África, en alerta ante la expansión de una variante de la viruela del mono más letal

El virus de mpox, que ha causado 450 muertes en Congo en lo que va de año, se ha detectado en los últimos días en Kenia, Uganda, República Centroafricana, Ruanda y Burundi

Una doctora revisaba el progreso de un niño infectado por mpox cerca de Goma, capital de Kivu Norte (RDC), el 19 de julio.Arlette Bashizi (REUTERS)
Patrick Wanjohi Lorraine Josiane Manishatse
Nairobi (Kenia) / Buyumbura (Burundi) -

Los temores de las autoridades sanitarias se han confirmado: la epidemia de viruela del mono que ha causado en lo que va de año 450 muertes en República Democrática del Congo (RDC) ha traspasado sus fronteras. La semana pasada, Kenia y Uganda informaron de tres casos, y la secuenciación de los virus ha determinado que se trata de una variante que solo se había detectado antes en el país centroafricano, más letal que la que causó el brote a nivel mundial de 2022, según la prestigiosa revista científica Science.

La detección de un caso en Kenia en plena temporada turística, con miles de viajeros procedentes de Europa y América, hace temer una expansión global del virus. En los últimos días, países limítrofes con RDC como Burundi, República Centroafricana y Ruanda también han comunicado casos de mpox (como también se denomina a la enfermedad). “Lo advertimos”, lamenta en Science Placide Mbala, epidemiólogo del Instituto Nacional de Investigación Biomédica de RDC. “La gente es muy móvil en la parte oriental del país (...) Era cuestión de tiempo empezar a ver casos en países vecinos”.

Desde principios de 2022, se han comunicado 37.583 casos y 1.451 muertes en 15 países miembros de la Unión Africana. De ellos, 14.250 casos y 456 muertes en 10 países corresponden a lo que va de 2024, es decir, una tasa de letalidad del 3,2%, según la última actualización de datos de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades (Africa CDC), publicada el 30 de julio. Estas cifras suponen un 160% y un 19% más, respectivamente, que en el mismo periodo de 2023. La gran mayoría de los casos se han detectado en Congo, donde está presente el clado (grupo filogenético) I del virus, más grave, con 13.791 afectados y 450 muertes. En el brote que obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a decretar la emergencia internacional en 2022, del clado II, se confirmaron más de 99.000 casos en 116 países, la mayoría en América y Europa, pero solo 208 muertes, lo que supone una tasa de letalidad del 0,2%.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus ha insistido lo preocupante de la situación, subrayando que “se necesita más financiación y apoyo para una respuesta integral” contra la mpox

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, insistió el domingo en lo preocupante de la situación en un mensaje en la red social X, en el que subrayó que “una cepa más mortal de mpox se propaga a múltiples países africanos” y que “se necesita más financiación y apoyo para una respuesta integral”. “Estoy considerando convocar un comité de emergencia (...) para que me asesore sobre si el brote de mpox debe declararse emergencia de salud pública de importancia internacional”, es decir, el nivel más alto de alarma del organismo. Dos días antes, se había anunciado que la Unión Africana había aprobado con carácter de urgencia la asignación de 10,4 millones de dólares de los fondos covid existentes para “apoyar los esfuerzos que se están realizando para combatir el brote de mpox en todo el continente”. RDC ha validado dos vacunas y está intentando obtener suministros, pero en este momento todavía no hay ninguna disponible, según Médicos Sin Fronteras.

La mpox, nombre con el que la OMS rebautizó la viruela del mono en 2022 para evitar la estigmatización, era históricamente endémica en 11 de las 26 provincias de República Democrática del Congo, y afectaba sobre todo a zonas rurales y niños menores de 15 años, que representan el 68% de los casos y el 85% de las muertes en este país. Pero el aumento de casos en los dos últimos años llevó al Gobierno a declarar un brote nacional en diciembre de 2022, con 22 provincias afectadas. Hasta ese momento, el contagio primario habitual era por contacto con roedores, mientras que la transmisión entre personas se producía por contacto con secreciones respiratorias, lesiones cutáneas u objetos contaminados. Sin embargo, en 2023, se identificó por primera vez la transmisión sexual como forma de contagio en el país.

Una mujer mostraba las marcas causadas por la mpox en la espalda de su hijo, el 18 de julio en Nyiragongo, cerca de Goma, en la provincia de Kivu Norte (República Democrática de Congo). Arlette Bashizi (REUTERS)

Desde septiembre, un brote de una nueva variante del clado I en Kivu del Sur, en el este del país, se ha propagado dentro de la provincia, según la OMS, y se está extendiendo por la vecina Kivu del Norte y su capital, Goma, una ciudad de dos millones de habitantes. Es también la variante que se ha detectado en Kenia y Uganda. Al tratarse de una zona de tránsito entre países de África Central, era de esperar que el virus saltase fronteras, como está sucediendo. Debido a la intensa actividad de la red de transporte del corredor septentrional de Kenia, que conecta el puerto keniano de Mombasa, a lo largo del océano Índico, con los países sin litoral de África Central Oriental, existe la posibilidad de que se produzcan transmisiones cruzadas en este entorno. También la llegada de cerca de dos millones de turistas extranjeros al año, la mayoría entre julio y septiembre, hace temer por una expansión global del virus. “Existe un riesgo real de que haya una explosión, dados los enormes movimientos de población que entran y salen de RDC”, afirma Louis Albert Massing, coordinador médico de Médicos Sin fronteras en el país, en un reciente texto.

El miércoles, 31 de julio, el Ministerio de Sanidad keniano notificó el primer caso de mpox, detectado en una persona que viajaba de Uganda a Ruanda a través de Kenia, en el punto fronterizo de Taita Taveta, en el sur del país. El director general de Salud Pública de Kenia y anterior presidente del comité ejecutivo de la OMS, Patrick Amoth, explica en una entrevista telefónica: “Una de las cosas que hacemos es comprobar si los visitantes que llegan a nuestro territorio presentan síntomas de mpox a través de nuestro sistema de vigilancia, y luego ponemos en marcha las medidas necesarias, incluida la cuarentena y el aislamiento para los casos potenciales. También tenemos la capacidad de laboratorio para poder hacer una prueba de transcripción-polimerasa en cadena o RT-PCR para el diagnóstico de mpox.”

Amoth recuerda que en todo el mundo se han utilizado vacunas contra la viruela, “que está estrechamente relacionada con la mpox, para impedir que las personas expuestas desarrollen la infección”, además de usar medicamentos para paliar los síntomas, como la fiebre y los dolores articulares y de garganta. “Muchas veces esta enfermedad se cura sola sin causar mayores problemas, pero para un pequeño grupo de personas, puede ser grave y podría llevar a la muerte”, avisa, aunque opina que “el sistema de vigilancia que la comunidad mundial ha puesto en marcha debería ser capaz de controlar rápidamente el brote sin causar ningún problema grave”.

Jean Kakuru Biyambo, de 48 años y residente en el campo de desplazados congolés de Muja, en el hospital de Goma, donde recibía tratamiento contra la mpox, el 16 de julio. Arlette Bashizi (REUTERS)

Un síntoma común de esta enfermedad es una erupción en forma de ampolla que puede afectar a la cara, las palmas de las manos, las plantas de los pies, las ingles, los genitales y las regiones anales. Otros síntomas son fiebre, dolor de cabeza, dolor de espalda, dolores musculares, falta de energía e inflamación de los ganglios linfáticos.

Los médicos no quieren tratar a mi hija. Parece que tienen miedo de acercarse a ella
Madre de una niña con síntomas en Burundi

El desconocimiento acerca de la enfermedad y el estigma asociado a la misma, que en algunas zonas se vincula a la brujería y en otras a las relaciones homosexuales, dificultan su detección y tratamiento. Un ejemplo es Burundi, un pequeño país que limita con RDC y donde hasta el jueves se habían registrado 22 casos de mpox y ninguna muerte, según Polycarpe Ndayikeza, portavoz del Ministerio de Sanidad. Incluso entre el personal sanitario hay un bajo nivel de conocimiento de la infección. “Los médicos no quieren tratar a mi hija. Parece que tienen miedo de acercarse a ella. Estoy muy preocupada”, decía la madre de una niña con síntomas que ingresó ese día en el hospital Príncipe Regente Carlos de Buyumbura, capital del país hasta 2019 y sede del Gobierno. “Esta enfermedad es extraña. La fiebre y el dolor de garganta no me preocupan, pero la propagación de estas erupciones cutáneas me traumatiza”, decía. Unos minutos después, llegó un equipo de la OMS, y trabajadores sanitarios recogieron muestras de la paciente.

A través de anuncios radiofónicos, el Gobierno de Burundi intenta concienciar a la población describiendo los síntomas, las formas de contagio y las medidas preventivas para evitar su propagación, que son lavarse las manos regularmente con agua limpia y jabón, evitar el contacto mano a mano y aplicar el distanciamiento social. Sin embargo, es difícil de cumplir en una ciudad que lleva tiempo sufriendo escasez de agua potable y de combustible, lo que dificulta el lavado de manos y obliga a los vecinos a hacer largas colas y apretarse en los autobuses.

Transmisión comunitaria en Sudáfrica

Junto con República Democrática de Congo, la OMS alertó recientemente de la situación en Sudáfrica, donde se han notificado recientemente 20 casos de mpox, tres de ellos mortales y los primeros casos en ese país desde 2022. Todos los casos eran hombres, y la mayoría se identificaron como hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. En este caso, el virus es del clado II, en principio menos grave. “La repentina aparición de estos casos, ninguno de los cuales declaró haber realizado viajes internacionales, la altísima prevalencia del VIH entre los casos confirmados y la elevada tasa de letalidad sugieren que los casos confirmados son solo una pequeña proporción de todos los casos que podrían haberse producido, y que la transmisión comunitaria está en curso”, advertía el organismo de la ONU a principios de julio.

Según la OMS, el riesgo para la salud humana del público en general sigue siendo bajo en Sudáfrica, mientras que el de los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, las personas trans y de género diverso y los profesionales del sexo es moderado. Sin embargo, avisa, “existe la posibilidad de que aumente el impacto sanitario si continúa la difusión entre estos y otros grupos vulnerables de Sudáfrica y los países vecinos”.

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