Los líderes mundiales del G-7 pueden detener la crisis del hambre
En 2015, los dirigentes se comprometieron a sacar a 500 millones de personas de la malnutrición para 2030. Ahora deben respaldar sus declaraciones con acciones reales y detener esta emergencia en seco
A las pocas semanas de la declaración de pandemia mundial en 2020, sabíamos que la combinación de pandemia, conflicto y cambio climático tendría un impacto devastador en las personas más vulnerables del mundo. Ahora, incluso cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha retirado formalmente la declaración de emergencia de la covid-19, el impacto real es peor de lo que temíamos.
En cuanto al hambre, el informe mundial sobre crisis alimentarias confirma que la inseguridad alimentaria aguda ha aumentado por cuarto año consecutivo. El informe concluye que unos 258 millones de personas en más de 58 países se enfrentaron a inseguridad alimentaria aguda en 2022, frente a los 193 millones de personas en más de 53 países en 2021. De hecho, esta cifra es la más alta en los siete años de historia del informe. Lo más preocupante es que más de 35 millones de niños y niñas menores de cinco años sufren desnutrición aguda.
La comunidad internacional debe hacer frente a este sufrimiento, incluidos los líderes de algunos de los países más ricos del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), que se acaban de reunir en Japón con motivo de la cumbre anual del G-7.
Unos 258 millones de personas en más de 58 países se enfrentaron a inseguridad alimentaria aguda en 2022, frente a los 193 millones de personas en más de 53 países en 2021
Es un momento crucial para los niños, niñas y las familias más vulnerables del mundo. Los niveles de hambre en el mundo han ido aumentando gradualmente desde 2015, año en que todos los gobiernos del mundo se comprometieron a acabar con el hambre para 2030 como parte de su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Sin embargo, los conflictos, el cambio climático y la conmoción económica precipitada por la pandemia de la covid-19 han provocado fuertes picos de hambre y malnutrición. La guerra en Ucrania ha agravado estas tendencias, interrumpiendo las cadenas de suministro críticas para la producción y el comercio de alimentos a nivel mundial, regional y nacional. Como siempre, los niños y niñas son los más vulnerables ante una crisis de este tipo.
La ONG World Vision hace un llamamiento a los líderes del G-7 para, primero, ampliar los esfuerzos para garantizar que los sistemas alimentarios sean resistentes, sostenibles, equitativos y apoyen dietas más saludables: aumentando las inversiones en el funcionamiento de las cadenas de suministro y los mercados, garantizando un suministro fiable de alimentos nutritivos y apoyando a los pequeños agricultores para aumentar la resiliencia al cambio climático. Además, el G-7 debe defender la necesidad de los niños y niñas a la hora de responder a las necesidades de seguridad alimentaria y nutrición de emergencia, mediante financiación sostenida y ampliada; mayores inversiones en nutrición infantil e intervenciones de eficacia probada para la detección, derivación y tratamiento de la emaciación; aumento de la inversión en prevención y apoyo a las intervenciones que aborden las necesidades vitales de los niños en crisis, que incluyen nutrición, salud, agua potable y protección.
Los países más ricos del mundo deben centrarse en la mejora de la nutrición, el apoyo a los pequeños agricultores y la seguridad alimentaria de los afectados por desastres y conflictos relacionados con el clima
Por último, los líderes internacionales tienen que contribuir a reducir todas las formas de malnutrición infantil: aumentando el acceso a alimentos nutritivos durante todo el año mediante mayores inversiones en la transformación de los sistemas alimentarios y en sistemas nacionales de protección social; ampliando los esfuerzos para reducir las deficiencias de micronutrientes en niños y mujeres: y aprovechando la celebración de la cumbre Nutrition for Growth en Francia en 2024 para demostrar los compromisos del G-7 en materia de nutrición asumida en la cumbre de Tokio de 2021.
La seguridad alimentaria mundial es desde hace tiempo una prioridad para el G-7. En 2015, los líderes se comprometieron a sacar a 500 millones de personas del hambre y la malnutrición para 2030 a través de un enfoque más amplio de la seguridad alimentaria y la nutrición. Este enfoque incluye el fortalecimiento de los sistemas alimentarios, el aumento del apoyo a los pequeños agricultores, la mejora de la nutrición y el aumento de los esfuerzos para abordar la seguridad alimentaria y la nutrición de los afectados por desastres y conflictos relacionados con el clima. Al aumentar los esfuerzos para trabajar en todo el nexo humanitario, de desarrollo y de paz, el G-7 reafirmó estos compromisos en 2017, 2021 y 2022.
Las decisiones adoptadas en la cumbre de Japón pueden tener y han tenido un enorme impacto en los niños, niñas y las comunidades más vulnerables del mundo cuando van seguidas de acciones reales. Pero, con su propio Informe de Progreso 2022 dando una nota de suspenso en el cumplimiento de sus compromisos y una crisis de hambre y nutrición cada vez mayor, pedimos a los líderes del G-7 que respalden sus declaraciones con acciones reales, ahora, para detener esta crisis en seco.
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