguió un zigzagueo en dirección noreste hasta la ciudad senegalesa de Kolda en la que, de nuevo, se realizó una marcha pacífica, esta vez de denuncia de las compensaciones de crédito de carbono en África, acompañada de un comunicado de prensa antes de abandonar Senegal en dirección sur a Boké, en Guinea-Conakri.
La delegación de Níger estuvo compuesta por cinco personas de organizaciones diferentes que a su vez forman parte de la Plataforma Agroecológica de Níger Raya Karkara (Revitalizar el campo en lengua local). Esta organización, creada en 2014 y que reúne una veintena de organizaciones nigerinas, trabaja para capitalizar y difundir las experiencias en agricultura familiar y para promover un movimiento en favor de la agroecología que asegure el derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria.
El primero de los términos es, según FAO, el derecho de cada individuo a alimentarse adecuadamente y a no padecer hambre. El segundo, la soberanía alimentaria, es el derecho de cada pueblo a ser dueño de sus políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos, basándose en la pequeña y mediana producción. Ambos términos sonarían a utopía a oídos de cualquier nigerino, país en el que persiste una grave crisis alimentaria que se ceba con los más pequeños: según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, el 73% de los menores de cinco años y casi el 46% de las mujeres en edad reproductiva sufre de anemia en Níger debido principalmente a dietas pobres en vitaminas y minerales, y el 43% de los menores de cinco años sufre de malnutrición crónica.
Cuando el ‘cómo’ importa
Mahamadou Siradji, secretario permanente de Raya Karkara, considera que el problema está en el enfoque: “Las instituciones del Estado se centran en lograr la seguridad alimentaria sin importar el cómo, mientras que nosotros consideramos que la prioridad debe ser lograr la soberanía alimentaria”. Reconoce también un cambio en la postura de la nueva administración de Níger y considera que se sienten más escuchados. “Recientemente, tuvimos la oportunidad de intercambiar ideas para la organización de un evento que se llevará a cabo a finales de 2022 y al que se ha comprometido a participar el presidente en persona. Parece estar dispuesto a crear nuevos espacios que permitan a la sociedad nigerina cuidar más eficazmente su entorno”.
En Guinea-Conakri la expedición de la caravana fue recibida por el jefe de Estado, el general de la junta militar que tomó el poder recientemente tras un Golpe de Estado, Mamady Doumbouya, junto a su ministro de Agricultura. El general Doumbouya felicitó a los miembros de la convergencia y afirmó que “la actividad que llevan a cabo es un acto noble que está en el centro del desarrollo de toda nación”.
Sierra Leona fue el último de los siete países por los que transitó la tercera edición de este evento, que fue clausurado en el Parque Victoria de Freetown, capital sierraleonesa, tras 23 días y más de 3.700 kilómetros después. Como indicaron los viajeros, “servirá para establecer unas bases sólidas a nuestras reivindicaciones”. Las sociedades civiles africanas han comprendido la importancia de organizarse para defender sus derechos y ganan cada vez más peso para lograr cambios significativos en sus comunidades tanto en la resolución de conflictos, como en defensa de sus recursos naturales propios y de sus derechos fundamentales.