Las propuestas de los indígenas para proteger a los defensores del Medio Ambiente
Con motivo de la COP26, las organizaciones de pueblos ancestrales han preparado tres iniciativas fundamentales para salvaguardar la naturaleza y a sus protectores
Los primeros días de la Cumbre del Clima en Glasgow (COP26) arrancaron con un apoyo histórico en el que se destinará 1.500 millones de euros para la protección de bosques, una financiación directa para los pueblos indígenas. Si bien esta es una buena noticia, existen aún otros problemas con los que las comunidades nativas deben lidiar, como la violencia desatada contra los defensores indígenas, sobre todo en la Amazonía. Como se sabe, Global Witness registró el asesinato de 227 defensores ambientales en 2020, de los cuales cinco de cada siete eran nativos. Colombia fue el país que más ataques registró, con 65.
“En estos momentos hemos sido noticia más por los asesinatos, por los juicios, por la criminalización, por las protestas (…). Al final, si buscamos, las causas son la defensa del territorio, de la identidad, de la cultura, la lucha por seguir existiendo como pueblos indígenas. Pero, mucho más allá de eso, estamos luchando por la humanidad”, asegura José Gregorio Díaz Mirabal, coordinador general de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).
Díaz Mirabal y otros representantes están en Glasgow con esperanza y propuestas para la protección de la vida de las poblaciones indígenas y de ese 80% de biodiversidad que han logrado conservar a pesar de todo. En un escenario que califica como “muy complejo y con el tiempo en contra” frente al cambio climático, junto al Programa de Defensa de Defensores y Defensoras Indígenas (PDDD) y con el apoyo técnico de la organización Derecho Ambiente y Recursos Naturales (DAR), plantean tres importantes acciones para hacer frente a la violencia y peligros que los rodean y comparten sus expectativas para esta Cumbre.
Titulación de los territorios indígenas para proteger la vida
Díaz explica que, para las comunidades indígenas, la titulación permite hacer la auto demarcación de sus territorios “para que no vengan invasiones externas, ya sean de petróleo, oro, minería o cualquier tipo de explotación extractiva”. Esto permitiría hacer frente a invasiones como las de madereros, pues estos no reconocen la presencia milenaria de los pueblos indígenas.
“Nuestra auto demarcación es espiritual, es lo que nos han dejado los abuelos. Nosotros decimos que en esta montaña o en este río están nuestros límites y eso no lo entiende una petrolera, no lo entiende una empresa minera o los ganaderos. Ellos creen que es tierra de nadie”.
A pesar de esta falta de propiedad, los territorios indígenas son considerados los mejores conservados del planeta. En contraste, comenta que en los parques nacionales o las áreas protegidas por los gobiernos (con reconocimiento jurídico), se realizan actividades extractivas y se cometen muchos delitos. “Entonces imagina lo que estamos haciendo por nuestra tierra y por el planeta sin ese respaldo jurídico”, destaca.
Implementar el Acuerdo de Escazú en América Latina y el Caribe
Otro de los temas a tratar está siendo la ratificación del Acuerdo de Escazú. Díaz reconoce que desde hace 50 años se han logrado grandes avances como este a nivel normativo para proteger tanto los derechos ambientales como a los defensores. No obstante, lamenta que, aún con la existencia de leyes, en los países latinoamericanos no se haya desarrollado una conciencia ambiental.
“(En Europa) hay más conciencia porque ya se destruyeron sus bosques. Pero donde tenemos más, que es la Cuenca Amazónica, nuestros gobiernos solo utilizan los recursos naturales para exportar como materia prima. Únicamente piensan en destruir la naturaleza, quieren repetir la misma historia que Europa hace 200 años para convertir la selva amazónica en un Shanghái, un Nueva York o cualquier ciudad europea. Nosotros decimos que ese tipo de desarrollo va a destruir la selva amazónica”.
Quieren repetir la misma historia que Europa hace 200 años para convertir la selva amazónica en un Shanghái, un Nueva York
El Acuerdo de Escazú fue ratificado hasta hoy por 12 países. Sin embargo, Colombia, Brasil y Perú, los países amazónicos más peligrosos para defender el medioambiente, siguen sin hacerlo; un panorama que ha generado gran preocupación debido al aumento de asesinatos de líderes y lideresas indígenas.
“Mientras haya explotación petrolera y minera, mientras no haya un plan que formule cómo vamos a dejar de ser proveedores de recursos naturales a los países desarrollados; mientras se sigan asesinando a nuestros hermanos; mientras se sigan desconociendo las leyes ambientales; mientras no se respeten los territorios indígenas, no va a haber un cambio”.
Díaz espera que en esta COP26 se realice un compromiso verdadero, pero con acciones. Por ello, aspira al establecimiento de un cronograma de cómo va a ser la transición de combustibles fósiles a energías alternativas. “Una vez que se pare, que haya una transición, van a disminuir los asesinatos en nuestros territorios y se van a respetar más las leyes ambientales”, desea.
Salvaguardas para garantizar los derechos indígenas
Tras cinco años del Acuerdo de París, los pueblos ancestrales también han cuestionado los esfuerzos insuficientes para cumplir con diversas promesas como el presupuesto a los países pobres para combatir el cambio climático.
Por esta razón, están incidiendo en la apuesta de las salvaguardas en Instituciones Financieras Internacionales (IFIs), específicamente desde el otorgamiento de préstamos a los Estados que promueven la reactivación económica. Estas son políticas y mecanismos que identifican, evitan y minimizan los daños a las personas y al medio ambiente usadas en la implementación y operación de proyectos financiados por instituciones como el Banco Mundial.
“Una aspiración que es mucho más compleja y difícil es que las deudas de nuestros países sean cambiadas para mantener los bosques. Que se cree la deuda ecológica: si ellos (los gobiernos) se comprometen a mantener los bosques, que esa deuda pueda ser saldada”, agrega Díaz.
Las comunidades anhelan que la COP26 no sea otra reunión de compromisos vacíos. Exigen ser considerados como actores de toma de decisión en las iniciativas de la agenda climática. Aunque la aprobación de la Amazonía Verde 80x25 el Congreso Mundial de la Naturaleza en Marsella ha sido un paso más del que estar orgullosos, no se puede cantar victoria. Según Díaz, por fin se ha entendido que los pueblos indígenas solo están en contra del “desarrollo que destruye”. Pero existe una pregunta que aún le cuesta responder: “Si logramos tanto, ¿por qué asesinan tanto a nuestra gente?”.