Abdelá Taia: “Escribo sobre el mundo que he vivido, pobre, de los abandonados, los gais, las lesbianas y las prostitutas”
El autor marroquí acaba de publicar en España su último libro, en el que narra la vida de su madre, y a través de sus ojos critica a una sociedad patriarcal, miedosa ante el poder de la monarquía y aún seducida por el colonialismo francés
Abdelá Taia (Salé, 1973) es marroquí, niño pobre, homosexual, inmigrante en Francia y escritor. Es su tarjeta de presentación, omnipresente en su obra literaria. También es el hijo de Malika, la protagonista de su último libro, Vivir a tu luz (Cabaret Voltaire), un retrato minucioso, sentido, pero alejado de cualquier condescendencia, de una mujer pobre y analfabeta que “hizo frente sola y sin miedo a las injusticias que le fueron impuestas y a los peligros que representaban la sociedad marroquí o el colonialismo francés”.
“No puedo tener la arrogancia de pensar que he escrito un libro sobre la mujer marroquí. He querido contar parte de la historia de mi madre, una mujer llena de contradicciones y de lados oscuros, que se peleaba con las vecinas y manipulaba a mi padre, pero luchaba todos los días por nuestra supervivencia. No es un libro para glorificarla o descifrarla a través de mi mirada”, explica Taia, en una entrevista con este diario en Madrid, con su nueva obra recién llegada a las librerías españolas.
En el relato, el autor se evapora y el lector solo escucha la voz de Malika, “reina” en árabe, una reina tan pobre como fuerte, que grita con violencia y con amor en los tres momentos claves de su vida descritos en el libro, entre finales de los cincuenta y 1999, episodios en los que logra cambiar su mundo y también su destino. Los problemas y las angustias de la madre son las de muchas otras mujeres marroquíes de esa misma generación y de las que vinieron después.
Aunque las mujeres en su vida diaria libran un combate para ser tratadas como merecen, desde el punto de vista político no hay repercusión ni leyes, lo cual permite a la sociedad seguir sometiéndolas
“Las marroquíes vivían y siguen viviendo una injusticia aterradora en mi país. Lo veo a través de mis hermanas y sus hijas. Las historias se repiten. Solo se pone un poco de maquillaje aquí y allá, pero sufren aún profundamente esa inferioridad. Aunque las mujeres en su vida diaria libran un combate para ser tratadas como merecen, desde el punto de vista político no hay repercusión ni leyes, lo cual permite a la sociedad seguir sometiéndolas”, asegura, explicando que este relato nació en su cabeza en 2010, durante el funeral de su madre, cuando se enteró de detalles hasta entonces desconocidos del pasado de Malika.
El libro traslada al mundo de Taia: un Marruecos rural, pobre, misógino y homófobo que en ningún momento se endulza, pese a su prosa impregnada de ritmo, sabores y colores. El lector viaja a una aldea cercana a la ciudad de Beni Melal, a Rabat y finalmente a Salé, su lugar de nacimiento. Taia, que vive en París desde hace más de 20 años, asegura que, para bien o para mal, no tendría “la energía necesaria” para anclar sus relatos en algo ajeno a ese universo, que sigue siendo el suyo, pese a la distancia física. “Escribo sobre el mundo en el que he vivido porque no existe en la literatura. Es el mundo pobre, de los abandonados, de los gais, las lesbianas y las prostitutas. Hablo también de las personas que llevo en el corazón y en la cabeza. No los quiero hacer salir de su mundo, convertirlos en algo exótico o usar el tono de alguien que viene a liberarlos. Al contrario, quiero mostrar su verdad total. Mis libros solo transforman sus vidas en palabras”, explica.
Pero un abismo separa las calles de tierra de Salé de la editorial parisina que publica sus obras, pese a que Taia recalca que huye del regusto “burgués” que rezuma la literatura que le rodea. “No trabajo sentado en un escritorio maravilloso ni busco inspiración en el museo del Louvre. Eso no tiene nada que ver con mi vida. Soy consciente de que es muy raro que alguien como yo consiga escribir y que un editor le publique en Francia”.
La censura y el miedo
Vivir a tu luz es conscientemente un libro muy político, donde, como ocurre en otras novelas de Taia, se critica directa y ferozmente el colonialismo, que puede terminar oficialmente, pero no se eclipsa de las cabezas de las personas, y a un poder alejado del pueblo, en la figura de un rey agonizante, Hassan II, y a través del homenaje al disidente Mehdi Ben Barka, asesinado en París en 1965 por agentes cercanos al monarca.
Marruecos hace daño, admite el autor. Y duele sobre todo en este momento, tras el terremoto que causó el 8 de septiembre cerca de 3.000 muertos y devastó la región del Alto Atlas. “Es tristísimo ver ese Marruecos de los abandonados, tal vez aún más pobre que el que yo viví, que en 2023 paga el precio más alto de este terremoto. Me devasta el corazón. Me siento culpable. Ojalá el Gobierno no se olvide de ellos”, piensa en voz alta.
En 2006 no tenía ni un solo amigo gay o lesbiana en Marruecos. Ahora hay una nueva generación que no va a esperar que el poder cambie la mirada y la ley y decide vivir su vida
Por estar tan cerca de su vida real, Taia asegura que en sus libros siempre hay una dosis de valor y de miedo. Vivir a tu luz le ha supuesto, por ejemplo, problemas con miembros de su familia, que sienten que la imagen del clan se ve ensuciada cuando detalla momentos del pasado de su madre. “Empiezo a escribir y siento la presencia invisible de mi hermano mayor, de mi tío y de mis hermanas, mirándome por encima del hombro. En mi cabeza les escucho preguntar: ‘¿Vas a publicar eso? ¿Por qué cuentas tal cosa?’ La censura que instala el poder se manifiesta en ellos, en su miedo, y hay que luchar contra eso, abstraerse y escribir”.
Porque Taia asegura que él también tiene miedo, sobre todo desde que asumió públicamente que era gay, en 2006, cuando ya gozaba de un cierto reconocimiento en Francia y en Marruecos. Celebra que, desde entonces, la mentalidad de sus compatriotas ha evolucionado, aunque las leyes, que siguen penalizando hasta con tres años de cárcel la homosexualidad, no acompañen por ahora estos avances sociales.
“He recorrido este camino solo. En 2006 no tenía ni un solo amigo gay o lesbiana en Marruecos. Ahora hay una nueva generación que no va a esperar a que el poder cambie la mirada y la ley y decide vivir su vida. Pero necesitamos un hombre o una mujer, que esté en el mundo político, que asuma la causa LGTB y nos ayude. Por ejemplo, Nabila Mounib, secretaria general del Partido Socialista”, cita.
En Vivir a tu luz Malika también se pronuncia sobre la homosexualidad. Es una madre llena de rabia con una opinión sobre su hijo gay que hiere y sorprende. “Pero tiene sus razones. Siente que Francia le arrebató a su primer marido, muerto en combate en Indochina, y no va a permitir que le quite a su hija, a la que una familia francesa quiere contratar como sirvienta, ni tampoco acepta que su hijo homosexual migre a París, creyendo que Francia es la libertad, porque para ella, Francia nunca será la libertad”, explica el autor.
Pese a que la relación con su madre no es idílica ni especialmente cómplice, Taia recalca que es escritor gracias a su influencia. “La veía negociar permanentemente en su vida diaria: con mi padre, con las personas a las que les debíamos dinero, con quienes nos vendían comida... Hablaba mucho, fuerte y sin miedo y encontraba finalmente las palabras justas. En todos mis libros hay una voz que cuenta y un cierto tono y un estilo que creo que se lo debo a ella”.
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